La Opinión de Murcia

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Por un Cine Rex vivo

El Cine Rex en la Guerra Civil

Fachada del Cine Rex de Murcia. L.O.

Toda guerra trae consigo un cambio profundo en la sociedad, visible en prácticamente todos sus aspectos, y el de los espectáculos públicos, concretamente el de la exhibición cinematográfica en Murcia, no iba a ser menos. Sin embargo, los comienzos de la contienda, debido –entre otras causas– a la lejanía geográfica con los focos más conflictivos, apenas produjo cambios en la Región con relación a la etapa anterior.

Las salas continuaron en Murcia con la programación habitual, sin cambios de ningún tipo con respecto a la que venía desarrollando, así como el resto de la comunidad. Así, el 18 de julio de 1936, el Cinema Iniesta proyectaba Garras y colmillos y El que al huir mata. El Teatro Circo, Popular y Central Cinema no ofrecían programación en estas fechas de verano, mientras que el Cinema Gloria (de escasa trayectoria) y el Murcia Park continuaron proyectando las películas que habían anunciado previamente.

Pasada la temporada estival, los cines de Murcia capital volvieron a sus proyecciones. El Central Cinema (después cine Rex) la inauguró el 3 de octubre de 1936 con el film Julieta compra un hijo, de Louis King, interpretada por Catalina Bárcenas y basada en la obra de teatro de Honorio Maura. La proyección de películas era seguida con auténtico interés por más público del que nunca ha tenido esta sala.

Eran unos espectadores deseosos de encontrar una válvula de escape a un presente gris, difícil y lleno de incertidumbres, pero en una ciudad de retaguardia como era Murcia en aquel tiempo, la proyección de películas era alternada a veces con mítines de carácter marcadamente ideológico, como el de homenaje a la URSS que se ofreció en el Central Cinema el 9 de noviembre de ese año, organizado por el partido comunista del distrito, que contó con la intervención de diversos miembros del partido, y en el que los oradores «ensalzaron la epopeya revolucionaria del pueblo ruso», expresando su confianza de que el fascismo sería aniquilado. Tras el acto se cantó la Internacional en la sala del cine.

Poco después, en los primeros días de 1937, en una mañana de domingo, se anunciaba otro mitin a cargo del gobernador civil de Murcia, el gallego Luis Cabo Gloria. Las condiciones debían ser tan precarias que un anuncio aseguraba que se había instalado en el Central Cinema «un buen servicio de altavoces». La concurrencia a este tipo de mítines era tal que un anuncio publicado en varios diarios de la capital pedía lo siguiente: «Rogamos a cuantos dispongan de aparatos de radio los coloquen en forma que puedan oírlo la mayor cantidad de público posible». El local abrió sus puertas a las 9.30 horas de la mañana, una hora antes del acto, para evitar aglomeraciones, pues este tipo de mítines solía contar con una gran acogida.

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