Pascual Vera Nicolás acaba de publicar en Editum un extraordinario volumen documental, titulado De buen ayre e de fermosas salidas. Crónica de 777 años de la Universidad de Murcia (1243-2020), en el que demuestra que la Universidad de Murcia, ya venturosa centenaria, es una universidad con historia, sobre todo si pensamos que la que conocemos, creada en 1915, es la cuarta fundación, desde aquella que surgió en plena Edad Media, de la mano augusta de Alfonso X el Sabio, cuando dispuso donar a los dominicos unas tierras para que establecieran un Estudio General. Luego vinieron las efímeras fundaciones del siglo XIX, intentos generosos que no prosperaron en 1840 y en 1869, pero que tenían detrás a ilustres profesores y doctores de la ciudad de Murcia que ansiaban una universidad.

La de 1869 con el apoyo nada menos que de José Echegaray, ministro de la corona que había sido de adolescente alumno del Instituto al que vino a inaugurar la nueva alma mater en persona. Los nombres de Pedro Lechaúr y Galdós, rector de la de 1840, y del gran Gerónimo Torres Casanova, rector de la Universidad de 1869, reflejan la calidad de la intención, que ni las circunstancias políticas ni las instituciones regionales supieron o quisieron apoyar y consolidar. El milagro de esa madrugada en las Cortes de 1915 cuando se votaba una ley para otra cosa, se ha relatado muchas veces, y, por fin, la Universidad de Murcia comenzó su imparable andadura hasta el presente a pesar de los años de desprotección y anquilosamiento.

Pascual Vera Nicolás sabe muy bien todo esto y ha recopilado multitud de historias íntimas y amenas del trascurso vital de una Universidad que ha superado ya un siglo de vida. Lo sabe bien y lo sabe contar con sagacidad y máximo interés, porque su historia, que es también la historia de la Universidad, está nutrida de menudas vivencias que no solo afectan a las circunstancias y fechas solemnes, sino a los aspectos más variados de una larga andadura temporal. Contiene este libro no una historia al uso, erudita y plúmbea, sino un recuento incomparable de acontecimientos que protagonizaron personajes que son también protagonistas de la gran historia de sus vidas. Personajes que comenzaron en esta universidad su carrera docente y luego hicieron historia en sus vidas profesionales.

Le seducen especialmente a Pascual Vera los edificios que esta Universidad ha ocupado, sobre todo algunos de los más característicos como la célebre Convalecencia o el edificio de la fundación San Isidoro, donde nacieron a las universidades del siglo XIX y donde comenzó aquel 6 de octubre de 1915 la actual Universidad de Murcia. Y sobre todo el de la Merced, con su claustro lleno de misterio y de leyenda, con un pasado glorioso desde su fundación por la orden mercedaria. Y, entre ellos, el colegio mayor del barrio del Carmen que llegó a ser residencia del Presidente de la República.

Le importan a Pascual Vera también los personajes que aquí ejercieron la docencia empezando por los que la fundaron, catedráticos interinos dignísimos doctores encabezados por Andrés Baquero, que se ocuparon de ella hasta que llegaron los primeros numerarios en virtud de la correspondiente oposición y fueron formando un claustro estable que pudo llegar a tener su primer rector.

Ana María Martín Luque se ha ocupado fructíferamente de la coordinación y documentación del volumen, ilustrado profusamente con los documentos que más van a agradar al lector: las fotografías, las imágenes que dan vida a cada capítulo, algunas extraídas del baúl más recóndito de los recuerdos, y expuestas ahora algunas por primera vez, en las que descubrimos a personas ya conocidas y advertimos costumbres que hoy han cambiado: las aperturas de curso antiguas, los viejos edificios, con lo que sufrieron en el tiempo y en la historia, protagonistas y más protagonistas de este relato, sorprendidos en carne y hueso en su acontecer cotidiano.

Refleja nuestro autor también las grandes conmemoraciones. Los veinticinco años de la Universidad de Murcia, los cincuenta, los setenta y cinco… solemnidades que marcaron épocas y que también dejaron sus huellas, como aquella casi improvisada que conmemoraba los tres cuartos de siglo, en la que Pascual Vera y Ana María Martín Luque hicieron sus primeras armas en su permanente servicio a la historia de la institución, que, felizmente, han continuado, en el último cuarto de siglo. Hasta llegar a los cien años, conmemorados solemnemente, que Pascual prefiere, sin embargo, recordar a través de un acto más personal y más íntimo celebrado en el Instituto del edificio San Isidoro. Una curiosa fotografía con los siete rectores vivos juntos resume bien el valor documental de este intenso volumen.