Entrevista

Tomy Ceballos: "Aunque escritas, esto siguen siendo imágenes, pero que se reproducen en la mente"

El reputado y multifacético fotógrafo murciano presenta esta tarde en el Museo de la Ciudad su primer libro, 'Grande y minúscula' (2023), un relato ilustrado para el que ha contado con más de una veintena de creadores (plásticos) amigos

El artista Tomy Ceballos en la Sala Verónicas de Murcia.

El artista Tomy Ceballos en la Sala Verónicas de Murcia. / Juan Carlos Caval

Asier Ganuza

Asier Ganuza

Tomy Ceballos (Caravaca de la Cruz, 1959) aclara, con cierto apuro, que él no se considera escritor. «Como mucho, aprendiz», dice. No deja de ser curioso que un hombre de su trayectoria –su reputación como fotógrafo es internacional y se retrotrae al siglo pasado– se reconozca novato, pero Grande y minúscula (2023) es su primer libro. O..., bueno, una «versión de libro de artista. Creo que se adapta mejor a este concepto». Porque esta original publicación no solo incluye una fantástica y divertida fábula sobre «las pequeñas cosas», sino también más de una veintena de ilustraciones realizadas ex profeso por algunos creadores de la talla de Juan Álvarez, Antonio Tapia, Chelete Monereo, Juan Ros, Nicolás de Maya, Katarzyna Rogowicz, Pepe Yagües y Álvaro Peña. También de la de Vicente M. Gadea, Reme Amorós, Yolanda Mendoza, Sylvie Raphanel, Claudio Aldaz y Marcel-lí Antúnez, entre otros, «que, además de ser maravillosos artistas, son mis amigos». En cuanto a lo que a él corresponde, asegura que, en el fondo, escribir no es muy distinto a hacer fotos, ya que la cuestión es «darle al texto la luz que consideres más adecuada para plasmar la imagen que tienes en la cabeza: una más brillante, una más tenue...». De todo ello hablará esta tarde (19.30 horas) en el Museo de la Ciudad de Murcia junto al filósofo Francisco Jarauta y el periodista Ángel Montiel

Lo primero de todo: esto es nuevo, ¿no? Este es su primer libro.

Pues sí: humildemente, este es mi debut como ‘escritor’.

Después de tantos años, de haber asumido la fotografía y el arte como medio de expresión, ¿qué es lo que le ha llevado a probarse en la literatura?

Bueno, sigue siendo arte. La literatura, por ejemplo, tiene un componente escultural genial, pues trabajas con letras, artículos, adjetivos, frases, etc. Vas cambiando de sitio los elementos y la frase te lleva de una imagen a otra completamente distinta. De hecho, diría que en realidad el resultante de esta nueva aventura sigue siendo una colección de imágenes que se desarrollan –esta vez– en la mente; así que este libro es, prácticamente, cine.

¿Es usted de esos que siempre han escrito pero que no ha sido hasta ahora cuando se ha animado a sacar los textos del cajón o esta –llamémosle– ‘vis literaria’ es relativamente nueva?

No. A mí siempre me ha gustado escribir. De joven me dieron un premio en un concurso de poesía.

¿Y qué es lo que le ha motivado a exponerse ahora? A exponerse literariamente, digo.

Supongo que nos han pasado muchas cosas en los últimos años: la pandemia, el tiempo muerto, la paz... ¿El resultado? Un libro.

En cualquier caso, Grande y minúscula, que es como se titula esta fábula, es, según dices, «un libro de artista y de artistas»; un relato ilustrado para el que ha liado a un buen puñado de amigos.

Sí. Ha sido una gran suerte poder contar con todos estos fantásticos artistas; amigos que han colaborado amablemente conmigo en este proyecto y que han hecho un trabajo bestial. Además, durante la pandemia se me ocurrió que ésta podía ser una idea original para dar a conocer a otros públicos la riqueza de la escena murciana, y en esos meses... los artistas estaban un poco como yo: con ganas de hacer cosas.

Además, Tomy..., supongo que debutar acompañado siempre es más fácil, ¿no?

Por supuesto. Gracias a ellos y a su interpretación, este libro se ha convertido en una pequeña joya.

¿Cómo ha trabajado con ellos? ¿Les mandó el relato y dejó que se inspiraran, les dirigió...?

Pues fue un proceso maravilloso; una gozada, la verdad. Efectivamente, les enviaba el relato; relato que durante los tres años en que se ha estado fraguado ha sido completamente orgánico, cambiante, y ha ido evolucionando cada vez que lo leía (cambiaba cosas, ampliaba textos...). Los primeros que lo leyeron y me dijeron que sí, que harían algo, pudieron elegir el capítulo que más le interesaba; los últimos, obviamente, tuvieron que ir quedándose con alguno de los que todavía no tenía dueño.

Por cierto, ¿de qué va esta fábula (narrativamente hablando)?

El peso del hilo argumental de Grande y minúscula lo lleva una ‘a’ minúscula –obviamente– que está refugiada en la letra pequeña de la póliza del seguro obligatorio de un viejo Renault Twingo al que van a chafar. Y..., bueno, no sé qué más decirte [Risas].

Que el que quiera conocer más, se dé prisa en comprarse el libro, que es de edición limitada.

Eso sí. En mi web (atomyc.com) hay una pestañita en la que se puede encargar.

¿Llevará algún ejemplar a la presentación de este martes?

Sí, claro. Y firmaré dedicatorias a quien lo pida.