Óbito

Tina Turner, voz poderosa y superviviente del rock, muere a los 83 años

La artista, que fue una de las grandes francotiradoras de la música negra a partir de los años 60 y que supo reconvertirse en una prestigiosa estrella madura, ha fallecido este miércoles

Muere Tina Turner, gran diva del rock

Agencia ATLAS

Jacobo de Arce

Tina Turner, la explosiva cantante que mejor representó la fusión salvaje del soul y el rock en la década de los 70, y que se convirtió en una prestigiosa y madura estrella internacional a partir de los 80, ha fallecido este miércoles a los 83 años en su casa cerca de Zurich, en Suiza. Padecía desde hace años un cáncer intestinal y hace tiempo que estaba alejada de la escena pública. Con ella se va una de las últimas grandes leyendas de aquel terremoto que supuso en los años 60 la irrupción de artistas negros en la cúspide de la música que se escuchaba primero en Estados Unidos y después en todo el mundo, una sacudida que cambió para siempre lo que conocemos por cultura popular.

Turner era célebre por la energía que ponía en cada una de sus interpretaciones. Dueña de una voz inconfundible y torrencial que venía cultivando desde niña y que parecía siempre en el último peldaño de fuerza antes de la quiebra, pero que nunca llegaba a venirse abajo, era una artista entregada y generosa, que siempre parecía dar todo lo que tenía dentro, también en el terreno del baile. Se fogueó en la música soul y el rythm & blues cuando era poco más que una adolescente, absorbió la energía del rock y gracias a él conquistó a un público mayoritario, y más tarde, cuando tenían que empezar a asomar unas canas que disimulaba con sus inconfundibles cardados -en realidad pelucas, que utilizó a lo largo de casi toda su carrera-, supo reconvertirse en una cantante de pop adulto, pero nunca meloso, que podía gustar a jóvenes y mayores, a señores vestidos de esmoquin y a chicas con chupas de cuero.

El mundo de la música mostraba esta tarde su duelo a través de las redes sociales. “Era una intérprete verdaderamente talentosa. Inspiradora, cariñosa, divertida y generosa. Me ayudó mucho cuando era joven y nunca la voy a olvidar”, decía su amigo Mick Jagger en Twitter. "Conmocionada. Triste. Envío mis condolencias a la familia y los seres queridos de Tina Turner", escribía Diana Ross, que fue una de sus contemporáneas y que, como ella, colocó en lo más alto el arte producido por una supuesta minoría. El luto se extendía a la política, con un Pedro Sánchez que llevaba un día muy musical en redes diciendo que "el mundo pierde hoy a una mujer auténtica, poderosa y luchadora. Una mujer que enseñó a las mujeres a ser fuertes. Hoy nos deja Tina Turner, una artista excepcional. Recordémosla y honremos su legado humano y musical. You're simply the best". Tan el Sánchez tuitero de siempre, esto último.

Ike, la cara y la cruz

Tina Turner fue bautizada como Anna Mae Bullock tras nacer el 26 de noviembre de 1939 en Brownsville, Tennessee, en el seno de una familia que todavía, como en los oscuros tiempos de la esclavitud, se dedicaba a la recogida del algodón. Era la pequeña de tres hermanas y, como la casi totalidad de los artistas con los que comparte generación y color de piel, comenzó a cantar en la iglesia. Nunca se sintió una hija querida por sus padres, fue testigo de la violencia machista que años más tarde ella sufriría en sus carnes y, después de diferentes residencias, acabó viviendo con su madre en St. Louis. Fue allí donde empezó a frecuentar clubes nocturnos y donde un día presenció con asombro una actuación de Ike Turner y sus Reyes del Ritmo. Le pidió unirse a ellos y, a pesar de las resistencias de Turner y de empezar como cantante secundaria, pronto se hizo con la voz principal. Cambió su nombre por el de Tina, se casó con Ike y, en un par de años, ya como Ike & Tina Turner, estaban trepando por las listas de éxitos y consiguiendo nominaciones a los Grammy con canciones como 'A Fool in Love' o 'You Know I Love You'.

La pareja se convirtió en uno de los nombres más importantes del rythm&blues y del soul, una música por entonces, a principios de los años 60, todavía bastante circunscrita a la población negra. Pero aquello no tardaría en cambiar. A mediados de la década, y durante un show televisivo, la pareja captó la atención de Phil Spector, que como Ike Turner era un genio en lo musical y un monstruo en casi todo lo demás, fundamentalmente en lo que se refiere a la violencia contra las mujeres. La spectoriana 'River Deep-Mountain High', arquetípico producto de la factoría de joyas pop que era el Brill Building de Nueva York, fue el pasaporte de la pareja a la fama definitiva. Arrasó en medio mundo y consiguió que los Rolling Stones les invitaran a acompañarles en sus sucesivas giras por Gran Bretaña en 1966 y por EEUU en 1969. Aquello acabó de acercarles a un público blanco de ambos lados del Atlántico hambriento por conocer a nuevos artistas de color y que deseaba ver cómo se extinguían las llamas del conflicto racial que había marcado toda la década.

La pareja, con una tormentosa relación personal marcada por los malos tratos de Ike y que a ella le llevó a intentar suicidarse en 1968, siguió cosechando éxitos, casi siempre a base de versiones: de los Beatles se atrevieron con 'Come Together' o 'Get Back', a las que revistieron con un velo de negritud que las convertía en canciones completamente distintas aunque apenas registraran cambios en sus estructuras. Y una cover rápida y electrizante de 'Proud Mary', el hit de Creedence Clearwater Revival, alcanzó el número 4 de las listas y se convirtió en su mayor éxito y su bandera. Se dibujaba ahí ya ese giro definitivo al rock que después confirmaría 'Nutbush City Limits', escrita por la propia Tina y con un importante componente autobiográfico que comenzaba por su pueblo, ese Nutbush del título.

Desde mediados de los 70, la adicción de Ike a la cocaína hizo que los problemas de la pareja fueran todavía más allá. Seguían cultivando algunos éxitos, recorrían las televisiones y les caía alguna nominación a los Grammys, pero la relación se hacía insostenible y, tras un altercado físico durante el viaje hacia un concierto, Tina se marchó y pidió el divorcio. A pesar de que acababa de abrir la veta del cine participando en 'Tommy', versión cinematográfica del musical de The Who, los años que vinieron a continuación no fueron los mejores. La cantante adoptó un look más sexy y se acercó a la música disco, pero los escenarios eran ahora más pequeños, a menudo reducidos a hoteles, y ella cometió algún error garrafal de relaciones públicas, como actuar en la Sudáfrica del apartheid.

La estrella madura

Sin embargo, su suerte cambió en 1983, cuando su versión disco del 'Let’s Stay Together' de Al Green se coló en el top 10 de varios países europeos y consiguió también una buena posición en el Billboard americano. Capitol Records vio las posibilidades de una cantante de bríos renovados y la empujó a grabar 'Private Dancer' en apenas dos semanas. Aquel álbum fue la señal definitiva de que Turner había vuelto. El soul y el rock por los que había transitado en las décadas anteriores seguían ahí, pero Turner añadía ahora aquellos sintetizadores que estaban definiendo el sonido de los 80. 'What’s Love Got to Do With It', el hit reposado que escondía aquel álbum, se convirtió en número 1 y le regaló un Grammy, mientras la peluca de Tina, un cardado que parecía la actualización del afro a una década más angulosa y escurridiza, ejercía como su perfecta imagen de marca.

A la estrella global que Turner volvía a ser no podía faltarle una pata cinematográfica, y esa se la dio el papel de Tía Ama, la poderosa fundadora y gobernanta de Negociudad en 'Mad Max y la Cúpula de Trueno', tercer capítulo de la saga posapocalíptica en la que compartía protagonismo con Mel Gibson. Su carrera en la pantalla no iría más allá, pero aquella película que fue más éxito de videoclub que de salas traía debajo del brazo no uno, sino dos hits que arrasaron en ventas y que le brindaron sendas nominaciones a los Grammy, llevándose a casa uno de ellos: 'We Don’t Need Another Hero' y 'One of the Living' (el ganador). El poderío de la Tía Ama y el de Tina Turner confluían en dos canciones que la acercaban al rock duro, una más templada y la otra cercana a ese mismo metal que lucía en la película con su célebre vestido hecho de alambres.

Cuando se acercaba el cambio de década, y aunque le había llegado algo tarde, Turner ya era lo que cualquiera esperaría de un miembro de la aristocracia del pop. Esos artistas capaces de llenar estadios de más de cien mil espectadores, que echan una mano dando multitudinarios conciertos benéficos con amigos como Mick Jagger o Brian Adams y que empiezan a editar unos álbumes recopilatorios de su carrera que venden millones de copias, como sucedió con su 'Simply the Best', que incluía una versión de Bonnie Tyler publicada el año anterior y que había barrido de la memoria del mundo esa rockera 'The Best' que sigue siendo la canción con la que se identifica de una manera más automática a la intérprete.

No sería su último éxito: quedaba ese 'What’s Love Got to Do With It' que hizo para la película del mismo título, en la que se contaba su vida y con la que Angela Basset recibió una nominación al Oscar por interpretar a la cantante, y quedaba también 'I Don’t Wanna Fight', otro temazo incluido en la misma banda sonora que sería el último que colocaría en el top 10 de ventas. Luego llegarían su correspondiente canción para James Bond como la cantante ya madura que era, la de 'Goldeneye', y algun tema dance que consiguió colar fugazmente en las discotecas. Pero, llegados los dos miles, el trabajo estaba hecho y a Tina Turner le tocaba ya ser objeto de homenajes y premios, aparecer fugazmente con alguna artista de las nuevas generaciones como Beyoncé y ver cómo su carrera, y también el lado más oscuro de su vida, se contaban en libros, musicales y documentales. El Grammy a toda su trayectoria le llegó en 2018. Era el octavo, con un total de 25 nominaciones que se extendían a lo largo de 58 años. Una perfecta corona de premios para la que se ha dado en llamar la 'reina del rock', aunque circunscribir a ese estilo a una mujer que supo recorrer y mezclar tantos con acierto acabe sabiendo a poco.