Música | José Ignacio Lapido Guitarrista y letrista de 091

"Buscamos verdades que nos reconforten, pero a veces queman"

El granadino, guitarrista de 091 y uno de los letristas más respetados del país, regresa con nuevo disco. Se llama ‘A primera sangre’, habla del amor, la tristeza, la niñez, el transcurso del tiempo y la muerte, y lo presenta esta noche en Garaje Beat Club. Dice que arrancar las giras en Murcia se ha convertido ya en tradición

El músico granadino 
José Ignacio Lapido.  | L. O.

El músico granadino José Ignacio Lapido. | L. O. / POR ÁNGEL H. SOPENA

José Ignacio Lapido, con casi 25 años de sólida carrera musical, es uno de los escritores de canciones más brillantes que tenemos por aquí. A primera sangre (Pentatonia Records, 2023) es su nuevo y noveno disco en solitario; llega después de seis años, aunque entremedias ha habido otro de 091. El título, que viene del mundo de los duelos, a pistola y a florete, sugiere un desafío, una contienda, una herida. Esta esmerada colección de canciones trae pop-rock de alta gama en forma de poesía social que aborda temas como el amor, la tristeza, la niñez, el transcurso del tiempo, la muerte; un nuevo paso hacia la canción perfecta en cuya búsqueda anda empeñado Lapido. Hemos charlado con él sobre A primera sangre y el arranque en Murcia de su gira.

A primera sangre es tu regreso en solitario después de casi seis años, aunque entremedias ha habido un disco de 091 y una pandemia. ¿Te han costado las canciones? ¿Has tenido que darle muchas vueltas antes de grabarlas?

A las canciones he dado las vueltas justas y necesarias. Parece que sea mucho tiempo entre disco y disco, pero si analizamos todo lo que ha pasado, creo que A primera sangre ha tardado lo que tenía que tardar. Al año y poco de sacar mi anterior álbum, El alma dormida, me puse a trabajar en las canciones de la vuelta de 091 al mundo discográfico (después de veinte años, que se dice pronto). Para mí aquello fue un reto. Luego planeamos la gira y todo se vino abajo en 2020 con la pandemia. Los casi dos años que estuvimos inmersos en la incertidumbre no eran los más adecuados para sacar ningún disco, porque te arriesgabas a quedarte en tu casa sin poder presentarlo en directo. Así que es ahora, en 2023, cuando el fruto de todas esas experiencias y de todo el trabajo lento que hemos ido haciendo ve la luz.

¿Qué has querido contar en A primera sangre?

Los duelos podían ser ‘a muerte’ o ‘a primera sangre’. Me pareció una expresión que sonaba muy bien y se daba a muchas interpretaciones, que reunía esa capacidad para sugerir que busco en un título genérico, y además compartía cierta analogía con el proceso creativo.

Tengo la sensación de que le cantas mucho a la muerte. ¿Crees que es un tema que no suele tratarse en la música pop?

No, desde luego que no es un tema muy pop. Siempre se ha asociado la música pop a la juventud, y quizá el de la muerte sea un tema que en esas edades se ve tan lejano que ni se plantea uno cantar sobre él. Pero creo que, para ser honesto creativamente, tienes que escribir siendo consciente de quién eres y de tus circunstancias vitales. No puedes ser un eterno adolescente. Lo coherente es hacer las canciones que corresponden a tu experiencia, a tus vivencias, a tu forma de ver el mundo y a tu edad. En este disco, es cierto, hay varias canciones en las que toco el tema. En unas a modo de reflexión, en otras como recurso con cierto humor negro, y en otras me sirve de excusa para celebrar lo ya vivido.

Se te suele ver a menudo vestido de negro en las fotos. ¿Cuál es la razón? ¿Te sientes un poco Johnny Cash?

Llevo vistiendo de negro desde hace muchos años. Me gusta, pero tampoco es luto riguroso; a veces hay una nota de color.

¿Hay motivos para que haya en el disco algún brindis de celebración de la vida?

En la canción que abre el disco, Curados de espanto, hay una lista completa de cosas por las que brindar. Tres estribillos completos de brindis para celebrar todo aquello que nos hizo ser quienes somos. Ahí se mezcla un poco de surrealismo y de humor negro, como te he comentado antes. En la vida te tienes que agarrar a los destellos de felicidad que surgen de vez en cuando, porque lo normal es que un vendaval venga y arrase con todo.

La religión también salpica muchas canciones de tus discos. ¿Responde a algún tipo de fijación?

No, fijación ninguna. Es un recurso que he utilizado a lo largo de mi carrera como escritor de canciones. Hablar de ciertos temas trascendentes desde el punto de vista de un descreído. Y más que de la religión como tal, yo diría que de lo que hablo es del tema de Dios, como metáfora del bien y de la salvación en relación a nuestro lugar en el mundo. A veces nos sentimos muy solos, existencialmente solos quiero decir, y necesitamos creer que hay algo más. Es algo de lo que lleva escribiéndose desde el inicio de los tiempos. Además, la Biblia y la mitología son un pozo sin fondo de historias y simbolismos a los que es difícil sustraerse.

¿Te gusta reflexionar sobre el paso del tiempo? ¿La vida consiste sólo en esperar?

Hay temas recurrentes en mis canciones, y uno de ellos es el paso del tiempo, que también es otro tema clásico de la literatura. Mucho del tiempo lo pasamos esperando cosas que nunca suceden.

¿Qué es lo que se ha perdido Lapido en esta vida? ¿Somos esclavos de la esperanza y queda lejos la libertad, como dices?

Pues no he perdido nada concreto y he perdido muchas cosas. Supongo que como todo el mundo. La pérdida de seres queridos es lo que más nos duele, pero unos mueren y otros nacen, y eso también nos conmueve. Nosotros somos testigos de esos ciclos vitales y lo cantamos. La vida es una continua contradicción. Buscamos verdades primordiales que nos reconforten, pero a veces, como digo en otra de las canciones, las verdades queman.

Han pasado por aquí Dr. Feelgood, que creo que fueron una de tus grandes influencias de juventud. ¿Qué te sugiere?

Soy fan de Dr. Feelgood desde el ‘77, más o menos, cuando los conocí. Los vi en directo en el ‘78 en la Plaza de Toros de Antequera. Se acababa de incorporar al grupo Gypie Mayo en sustitución de Wilko, al que también vi en directo varias veces. He crecido con su música, y hay discos suyos –como el Stupidity– que son cumbres en la historia del rock and roll. Ahora, desgraciadamente, en el grupo no queda ningún miembro de la formación original.

Hace un tiempo se publicó Conversaciones, un libro donde repasas tu vida artística y también la menos artística, ¿Tenias necesidad de agrupar recuerdos?

Fue idea de Arancha Moreno, que me lo propuso, y yo acepté encantado, porque sé que es una gran conversadora y sabe muy bien trasladar el espíritu de esas conversaciones al papel, que no es cosa fácil. Hablar del pasado te hace replantearte muchas cosas, porque determinados acontecimientos los tienes medio olvidados, y sobre otros cae una fina capa de idealización. La perspectiva con la que se ve una misma cosa del pasado es distinta, dependiendo del momento que la analices.

Rosendo y Siniestro Total dijeron adiós a los escenarios. ¿Hay relevo en esto del rock and roll?

Sí, definitivamente. Hay bandas jóvenes que vienen cargados de fuerza y creatividad, y no tan jóvenes; hay artistas veteranos que nos siguen regalando grandes discos. La muerte del rock es algo de lo que llevo oyendo hablar desde los años setenta. Que el género no ocupe portadas como en el pasado no significa que no exista. Como decía aquel, tiene una mala salud de hierro.

En el disco haces una referencia a cómo nos tratan los políticos. ¿Qué tal ves el panorama?

Nos tratan como dejamos que nos traten. Nuestra capacidad crítica con el sistema se va anulando poco a poco, pero no sólo porque a los políticos les convenga más gobernar a gente dócil que a librepensadores, sino porque los grandes medios y ese conglomerado de empresas multinacionales que dominan las redes sociales prefieren una masa que baile ante un teléfono móvil el ritmo de moda antes que a gente dispuesta a plantarle cara a su destino.

La gira de presentación de A primera sangre arranca en Murcia antes que en Granada. ¿Cómo se presenta? Salir a tocar por salas se ha convertido en un ejercicio de riesgo.

Pues me gustaría decir lo contrario, pero sí, es un ejercicio con bastante riesgo. Han subido los gastos exponencialmente, y girando por salas te la juegas tú, sin el colchón de las subvenciones y los patrocinios que otros actos más multitudinarios tienen, pero no queda otra salida. Por otro lado, empezar la gira en Murcia se ha convertido ya en una tradición. Aquí hay un público conocedor, con mucha tradición de rock a sus espaldas, y tengo buenos amigos entre los músicos de la ciudad. Además, Raúl Bernal, mi pianista y productor, es de Murcia. Y los diseñadores del arte del disco también son de aquí: Producciones Z. En fin, que espero que el pistoletazo de salida murciano sea tan increíble como ha sido siempre.

¿Hay más planes con 091?

Este verano vamos a hacer unos cuantos conciertos. Yo voy a estar alternando un proyecto y otro. Ahora mismo están muy recientes las salidas de mi disco y el de José Antonio, y no tenemos proyectos concretos, pero seguro que algo haremos.