Teatro | Actor

Javier Cámara: "Esta sociedad está planificada para que todo sea una carrera"

El reputado y televisivo intérprete riojano ha vuelto a las tablas diez años después con Pablo Remón y Los farsantes, una sátira sobre el mundo del teatro y del audiovisual, a la vez que una reflexión sobre el éxito y el fracaso que esta noche podrá verse en el Romea

Martina Andrés

Javier Cámara ha vuelto a las tablas más de una década después. Lo ha hecho con una propuesta del guionista y dramaturgo Pablo Remón, Los farsantes, una obra que esta tarde llega al Teatro Romea de Murcia. Junto a Franceso Carril, Nuria Mencía y Marina Salas, el galardonado actor de La Rioja aterriza en la ciudad portuaria con ilusión y con la convicción de no querer abandonar los escenarios en mucho tiempo.

Hace mucho que no hacía teatro...

Pues más de diez o doce años.

¿Cómo se siente volviendo?

Muy bien. Muy reconfortado, muy vivo. Es una sensación muy gratificante porque estoy haciendo algo muy bonito, un espectáculo maravilloso, y la gente la goza muchísimo con nosotros. Es muy satisfactorio.

¿Se le había olvidado cómo hacer teatro?

No. Yo estaba deseando volver. Lo que pasa es que en esta carrera no eres tú quien decide las cosas... Y, en general, el teatro requiere más de un mes y medio de ensayos y luego no sé cuántos de gira, y yo solo voy a aceptar un proyecto si puedo dedicarle el tiempo que merece. Además, a mí no me gusta eso de ir corriendo de un lado a otro, de salir del teatro y meterme a rodar una serie; yo ya tengo una edad. Quizá al principio..., por esa historia de acumular, de hacer cosas distintas, de poder... Pero ya no. Tengo 55 años y ninguna gana de ir corriendo a ningún lado. Quiero gozar del teatro y de la sobremesa con los míos.

En Los farsantes hay un personaje, Ana, que se siente estancada en su carrera como actriz y que es profesora de pilates. Alguna vez ha contado que, cuando usted llegó a Madrid, todo era tan incierto que se veía trabajando de lo que sea, dedicándose a cualquier cosa...

Pero no como profesor de pilates, yo no tengo cuerpo para eso.

¿Pero alguna vez ha tenido la sensación que tiene Ana, de que su carrera está estancada?

Claro. Al principio las cosas van muy lentas, pero en esta profesión hay que tener paciencia. Para hacer bien tu trabajo tienes que haber hecho el amor, te tienes que haber separado, tienes que haber leído mucho, viajado mucho, follado mucho, amado mucho... Tienes que disfrutar de la vida para que luego todas esas vivencias se te peguen encima, se cuelen entre tus arrugas, en tu estado de ánimo... Es necesario que la experiencia pase por encima de ti para luego poder subirte a un escenario. 

Las prisas no son buenas consejeras...

No. A veces uno quiere ir demasiado deprisa y no. Lo que le pasa a Ana es que..., bueno, ella tiene otras circunstancias. Su padre es director de cine y entonces parece que ella quiere ser actriz también por estar cerca de él, por pertenecer a un sitio. A todos nos pasa un poco eso. Yo conozco a muchos médicos y abogados que han hecho la carrera porque sus padres la hicieron antes que ellos y había que seguir la tradición familiar, pero que luego han sido actores y ahora son como las ‘ovejas negras’. No sé... elegir la vida de uno es algo muy difícil. Por eso la gente, cuando ve esta función, empatiza rápidamente con los personajes, porque sabe que eso también les pasa o ha pasado a ellos.

Durante la presentación de Los farsantes dijo que estamos en una época oscura, y las redes sociales son una parte casi irrenunciable del mundo en que vivimos. Usted, por ejemplo, tiene Instagram y sabe perfectamente que allí cada uno refleja lo que quiere (más que lo que realmente es). ¿Piensa que actualmente estamos viviendo en un mundo de ‘farsantes’?

Yo creo que es difícil ser honesto con uno mismo en la vida real, así que imagínate en las redes sociales... Quiero decir: ir por ahí aceptándote tal y como eres, sabiendo cuáles son tus sueños y limitaciones, tus deseos, etc. es muy complicado. En esta profesión hay personas que pasan por delante tuyo corriendo y dices: «Mira qué éxito, mira qué cuerpo, mira qué belleza, mira qué cara, mira qué talento...», y yo no tengo esas piernas, esos ojos, esa dote actoral..., no he sacado un diez, he sacado un ocho (o un siete o un cinco). Pero es que esta sociedad está planificada para que todo sea una carrera, y yo creo que de vez en cuando hay que pararse y ser honesto con uno mismo y ver un poco qué es lo que uno puede hacer y lo que uno no puede hacer, y seguramente las redes no ayuden demasiado a que eso sea así. Pero si no eres honesto contigo mismo no vas a poder interpretar, no vas a poder engañar al espectador.

Es difícil ser honesto con uno mismo y también es difícil conocerse a uno al cien por cien.

Bueno, en eso estamos. Por eso leemos libros, por eso escuchamos música, por eso nos interesa la vida de otras personas..., porque queremos saber cómo lo han hecho ellos. Por eso nos sentimos identificados con gente a la que admiramos.

En esta sociedad tan acelerada, ¿qué papel tiene que tener el teatro?

El espectador tiene que venir a sentirse cuestionado, a sentirse preguntado. El espectador no tiene que ser un sujeto pasivo en el teatro. Puede serlo en otros márgenes. Puedes ser un sujeto pasivo incluso viendo el fútbol si quieres (aunque te pases el partido gritando). Pero el espectador en el teatro tiene que sentirse partícipe. No hay teatro si no hay público; es una parte fundamental de este arte. Sin ellos, estamos muertos. Por eso el teatro va a estar siempre vivo.

¿Se encuentra a gente joven entre el público? A niños, adolescentes...

Hay gente joven y se nota; escuchas risas nuevas. Y eso a mí me emociona mucho porque yo fui también un espectador que llegó por primera vez al teatro y también me tocó con una luz que dije: «Buah... ¿Esto qué es? Esto también quiero hacerlo yo».

Disfruta mucho en los ensayos, en las representaciones..., usted empezó en esto queriendo ser actor de teatro. ¿Hay más teatro en su futuro?

Siempre. Sí. A partir de ahora, sí. No van a pasar otros diez años hasta que vuelva a las tablas, lo tengo clarísimo. Está siendo un disfrute maravilloso y no quiero dejar de hacerlo.