De entre la generación de treintañeros que han tenido que salir de nuestra región para triunfar o, al menos, para trabajar fuera, está Iván García Campillo, un joven artista, emprendedor y enamorado del cine que intentó hacerse un hueco en Cartagena y que finalmente marchó a Madrid para trabajar en el séptimo arte dentro del ámbito de los efectos especiales, siendo ya muy conocido a nivel europeo. Con él quedo junto a la vieja máquina de proyección del Teatro Circo y después hablamos en torno a un café. Me cuenta su pasión, desde pequeño, por el cine y sobre todo por el cine de terror: "Me fascinaban los efectos especiales y siempre quise dedicarme a ello. Ya con 13 o 14 años construía mis primeras piezas y fabricaba sangre artificial y otros productos empleados en los rodajes. Unos años después estuve yendo con los institutos o asociaciones juveniles, impartiendo talleres de efectos especiales. Mientras tanto, estudié Bachiller de Arte y después Audiovisuales y Realización cinematográfica".

Trabajó en TeleCartagena durante un tiempo, ha grabado algunos cortos, como Julia, y después empezó a montar un taller de fabricación de objetos para efectos especiales para el cine. En 2017 se fue a Madrid. Allí, en plena Gran Vía, en un vivero de empresas, tiene su oficina y un pequeño taller: "Fundamentalmente estoy trabajando con objetos de vidrio falso y sucedáneos blandos de porcelana, replico vasos, botellas, tazas, jarrones, vidrieras o cristales de ventana que son utilizados por películas y series de todo el mundo. Mis productos están teniendo un gran éxito, son competitivos en precio y tiene una gran calidad», y me cuenta, por ejemplo, que una de sus botellas puede ser usada para romperla en la cabeza de un actor sin que sufra en la realidad ningún traumatismo ni corte, pero con una apariencia increíble de realismo, igualmente sirve para atravesar una ventana o para que exploten unos cristales sin peligro y añade: «He tenido que perfeccionar mucho mi producto y la demanda es grandísima, si en una escena se rompe un jarrón, por las diversas tomas me encargan decenas. Es un trabajo desconocido para el gran público, pero es una actividad creativa muy necesaria para el cine o la televisión".

Iván también hace otros trabajos como especialista: "Aquí donde me ves, me he quemado muchas veces, a lo bonzo, en escenas de guerras, explosiones o incendios, hago luchas escénicas o me tiro por unas escaleras abajo. Además de actores, es necesario que haya gentes que hagamos efectos especiales y el trabajo de especialista". Y me recita un listado, interminable, de famosas series y películas que reclaman sus servicios: Padre no hay más que uno, 2 de Santiago Segura, El desastre que dejas en Netflix, un documental sobre Raphael en Movistar Plus y un largo etcétera. Estos días lo han llamado para que colabore en la sexta temporada de The Crown, la famosa serie de Netflix. También ha participado en la reciente campaña de la DGT, esa de los atropellos de famosos, allí aparecen 'sus cristales', que parecen auténticos pero no son peligrosos. 

Se ha traído algunos de sus objetos, parecen auténticos, y me hace una demostración rompiéndose el botellín en la cabeza, inocuo e impresionante. En su web, cristalfalso.es, se pueden apreciar muchos de sus productos y trabajos. Y me confiesa: "No me asusta la competencia cuando es leal, pero mis productos tienen un acabado impecable y un precio muy competitivo", y añade: "No solo trabajo para cine, sino también para otras de teatro, por ejemplo en La función que sale mal, que me compró más de 200 jarrones porque en cada función se tenían que romper dos de ellos".

Y terminamos hablando de aquello de que nadie es profeta en su tierra y que, desde fuera, se ve con perspectiva nuestra Región y uno se da cuenta de algunas cosas que habría que mejorar: "Sigue faltando apoyo al mundo cultural. Yo intenté en 2014 crear una Asociación que se llamaba 5 y ¡Dentro!, un intento de aglutinar en una plataforma regional a actores, actrices y especialistas, pero hasta recibí amenazas, por intruso… Cartagena va sobrada de historia pero también necesita un baño de modernidad» y termina: «Los compañeros de la cultura deberíamos estar mucho más unidos y a los jóvenes darles más oportunidades". 

Pues en eso estamos.