La Opinión de Murcia

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En su rincón

Paco López Mengual, historias desde el mostrador

Paco López Mengual en la trastienda de su mercería. Javier Lorente

Enamorado de los deliciosos y entretenidos textos de escritor Paco López Mengual, hacía mucho tiempo que tenía ganas de conocer su mercería en Molina de Segura. Siempre me quedaba la duda de que aquello de mercero fuese una divertida pose literaria de este prolífico escritor. Efectivamente compruebo in situ que mi admirado escritor está atendiendo a unas clientas con las que conversa animado mientras les enseña hilos de colores y unas medias. Sorprendido de que la gente aún cosa, se me pasa por la cabeza si todo aquello no será un montaje suyo para sacarles historias a la clientela y un disfrute para la gente que, en estos tiempos de incomunicación y redes sociales, necesitan el oxígeno de la conversación de toda la vida, mirándose a los ojos mientras se toma el fresco, se está en una sala de espera o en una tienda, esperando su turno. Paco deja a su hermana al mando y me invita a pasar a la trastienda, que es algo así como una catedral gótica llena hasta el cielo de cajitas, telas, lanas, botones e hilos de mil colores como si fueran vidrieras. En uno de esos pasillos le hago la foto que ilustra su rincón y luego subimos al primer piso, a lo que era la vivienda familiar y que ahora es un espacio multiusos que hace las veces, incluso, de estudio de televisión, donde el autor graba algunas presentaciones y coloquios literarios. 

«Mi infancia son recuerdos de un mostrador de mercería», me dice parafraseando al poeta Antonio Machado, y me cuenta: «Yo soy un escuchante y oyente de historias desde niño, historias que no cayeron en saco roto, sino que me han hecho como soy y me han dado el material, la posibilidad y la necesidad de contarlas». La mercería ha sido el negocio familiar de varias generaciones desde el siglo XIX, él ayudaba desde adolescente y finalmente estudió Magisterio y aunque no llegó a ejercer, lo suple con una constante labor de divulgación literaria, talleres y charlas en colegios e institutos. Le llego a decir que no me explico de dónde saca el tiempo, con lo prolífico de su obra, sus intervenciones en la radio, su columna diaria en La Opinión, esas charlas, el trabajo en la tienda… «Sinceramente, yo tampoco me lo explico- me dice-, creo que el tiempo es tan relativo e inexplicable como afirman los sabios. Aunque cuando me pongo con una novela, me desentiendo de todo: la novela hay que escribirla con arresto domiciliario».

La conversación se vuelve tan entretenida como sus obras, lo mismo me habla de Alejandro Dumas que de César Vidal, y me subraya: «Las historias tienen que agitar al lector». Y entonces hablamos del humor, uno de los recursos que mejor maneja, mientras yo le confieso que disfruté como un enano la lectura de Maldito chino, y él apostilla: «Que está escrita con mucho humor y mala leche, que conste», que es una manera de decir, imagino, que su escritura es muy inteligente, no exenta de crítica y llena de ironía, y añade: «Puede sonar a tópico, pero con el humor se pueden decir muchas cosas muy serias». Me cuenta que cada vez se siente más atraído por las novelas de no ficción, por las historias que se basan en personajes reales, tanto como lector como escritor. 

Me habla del texto que ha escrito para el monólogo de Fernando Caride sobre el hombre lobo gallego, un famoso asesino que hasta los 8 años fue niña, un monstruo marginado: «Me interesan estos personajes peculiares y desconcertantes, personajes que no faltan en los relatos que nos cuentan nuestros mayores, historias de otros tiempos que parecen otros mundos pero que, al final, te das cuenta que son muy actuales en tantas cosas». Últimamente, me dice, ve mucho más teatro que cine: «Se está haciendo muy buen teatro en nuestra Región, donde tenemos actores, directores, dramaturgos y compañías de mucho nivel. La gente no puede perderse este gran momento escénico que vivimos».

Uno sale lleno de buen rollo después de haber hablado con Paco, es un hombre realmente optimista y me pone un montón de ejemplos para hacerme ver que hay un montón de gente muy creativa en todas las ramas artísticas de nuestra Región. Sin embargo, lamenta que la literatura está muy dejada de lado en nuestra Comunidad: «Han surgido muchas editoriales y muchos nuevos escritores, pero no se compran libros, ni siquiera por parte de la Biblioteca Regional. Es una pena, porque la cultura es una industria y hay que apoyarla como se apoya la venta de coches con dinero público, con los planes renove y todo eso. Desde hace unos 20 años, hay todo un grupo de autores de aquí que están siendo leídos, traducidos y vendidos fuera. Por fin se ha roto aquella aduana que había en Albacete. Pero nuestra administración regional no se entera del valor de lo que aquí hay».

Lo que realmente me parece un milagro es que me diga: «En nuestra Región se lee más de lo que creemos, sobre todo las mujeres. En mi mercería se cuentan historias, pero también se habla de literatura», y me parece algo realmente hermoso. Terminamos hablando de política: le preocupa la crispación actual, la deriva hacia posturas ultras, la poca calidad de los líderes actuales, la propagación de bulos, el negacionismo y que la gente se crea más fácilmente las mentiras que le llegan por Whatsapp que las verdades constatables.

Le pido que me adelante su próximo post y me cuenta que va de un tema aparentemente trivial pero que para muchos es un drama: el tamaño que, según él, definitivamente no importa, ni siquiera la belleza y me pone el ejemplo de Mick Jagger, del que sus amantes siempre han contado ‘el burdo rumor’. Y me despido felicitándole por el aniversario de La Fea Burguesía Ediciones, maravilloso proyecto que hace ocho años emprendió junto a Fernando Fernández Villa y Paco Marín García, «un proyecto más romántico que comercial, pero ya hemos publicado más de cien libros y seguimos con las ilusiones intactas». ¡Qué gran tipo este mercero y qué bien escribe!

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