Entrevista | Guiu Cortés Músico, también conocido como El Niño de la Hipoteca

"Me tranquiliza mucho saber que estoy donde estoy por las canciones y no por ser guapo o simpático"

"El empezar a llamarme por mi nombre propio me está otorgando un plus de cordura...", reconoce el catalán, que lleva catorce años en la música

Guiu Cortés, el pasado jueves, antes de su concierto en el Café de Alba.

Guiu Cortés, el pasado jueves, antes de su concierto en el Café de Alba. / Juan Carlos Caval

Asier Ganuza

Asier Ganuza

Guiu Cortés (Barcelona, 1982) agotó entradas el pasado jueves en el Café de Alba. No es la primera vez que lo hace ni será la última. Es más, es posible que la próxima semana repita hazaña, ya que el día 27 regresa a ese mismo escenario, para aquellos que se quedaron sin la oportunidad de asistir al primero. Parece obvio que el catalán tiene un idilio con Murcia, una de las primeras ciudades que pisó cuando se propuso dedicarse a la música, hace ya catorce años. Lo hizo, por supuesto, amparado bajo el seudónimo que le ha otorgado la fama, El Niño de la Hipoteca, que hoy compagina con su propia firma; firma bajo la que no solo lanza canciones, sino también libros. O libro, en singular. Porque el año pasado vio la luz su primera novela, El diario de los incurables (2022), y ya que anda por aquí con su guitarra, el miércoles se pasará por la Fundación Mediterráneo –invitado por los organizadores de las III Jornadas del Día Internacional del Libro– para presentarla junto al crítico musical Andrés Guevara. Y al finalizar, por supuesto, se echará un cantecito, que diría Kiko Veneno. En fin, que a Murcia le gusta Guiu, pero a Guiu también le gusta Murcia.

Triplete en Murcia en apenas una semana: dos conciertos y la presentación de su novela. ¿Le une algo a nuestra ciudad?

Ciertamente sí. Fue una de las primeras ciudades que pisé como cantautor (aparte de Barcelona y Madrid). Me empezó a funcionar muy bien y siempre he tenido una gran respuesta por parte del público. Además, el hecho de haber actuado tan reiteradamente por aquí ha dado lugar a innumerables amistades y anécdotas.

Creo que la última vez que nos visitó, como en octubre, agotó entradas, y el concierto del jueves [pasado] ya lo tiene también completo. Murcia le quiere, Guiu. Porque entiendo que hablo con Guiu, no con El Niño de la Hipoteca. ¿O, después de tantos años –y aunque haya diferenciado sus proyecto– es difícil disociar?

La diferenciación no deja de ser una evolución del binomio ‘El Niño de la Hipoteca’ y ‘El Niño de la Hipoteca en acústico’, aunque sí que es cierto que el empezar a llamarme por mi nombre propio me está otorgando un plus de cordura...

Revisando un poco su biografía, me ha dado un vuelco al corazón al descubrir que hace ya casi catorce años desde que muchos nos topamos en YouTube con Que te vaya bien. Supongo que el camino ha sido casi tan apasionante como difícil de transitar. ¿Cómo resume su atípica carrera musical desde entonces hasta hoy?

Pues ha sido una constante búsqueda que parece ser que ha acabado recientemente. Me metí en esta profesión sin pensar y por impulso, y al no ser de familia rica he tenido que trampear con todas las herramientas que me he ido encontrando en el camino para darme a conocer. Me tranquiliza mucho saber que estoy donde estoy por las canciones y por el recorrido que han seguido, no por ser guapo, simpático o porque haya invertido en promoción.

El mundo de la música está lleno de sinsabores –siendo muy generosos con la terminología– para un porcentaje altísimo de los músicos. ¿Qué es lo que a usted le hace seguir en la lucha?

El respeto absoluto por las canciones y por el arte. Sigo aferrándome a esta ‘religión’ e intento que todo lo que hago se ciña a esos márgenes. Igual me sucede como espectador. Me encanta descubrir a gente nueva, nuevas canciones. Por lo demás..., ya llevo mucho tiempo en esto y cuando me subo a un escenario intento ser lo más profesional que puedo, como buen autónomo que paga religiosamente su cuota cada mes. Pero, como apuntas, son ya 14 años en esto de cantar noche tras noche y..., bueno, al final tiene algo de adictivo (lo que no siempre es bueno). Todo al que le preguntes y te diga que le encanta tocar en directo es porque tiene necesidad de aplausos, y el elogio, ya sea en su mínima expresión –como el comentario de redes– o en forma de ovación tras un concierto, alimenta el ego, lo cual es peligroso. Así que yo, a estas edades, lucho para ser ajeno a eso. De hecho, hace ya varios años que lo más importante de mi vida es mi familia y mis amistades; mi carrera está en un segundo plano.

Guiu Cortés

Fecha: Jueves, 21.30 horas.

Lugar: Café de Alba, Murcia.

Precio: 15 euros.

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También se ha tomado siempre la música de una manera un tanto inusual... ¿Su compromiso político le ha cerrado puertas? Porque, aunque la canción de autor a menudo es reivindicativa, usted siempre ha sido, quizá, algo más explícito que otros artistas de su generación.

Por supuesto. Y me alegro de que hagas esa observación, porque cada vez la gente está más tibia y blanquita. La tribu urbana conocida como los ‘ofendiditos’, sumados a las fluctuantes leyes sobre libertad de expresión, han acabado mellando los ideales de los autores. En mi caso particular, desde luego que me gusta que me siga cuanta más gente mejor, pero, aún respetando a, por ejemplo, los fans de los Borbones, si van a dejar de venir a mis conciertos porque canto una canción en la que hay un personaje que se caga en el rey, pues... sin problema. Que dejen de venir a mis conciertos y se vayan a ver a Bertín Osborne, por ejemplo.

En cualquier caso, lo suyo no es un grito amargo; siempre es apostado por la alegría y el buen rollo.

Bueno..., eso no es del todo cierto. Se me etiqueta de buenrollista por canciones como Que te vaya bien y Alquitrán y Carmín, que tocan temáticas nada agradecidas, pero desde ese prisma positivista, pero tengo canciones como Yonki, Cum Laude, Tu Frankenstein y El perro Freddy que de alegres no tienen nada. Aunque sí, mi obra está envuelta de una actitud como de tirar siempre hacia delante.

Por cierto, últimamente –tanto como Guiu Cortés como con El Niño de la Hipoteca– anda más centrado en el lanzamiento de sencillos y EP’s que de discos de larga duración. ¿No queda otra que seguir las dinámicas de la industria? ¿Le mola el ‘nuevo’ modelo (el de los singles)?

Realmente me siento más cómodo. Cada una de mis canciones es un mundo en sí misma y poderlas servir así hace que se reduzca la presión que ejerce un álbum entero.

Para quienes acudan a los conciertos (los tres, los del Café de Alba y el de la presentación, en solitario y en acústico), ¿alguna pista del repertorio?

La presentación del libro irá más relacionada a la época en que lo escribí y a canciones que tienen que ver con la temática de la novela. En cambio, los conciertos acústicos suelen ser un consenso entre el público y yo. En otras palabras, un concierto a la carta en el que incluyo algunas sugerencias del cocinero.

Y para quienes quieran conocer esa otra faceta suya... cuénteme: ¿Qué es El diario de los incurables? Además de tu opera prima literaria, claro.

Dos años y medio de trabajo y, sobretodo, una necesidad de migrar esta historia de mi cabeza a algo tangible. Estoy orgullosísimo del resultado, pero no tengo ninguna pretensión. Voy por la segunda edición, en los conciertos se vende muy, muy bien y el feedback es muy positivo, me quedo con eso.

Creo que está bastante influido por los meses más duros de la pandemia. ¿Qué paso? ¿Era algo que ya tenías en mente y el confinamiento le dio el tiempo para llevarlo a cabo o el coronavirus hizo aflorar su vis literaria?

Te responderé un poco yéndome por las ramas. Para mí la creatividad no es más que tener los ojos bien abiertos; eso, sumado a una gran base enciclopédica de otras obras. Entonces, cuando te viene una idea a la cabeza, el archivo de ideas empieza a cruzar variables como si fuese una computadora para así hacer evolucionar la trama, ya sea de una canción o, en este caso, de una novela.

¿Y cuál es el germen de esta?

Una frase que me dijo mi padre durante la pandemia y que me dio que pensar. A partir de ahí, todo fue proyectar la historia en mi cabeza en ratitos de divagación. Posteriormente vino una parte complicada, que fue escribir, y, finalmente, la peor parte, la corrección, que duró más tiempo que la propia escritura. Y respecto a tu pregunta anterior, el coronavirus me dio más horas de trabajo, pero tampoco fue un detonante para que me lanzara a escribir la novela. La culpa la tiene mi necesidad imperiosa de poder contar este cuento.

¿Tendrá continuidad esta nueva versión de Guiu Cortés, la de escritor?

He empezado con otra idea, pero 2023 es un año muy musical, así que me lo tomaré con mucha calma. Ojalá en 2024 esté más tranquilo y pueda continuar navegando por este nuevo afluente.

Y... ¿algo pendiente para este 2023 (en lo musical)? ¿Algún lanzamiento a la vista?

Muchos. Pero, de momento, nos quedamos con la canción El cantante, que verá la luz en un mes, aproximadamente.