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Películas españolas 2022

'As bestas' que horrorizan y los 'Cinco lobitos' que nos atormentan

Rodrigo Sorogoyen y Alauda Ruiz de Azúa logran su cometido con sus películas, entre las mejores de 2022: ambas cuentan historias reales

'As bestas' que horrorizan y los 'Cinco lobitos' que nos atormentan

Y colorín colorado, este 2022 (casi) se ha acabado. Traducción: ha llegado el bombardeo de listas de las mejores películas del año. Este no es el caso, porque dos títulos bastan para decir 'qué buen cine se ha hecho en España estos doce meses'.

Uno va sobre bestias feroces (humanas y reales) y otro sobre animales poco mansos que fueron protagonistas de las canciones de nuestra infancia: As bestas y Cinco lobitos (con permiso de Alcarràs), ambas nominadas a los premios Feroz y los Goya. Sobra decir que Rodrigo Sorogoyen es uno de nuestros mejores cineastas y que Susi Sánchez convierte todo lo que toca en oro. Pero aquí hay mucho más.

Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen han dejado impactados a los espectadores con su guion, inspirado en el homicidio que conmocionó a Galicia en 2010, el Crimen de Santoalla. Y, para conmocionar más si cabe, han elegido a lo mejorcito: Luis Zahera (que está que se sale), Diego Anido y los franceses Denis Ménochet, Marina Foïs y la joven e incombustible Marie Colomb. Si no conocen a esta última, vean Laëtitia o el fin de los hombres (Filmin), otra historia real que viene por capítulos, y podrán saber más de su talento.

Marie Colomb en 'As bestas'.

La historia real de As bestas

En 1997 una pareja holandesa se mudó a un pueblo despoblado de Ourense, Santoalla do Monte, harta del ritmo de vida de Ámsterdam. Habían pasado dos años viajando por Europa en busca del lugar en el que envejecer en contacto con la naturaleza. Una vez asentados en medio de la montaña en Galicia, tras haber reconstruido una ruina abandonada, comenzaron a criar ganado y cultivar la tierra. Querían vivir de su propia granja ecológica, un sueño por cumplir para ambos. Sin embargo, no fueron bien recibidos: eran los forasteros.

Martin Verfondern y Margoo Pool comenzaron a tener problemas graves con la única familia que vivía en la zona, los Rodríguez, compuesta por una pareja mayor y dos hijos más que adultos. Los holandeses querían explotar el monte comunal y los habitantes de la aldea recibieron la oferta de una compañía energética que quería también explotar el terreno: daría a cada vecino una compensación económica por los molinos eólicos que pretendían instalar. Verfondern lo rechazó, en contra de lo que quería el resto, y comenzaron los problemas.

La cosa se puso tan seria que Martin tuvo que denunciarlos varias veces en el juzgado y en la Guardia Civil, e incluso los grababa con su cámara: le descuartizaban el ganado, le amenazaban y le recibían a golpes. Vivieron así años. Verfondern aseguraba que estaba siendo víctima de "terrorismo rural". Difundió las imágenes por internet y en una de las grabaciones decía "si me matan, habrá sido Juan Carlos".

En 2010, el hombre holandés desapareció sin dejar rastro. Hasta 2014 no se le encontró: hallaron su cuerpo en su propio todoterreno, a 19 kilómetros de su casa, abandonado en la montaña en A Veiga. Fue localizado gracias al piloto de una avioneta de extinción de incendios.

Finalmente se supo que los vecinos, concretamente los hijos, lo habían asesinado con una escopeta de caza. Uno de ellos fue condenado a diez años y medio de cárcel por homicidio y el otro solo fue acusado por encubrimiento, por lo que se libró de toda responsabilidad penal. A día de hoy, Margoo Pool, la viuda, sigue viviendo sola en Santoalla do Monte.

Cinco lobitos, que se puede ver en HBO Max, no tiene nada de crónica negra ni atrocidades, y tampoco está inspirada en hechos reales. Sin embargo, sí que cuenta algo muy común. Ahí está el secreto de su éxito: en cómo Alauda Ruiz de Azúa ha logrado contar una historia tan simple, tan manida y tan conocida y habitual de manera tan brillante y enternecedora, a la vez que abrumadora e incómoda.

Pese a no tener un argumento enrevesado y sorprendente, ha logrado hacer de su ópera prima una película que destaca por encima del resto de producciones y que ha engatusado al público: ha sido amor a primera vista.

La directora se ha marcado un impresionante primer filme que mantiene al espectador con el corazón en un puño -pero por pura ternura que no desprende ningún aroma cursi- y que arrasó en el pasado Festival de Málaga. Como Sorogoyen, Alauda Ruiz de Azúa también tiene un casting inmejorable: Laia Costa, Susi Sánchez, Ramón Barea y Mikel Bustamante.

Laia Costa en 'Cinco lobitos'.

La historia real de Cinco lobitos

¿Qué ocurre con esta película? Que si algo tiene es verdad. Madres primerizas desbordadas y mujeres que ayudan a criar a sus nietos sin descuidar nunca a sus hijos sobrepasados. La relación entre madre, hija, nieta y entre hija y madre, y cómo con el paso del tiempo los roles entre estas mujeres se van intercambiando. Todo narrado con naturalidad y realismo. "No llevaba maquillaje ni pasaba por peluquería y mantuve el acné que me salió al dar de mamar”, llegó a revelar la protagonista.

A pesar de engatusar y ser amor a primera vista, no se trata de una película cómoda y, aun así, no expone lecciones morales, no hay ni un solo exceso dramático y no tiene nada de catarsis. La pedantería brilla por su ausencia. Pero atormenta, intranquiliza e impacta.

Impacta ver la relación de dos generaciones femeninas que, en principio, parecen completamente distintas; impacta ver cómo una madre a la que se recurre, porque si algo nos hace sentir seguros es su cobijo, cae enferma; impacta ver cómo, aun con dos hombres en casa que no tienen malas intenciones, los cuidados de los demás recaen en las mujeres; impacta ver cómo una hija acaba cuidando de su madre y viviendo la misma vida que le tocó a ella; impacta ver lo que, al final, es ley de vida.

Y asusta darse cuenta, con los créditos, de que todo el mundo ha pasado, pasa o pasará por algo semejante. Cinco lobitos habla de todo el mundo, no excluye a ningún espectador. A quién no le entonaron esa canción...

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