La Opinión de Murcia

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Senza fine

Berlinale, en plural y en femenino

Otra señal del fin de los tiempos

Nunca había reparado en Carla Simón hasta la semana pasada. Leyendo los periódicos descubro que esta cineasta de 35 años está viviendo aquello con lo que yo fantaseaba de niño cuando todo parecía al alcance de mi mano. Le echó narices a la vida y estudió cine, primero en Barcelona y luego en Londres, se hizo directora y guionista y acaba de alzarse nada menos que con el Oso de Oro de Berlín por Alcarràs, su segundo largometraje. A veces los sueños se cumplen y esta chica, pese a su corta filmografía, ha conseguido escribir su nombre en ese templo que cuenta con Ingmar Bergman, Vittorio de Sica, Roman Polanski y otros muchos referentes del mundo cinematográfico.

La tarde del citado premio Twitter fue una fiesta como de costumbre. Personajes públicos y anónimos no dudaron en mandar sus mensajes de enhorabuena. La ocasión lo merecía. Desde La colmena de Mario Camus (1983) una obra española no conseguía esta distinción. Muchos de estos predicadores de las redes cargaron sus escopetas y reivindicaron ‘la pluralidad’ de nuestro país por aquello de que la película está filmada en catalán. Este argumento, ‘la pluralidad’, es en realidad un cuento de hadas que pretende pasar de puntillas por los problemas existentes de nuestra convivencia lingüística y demuestra que estamos continuamente en pie de guerra.

Es lícito que Carla Simón ruede Alcarràs en su idioma materno, máxime cuando el drama representado se desarrolla en un pueblo y un ambiente catalán. Los espectadores que decidamos ver la película y que no somos catalanoparlantes nos perderemos una cantidad importante de matices. No hay nada extraordinario en todo esto. Nos sucede siempre que nos enfrentamos a cualquier producción extranjera.

Otra bandera izada por el sanedrín twittero fue la del feminismo. Se entiende la euforia desatada por tratarse de la primera española en ganar la Berlinale, pero esto no debería ser nunca el epicentro de dicha celebración. Enseguida se mencionaron los otros grandes festivales (Cannes, Venecia, San Sebastián) y la coyuntura de que hayan sido mujeres las galardonadas en el último año. A esto debemos añadir el Oscar a Nomadland de 2021 para cerrar el círculo. A mi modo de ver estos regodeos solo ensombrecen a los jurados. Queda la duda de si vivimos en una especie de corriente mundial que trata de reparar la ausencia de directoras en la historia del cine a costa de la calidad de las obras.

Aquí tampoco entiendo que Carla Simón pidiese ‘paridad’ dentro de su oficio en una entrevista concedida a El ojo crítico de Radio Nacional. Esta batalla tiene poco recorrido. Es absurdo anteponer el sexo al talento. De regirnos por estas ideas podríamos estar renunciando a una serie de creadores, da lo mismo si se trata de hombres o mujeres, por esa ley tan miserable como poco científica que es la divina proporción entre géneros. Únicamente espero que Alcarràs no esté a la altura de las aspiraciones de su directora y que disfrutemos de una gran película.

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