Amparada en el género de la ciencia ficción y el fantástico, Sofía Rhei construye mundos deliciosos y futuribles grisáceos que parecen heredar las coordenadas de Orwell pero con un aroma de cuento infantil. Distopías en las que el lenguaje ha degenerado en una suerte de dialecto abreviado y empobrecido que acaba por sepultar todo atisbo de cultura y, por supuesto, de literatura. 

Máquinas que se dedican a traducir los viejos idiomas en otros más simples y, por ende, más pobres. Niñas políglotas que caen enfermas bajo los efectos de artificiales lenguajes sonoros diseñados por sectas idealistas. De hecho la preocupación por la construcción de nuevos lenguajes y cómo estos pueden configurar la realidad es una de las preocupaciones temáticas de esta antología. El cuento El crujido de la cereza al romperse es el que mejor lo ejemplifica. Un mundo parecido al nuestro en el que una secreta comunidad se dedica a crear grabaciones sonoras que apelan a nuestro cerebro configurando historias sinestésicas que te pueden volar la cabeza.

El relato que da título al volumen es sin duda uno de los más acertados. Un juego intertextual con la obra/vida de Angela Carter, en concreto con su novela “El Doctor Hoffman y las infernales máquinas del deseo”. Aquí la protagonista es la propia Carter, que es invitada a un curioso club de lectura. Pero nada es lo que parece y pronto deberá luchar contra los fantasmas de su propia ficción si quiere salir indemne de su peripecia. Son varios los escritores que protagonizan estos cuentos. Por ejemplo en “Las puertas secretas de Barcelona”. Una ficción sobre la creación de una realidad alternativa a través de la propia ficción. Y en esta ‘realidad ficcionalizada’ Juan Perucho, al más puro estilo borgeano disemina ficciones en una enciclopedia, trastocando la trama de la Historia, reinventando el discurso de lo real.

También hay escritores en Sándwiches de pepino en pan sin corteza. Una divertida historia en la que la Navidad es en realidad una suerte de infierno kitsch. 

Se advierte en todas las historias de Rhei un afán en entretener pero también en lanzar sutiles críticas a la pérdida de la imaginación, al empobrecimiento de la comunicación y al arrinconamiento progresivo de la literatura. No obstante, y a pesar de que en ocasiones el tono didáctico sobrevuela estas piezas, su fluidez, su cuidado estilo y la prodigiosa imaginación de la autora son más que suficientes para hacer de esta antología una lectura atractiva e interesante. 

Bajo el disfraz de una prosa sencilla, Rhei es capaz de confeccionar estructuras narrativas perfectas, con una dosificación de la información precisa y con un juego de expectativas que para sí quisiesen muchas de las anodinas narraciones actuales. Narraciones, las de Rhei, que parecen apropiarse de los códigos de la literatura juvenil pero que apelan a todas las sensibilidades. 

Un disfrute de fantasía y metaliteratura.