Puede que aquel meteorito que cayó en Molina de Segura en la Nochebuena de 1858 no solamente emita radiaciones beneficiosas para la creación literaria sino también para el genio musical. Hoy me encuentro con Virginia Martínez Fernández, Directora de la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia. Quedo con ella en el Auditorio Regional, su lugar de trabajo, y me atiende con una exquisita corrección y cordialidad. Está en plena vorágine de inicio de temporada. Tiene enseguida una importante reunión y, a medida que se me acerca, la paran varios compañeros, profesores y músicos para consultarle cosas. Tras dos años casi a puerta cerrada, Virginia está exultante ante la vuelta del público. Tiene unos bellísimos ojos claros, pero nada tan hermoso como esas manos mágicas que dibujan en el aire las más hermosas obras de los grandes compositores.

Tiene antecedentes musicales, me cuenta que su padre fue guitarrista de rock y que su tía Pilar Fernández dirigía el Coro Infantil Municipal: «A los cuatro años me incorporé a la Coral, a los seis comencé mis estudios musicales en la Academia Municipal de Molina y a los ocho empecé el piano. A los trece años me hice cargo de la dirección de los Coros Infantiles Municipales, labor que desempeñé hasta 1999», y mientras me lo va contando, como si tal cosa, me reafirmo en que estoy ante una auténtica niña prodigio que, con el tiempo, no ha decepcionado. Se graduó en el Conservatorio Superior de Música de Murcia y realizó diversos cursos de dirección orquestal con grandes maestros.

Obtuvo una beca de la Fundación Séneca que le transformó la vida y se trasladó a Viena, durante cuatro años. Allí estudió la carrera de Dirección de Orquesta. En el año 2000 entró a formar parte del Coro Singverein de Viena, con el que actuó por Europa. En junio de 2003 dirigió, como trabajo fin de carrera, la Orquesta Sinfónica de la Radio de Viena, obteniendo la calificación de Matrícula de Honor con Mención Especial, y añade: «Fueron cuatro años maravillosos de aprendizaje musical y vital. Viví la música a cada instante y en cada rincón de Viena, aprendí alemán e hice amistades entre compañeros y maestros, que aún conservo y que me gusta frecuentar cada vez que vuelvo». Y me cuenta sus dificultades iniciales por el contraste entre nuestra cultura mediterránea y la centroeuropea: «La vida allí es más esquemática y organizada, con poco margen para la improvisación. Eché de menos la alegría de nuestras calles, la algarabía de nuestras fiestas populares… Luego he seguido viajando y he aprendido que en la variedad está el gusto, aprendiendo de lo que cada cultura aporta».

A partir de ahí, su carrera ha sido realmente «meteórica». Ha dirigido prácticamente todas las orquestas españolas y muchas europeas. En 2003 dirige el estreno de una gran obra contemporánea, Deux ex Machina, de Markus Preisl, con el Ensemble de Música Contemporánea del Conservatorio de Viena. Ese mismo año, además de otros muchos, dio su primer concierto dirigiendo la Orquesta Sinfónica de la Región, interpretando la espectacular Quinta Sinfonía de Tchaikovski. No se equivocó la Consejería de Juventud de la Región de Murcia cuando la nombró Joven del Año en 2004, pues ya estaba dirigiendo por todo el mundo: Orquesta Sinfónica de Barcelona, Orquesta de Cataluña, de Valencia, Orquesta Nacional de España, la de Radio Televisión Española, Orquesta de Singapore, Montpellier, Gran Canaria, Pincipado de Asturias, Filarmoníca de Oviedo, Orquesta de Valencia, de Granada, de Bilbao, Orquesta Nacional de Santo Domingo, de Brasil… y un largo etcétera, así como giras por Estados Unidos y otros muchos países.

Desde 2012 es directora titular de la Sinfónica de la Región, así como de la Orquesta de Jóvenes. Me cuenta que no hay mayor satisfacción que la sensación de comunión con los músicos y con el público en un concierto, por eso «la pandemia ha sido muy dura, con la separación, la grabación de conciertos sin público, trabajar con mascarillas y mamparas… Por eso estoy tan ilusionada con esta nueva temporada. Hemos hecho una programación que va a ser todo un homenaje a ese público que tanto hemos echado de menos. Va a ser un gran recorrido por compositores, épocas, géneros, y grandes solistas internacionales…», y también me cuenta, con entusiasmo, el proyecto solidario ‘Brass For África’, que comparten con otras dos orquestas, con la participación de un grupo de viento y metales que ha nacido de una escuela musical que se ha promovido con niños en África.

No hay nada mejor que ser profeta en su tierra y es bonito que las administraciones se sumen al reconocimiento del mundo musical y del público hacia esta gran directora. En 2016, la ciudad de Molina de Segura le puso su nombre al Auditorio Regional y en enero de 2019 recibió el Premio Mujer del año de la revista Mujer Hoy y el de Mujer Murciana del Año de la CARM. 

No me la imagino aburriéndose, pero me confiesa que aún tiene tiempo de escuchar otras músicas pop, rock y cantautores, de hacer deporte: correr, natación y bici, y que le encanta estar con la familia y los amigos, recibir gente en casa y, aunque no le gustan las aglomeraciones, ir a las fiestas de Molina o de Murcia. Y finaliza: «Si todo el mundo supiera música tendríamos una humanidad mejor y un planeta con futuro. Pero la música hace una gran labor, que a veces no se nota, la música nos hace mejores y nos cura, literalmente. Yo creo que el rato que nuestra orquesta hace pasar a la gente, olvidándose de los males del mundo, incluida la guerra y la emergencia climática, al final, también contribuye a no perder la cabeza, a querer seguir viviendo y colaborar en las soluciones». Divina.