El 2020 prometía ser el año de Viva Suecia, que tenía a sus pies el Ifema de Madrid para presentar su tercer disco, El Milagro (2019), por todo lo alto. Sin embargo, que las cosas no hayan ido como esperaban no les ha frenado este verano.

El cuarteto murciano está de vuelta: cambiaron de discográfica (ahora militan en una multi) y de management. Lo primero que han mostrado de esta nueva etapa es La voz del presidente, una canción que habla sobre dejarse llevar, vivir el momento y luchar por tus sueños. Esta vez les produjeron en Santos & Fluren: buscaban ciertos cambios, y lo presentaron con una audaz ‘campaña’.

El sencillo, con ese grito que en su estribillo dice «Somos la rabia que nos han obligado a sentir», no es una canción política, pero les vino genial para la promoción. Ahora la presentan en casa, en los Warm Up Days, con una actuación muy esperada y que casi pone cierre a la gira. Es buen momento para hablar con Jess Fabric de cómo ha transcurrido y qué planes tienen para el futuro.

Jess, ¿qué cartera tienes en el Gobierno Viva Suecia? ¿Portavoz, vicepresidente...?

Ojalá fuera vicepresidente... Soy el bajista, el que menos pinta.

Lo decía por la campaña que os montasteis hace unos meses. No sé si teníais un programa o bastaba con la foto, como en las elecciones madrileñas de Ayuso.

Nos montamos un programa electoral porque nosotros estamos bastante ‘zumbaos’, y ahora hemos dado con un equipo que lo está tanto como nosotros y nos hace caso. Y surgió esto. Parece que funcionó, porque si te acuerdas después del tiempo que ha pasado de aquello... Así que nos alegramos.

Me acuerdo porque disteis una turra tremenda. Os recibió hasta el vicepresidente del congreso.

Sí, nos recibió el ‘vice’ allí en el Congreso de los Diputados. Fue divertido aquello.

De vez en cuando os gusta dar caña. Recuerdo que en el Warm Up soltasteis una frase fuera de la canción dirigida a un personaje político que además recibió muchos aplausos (la frase, no el político).

Somos conscientes de que tenemos un medio de comunicación muy directo que es la música, y a veces si te apetece decir algo lo dices, pero no suele ser planeado. En general, hacemos las cosas con más corazón y más pasión que con premeditación.

Una de las críticas que se hacía a los músicos indies era su falta de compromiso político.

Sí, a nosotros nos han dicho alguna vez cosas del tipo: «Joder, es que no denunciáis, esto, no denunciáis lo otro…». No sé, nosotros denunciamos cuando algo nos parece que es denunciable o cuando nos apetece, pero si no nos apetece meternos en follones no lo hacemos. Así de simple. Yo creo que cada uno tiene que coger una posición en su vida y hacer con ella lo que le dé la gana, y nosotros, en ese aspecto, nos sentimos muy libres, y hacemos con nuestra banda lo que nos da la gana y lo que nos apetece; lo que no significa que mañana no hagamos una canción protesta si nos lo pide el momento.

La voz del presidente ya habéis aclarado más de una vez que, aparte de ser una canción marca de la casa, trata precisamente de dejarse llevar, de vivir el momento... ¿A qué inquietud responde, hacia dónde queréis avanzar con ella?

Inquietud, como tal, ninguna. Yo creo que lo que sí se puede ver en la canción es que Viva Suecia está en otro momento. Sobre todo cuando se compuso. Ahora está en otro momento distinto a cuando la grabamos, evidentemente. Van pasando los meses y evolucionamos muy rápido. Tuvimos un parón, habíamos grabado de milagro, no pudimos girarlo como estaba previsto... Pero, bueno, se paró el mundo en general; no nos quejamos de esto, todo lo contrario: a nosotros el parón quizás nos haya dado también alguna oportunidad. Por ejemplo, nos dio la oportunidad de irnos a mitad de la sierra, ahí en Albacete. Estuvimos en Riopar, en una casa rural donde no había nada alrededor, con nuestra chimenea encendida todo el día, y ahí componíamos. Eso no habíamos tenido oportunidad de hacerlo antes, y creo que salieron muy buenas canciones; o, al menos, otra forma de hacer las cosas que a nosotros nos hizo sentir muy cómodos.

Incluso os fuisteis luego con Santos & Fluren porque también buscabais cambiar de alguna manera la forma de plasmar estas canciones quizás.

Queríamos probar. A Carlos Hernández le queremos un montón y nos encanta su manera de trabajar; somos unos enamorados de su sonido… Pero es cierto que a veces necesitas salirte un poco de lo que estás acostumbrado, y empezar a descubrir otras cosas. Ya sabemos cómo trabaja Carlos; con él hicimos dos discos que han marcado la historia de Viva Suecia, y nos apetecía probar con Santos & Fluren. Rafa [Val], a raíz de grabar con ellos la reversión que hicieron Sidonie de Fascinado, vino flipado del buen rollo que le dieron, y decidimos probar, claro.

El hecho es que estáis trabajando en vuestro nuevo álbum, aunque no habéis dado a conocer más que un par de canciones. Va a salir el año que viene y habéis seguido trabajando con Santos & Fluren. ¿Qué puedes desvelar? ¿Ya habéis terminado la composición?

Las canciones están compuestas, sí, pero aún así seguimos componiendo. Ahora ha cambiado muchísimo la manera de hacer las cosas..., o al menos nosotros estamos cambiando mucho la forma de hacer las cosas. Tal y como se consume la música ahora mismo..., es todo tan efímero, las cosas duran tan poco... Nosotros éramos y somos una banda muy romántica a la que le gusta centrarse en el disco como algo global (el diseño, el arte, pensar en las once o doce canciones, en un nexo de conexión aunque fuese solo en nuestras mentes...), pero todo esto ha dejado de tener sentido. Así que no sabemos lo que va a pasar. Igual cuando salga el disco hemos decidido cambiar cinco canciones que tenemos grabadas para meter otras que hemos vuelto a grabar. No sé. No queremos pensar ahora en un disco redondo que tienes que escucharlo desde la primera a la última canción. Son canciones, y así van a ser reflejadas. Evidentemente forman parte de un total, porque eso es algo que nosotros no nos podemos quitar. Nos gustaría hacer un C. Tangana, pero ni siquiera entendemos la música así. Aún así, te cambia la manera de hacer las cosas, y sí que es cierto que ahora hay una frescura que antes no había. Tú te encerrabas un mes entero en el estudio y de ahí tenía que salir el disco. Ahora te tomas las cosas de otra forma. Si grabas dos canciones y el mes que viene grabas otras tres, esas canciones igual tienen un brillo que las anteriores no tienen, u otro tono. Por eso digo lo de la frescura de hacerlo en el momento (aunque luego todo eso se quede reflejado en un disco que saldrá cuando tenga que salir, dentro de un año y pico).

Lo mismo tenéis pensado sacar otro single de aquí a final de año.

Yo creo que ya no nos da tiempo, pero ojalá se pueda.

Por presupuesto no creo que haya problema, porque ahora estáis en una gran compañía multinacional, Universal Music. Tenéis otra oficina también: The Music Republic. ¿Ha sido una crisis de crecimiento? ¿Cómo madurasteis la decisión de terminar con Subterfuge?

Lo nuestro con Subterfuge era lo más parecido a una relación de pareja. Era una relación de amor. Nosotros estábamos enamorados de esta compañía antes de ni siquiera dedicarnos a la música o de tener una banda. Hostias, el día que firmamos el contrato nos estábamos enrollando con el amor de nuestra vida, con nuestro amor platónico, con la chica que te gusta desde que tienes 13 años, pero las relaciones al final se deterioran; casi todas las veces pasa. Ambas partes buscan cosas distintas, se pierde esa química y esa magia, y es preferible ser feliz por otro lado. Es lo que ha pasado aquí. No ha sido nada premeditado. Simplemente el amor se fue perdiendo y se ve que dentro de la relación buscábamos cosas distintas. Sin más.

¿Cómo ha transcurrido esta gira? El año pasado con la pandemia pudisteis solventarlo en plan electroacústico, pero durante estos últimos meses por lo menos habéis funcionado a tutiplén.

Esta gira ha sido alucinante. Hemos ido con toda la artillería; de hecho hemos sacado todo lo que teníamos preparado para la gira, pero con más canciones. Y en eléctrico y con toda la escenografía, como si no pasara nada, que era lo que nos apetecía hacer. Lo del año pasado estuvo bien –lo de tocar sentados, la emoción de: «Joder, fíjate lo que estamos viviendo»–, pero ya aburre.

Hay que pasar pantalla.

Ya, hostia, vamos a seguir con nuestra vida. A nosotros lo que nos gusta es hacer rock, dejarnos la piel en el escenario, saltar y divertirnos.

¿Esta actuación en los Warm Up Days pone punto final a la gira?

¿Un punto final? Sí, supongo que Warm y los festivales que nos quedan por hacer, que son una oportunidad porque no hemos hecho conciertos así este año... Me refiero a, más que por el repertorio, por la actitud. Vamos a cerrar la gira como queríamos: sudando, bailando, y con la gente haciendo lo mismo.

Estáis presentando estos temas nuevos, pero, aparte, ¿alguno de los que no se han publicado todavía? ¿O esos están reservados?

No es que estén reservados, pero si yo pago una entrada para un festival quiero escuchar las canciones que me molan y conozco.

Pero también a veces se prueba y se dice: «Vamos a soltar esto a ver qué tal suena aquí y cómo lo recibe la gente».

Sí, pero yo creo que no es el momento. La gente ya tiene bastante con decir: «Hostia, que llevo dos años sin estar de pie y sin rozarme con nadie en un concierto, voy a disfrutar esto». Nosotros vamos a ir a hacer un concierto de punk. No queremos sorprender a nadie, queremos divertirnos y divertir, queremos que esa noche la gente se vaya a su casa diciendo: «Me cago en la hostia, me ha arrollado un camión». Queremos eso.

Por un momento me has hecho dudar antes cuando hablabas del madrileño, y he pensado que a ver si, aparte de punk, también vais a tener un toque ‘urban’...

¡Hostia! ¡Ojalá! Eso sería que nos adaptamos a los tiempos [Risas]. Pues, fíjate, yo nos considero una banda muy ecléctica, pero cuando intentamos hacer cosas radicalmente distintas no nos suele funcionar..., pero ojalá nos saliera. Significaría que seríamos artistas polivalentes e ingual tendríamos otras miras... Pero no, nosotros seguimos a lo nuestro. Aunque toquemos un piano en lugar de una guitarra, seguimos siendo un grupo de rock y una formación tradicional, y no vamos a cambiar ahora. Ojalá en el futuro lo hagamos.

Por cierto, ¿habéis preparado algo especial para la ocasión, ya que tocáis en casa?

¡Pues eso tendrás que ir a verlo! No voy a adelantar nada. Siempre tenemos algo especial. Yo creo que la gente sabe que nuestros conciertos siempre guardan alguna sorpresa. No es una cuestión de inventar nada, no vamos a sacar fuegos artificiales, pero nosotros nos dejamos llevar mucho por lo que pasa en el momento, y Murcia es Murcia, es nuestra casa, y va a ser la hostia, como casi todas las veces que hemos tocado en Murcia.