Exposición

Las obras de las que Ramón Gaya nunca se quiso desprender

Gracias a la generosidad de su viuda, Isabel Verdejo, el museo del pintor murciano exhibe once piezas clave para entender la obra e influencias del pintor: dos óleos y nueve gouaches sobre papel

Isabel Verdejo en la inauguración de la muestra.

Isabel Verdejo en la inauguración de la muestra. / Juan Carlos Caval

A. G. R.

La viuda de Ramón Gaya, Isabel Verdejo, ha vuelto a dar, una vez más, muestras de su indiscutible generosidad para con la ciudad de Murcia. Lo ha hecho con una nueva donación de once destacadas obras del añorado pintor que desde ayer forman parte oficialmente de los fondos de su museo homónimo. Y, para celebrarlo, el espacio dirigido por Rafael Fuster ha organizado una muestra pública con estas piezas; exposición inaugurada este martes en la Sala Velázquez de la casa señorial que guarda su legado artístico en la plaza de Santa Catalina.

Las obras donadas son de una «gran calidad», apuntan desde el Museo Ramón Gaya, que desde hace ya más de treinta años difunde el trabajo de nuestro gran Premio Velázquez. De hecho, son algunas de las piezas de las que el pintor no quiso desprenderse en vida por saberlas muy acertadas dentro del conjunto de su producción. Hablamos, por ejemplo, de La mano del papa Doria, un gouache sobre papel de 1999 que nos muestra un fragmento del pontífice. Acudiendo a Gaya encontramos la justificación: «En un retrato de medio cuerpo [...] pintado por Tiziano, o por Rembrandt, o por Velázquez, la figura no termina nunca en el límite del marco, sino que la sentimos como un ser completo».

También forma parte de esta donación Retrato de Alicia, un óleo sobre lienzo de 1953 y una obra «de vital importancia y trascendencia para el discurso narrativo que persigue el Museo». Se trata de la hija del pintor, fruto de su matrimonio con Fe Sanz, muerta en plena Guerra Civil. Ramón se tuvo que separar dolorosamente de su hija, marchando éste al exilio mexicano mientras que Alicia residiría en Portugal. Ramón y Alicia no se reencontraron hasta 13 años después, momento en el que le hace este retrato. Y La Venecia de Turner, un gouache sobre papel de 1992 que nos habla de dos de las grande pasiones del pintor: la ciudad que le cambió y marcó un antes y un después en su vida (y que le hizo pintar y escribir páginas memorables) y el pintor inglés, gran influencia para el murciano.

También aluden a otro gran referente en su pintura las obras De Tiziano (la coronación de espinas) y De Tiziano. Entierro de Cristo, dos gouache sobre papel de 1990 y 1998, respectivamente, dedicados a un artista que él consideraba capital para el mundo del arte, en general: «Después de Tiziano, toda la pintura parece moverse bajo su sombra», decía. Y tampoco tenía mal concepto de Georges-Pierre Seurat, al que consideraba –según su diario, en una visita a L’Orangerie, el museo de pinturas impresionistas y postimpresionistas situado en el Jardín de las Tullerías de París– a la altura de Van Gogh y Cézanne. A él brinda otro guache sobre papel –este, de 1994–, Homenaje a Seurat con peras.

Completan el listado de gouaches Solana y Fattori (1992), donde el murciano subraya de nuevo de nuevo la importancia de ‘caminar’ bajo la tutela de los grandes; Abanico y espejo (1992), con el interior doméstico como referencia y lugar de trabajo (Gaya jamás separó el estudio de su casa, algo que queda patente en obras como ésta); Japonés pornográfico (1998), un ‘divertimento’ o ‘juego’, como los llamaba el pintor, y La jarra (2003), una de las últimas obras hechas en vida por el artista, ya muy mayor y con menos energía para poder pintar, aunque no con menos ganas.

Por último está el soberbio retrato de la segunda mujer del pintor: Isabel Verdejo en Grabador Esteve, un óleo sobre lienzo de 1981. Esta obra de dimensiones considerables guarda la particularidad de que Ramón Gaya se la regaló a la madre de su ahora viuda. Es un retrato magnífico donde hay también un guiño a La Solana, de Goya, un cuadro que está en el Museo del Louvre y que Gaya consideraba como lo mejor de la producción del artista aragonés.