Exposición

La huella entintada de Lidó Rico

Con Cremalleras del tacto, el artista yeclano se aparta momentáneamente de la escultura en favor de la obra pictórica

Lidó Rico junto a algunas de las ilustraciones que conforman esta nueva exposición | FRANCISCO PEÑARANDA

Lidó Rico junto a algunas de las ilustraciones que conforman esta nueva exposición | FRANCISCO PEÑARANDA / Lola lópez

Lola López

Lola López

La galería Arquitectura de Barrio, en el corazón de Murcia, acogerá hasta el 5 de mayo Cremalleras del tacto, la nueva exposición del artista plástico Lidó Rico, que ya tiene sus puertas abiertas al público.

En los más de 30 años de carrera y más de 100 exposiciones que Lidó Rico lleva a sus espaldas, siempre se ha caracterizado siempre por el uso de su cuerpo como herramienta de creación. Su obra, hasta el momento enfocada especialmente en la escultura, toma forma a través de su piel y sus propios volúmenes. De forma más literal que nunca, en esta ocasión sus dedos vuelven a dejar su huella en esta nueva muestra, en la que el artista se aparta por un momento del mundo escultórico y se vuelca en su vertiente más pictórica.

La colección de ilustraciones que pueblan las paredes de la galería con sus «aguas amoratadas, verdes de espesura, azules llenos de dolor y óxidos cargados de cobardía», en palabras del propio autor, están creadas mediante la pintura dactilar. La yema de su dedo es el pincel que da vida a estos sueños del artista.

Mediante un gesto tan sutil y breve como la caricia de un dedo sobre el agua entintada, esta serie de imágenes transportan al observador a escenas de «velas iluminando rostros inesperados y hombres vigilantes pescando en la noche más profunda», según relata en los textos que acompañan la exposición.

Uno de los asistentes a la inauguración | FRANCISCO PEÑARANDA

Uno de los asistentes a la inauguración | FRANCISCO PEÑARANDA / Lola lópez

Los lienzos de Lidó Rico ofrecen al espectador un viaje por un «océano de sinrazón», un paisaje onírico donde las figuras buscan «la magia del oxígeno» en los remaches plateados que bailan a su alrededor simbolizando «la luz y gracia que toda carne necesita para mantenerse a flote».

La técnica escogida por el yeclano no da márgenes a rectificación ni búsquedas programadas, siendo el gesto del dedo, en esas décimas de segundo de recorrido sobre el soporte, el único vehículo de Lidó Rico para capturar el rastro de la fragilidad humana.

De esta manera, las fantasías y sueños que inspiraron las obras de Cremalleras del tacto quedan plasmadas, encapsuladas y a la vista de quien quiera adentrarse en su paisaje de barcazas y arena.