Esta imagen, convertida desde hace 80 años en un icono mundial de la lucha contra los fascismos y dictaduras, nos fue hurtada a los españoles durante 36 años. Realizada por Chaplin en los momentos finales de la década de los 30, con un Hitler cada vez más ambicioso e imparable, la película sería estrenada a comienzos de 1940, pero en España hubo que esperar a abril de 1976, tras la muerte de Franco para verla. La razón es obvia.

Fue la primera película totalmente hablada de Chaplin, y la primera vez que se realizaba una crítica tan feroz, y al mismo tiempo en clave de parodia, al gran dictador. 

El discurso final de Chaplin pasará a los anales como uno de los mejores alegatos por la concordia entre los hombres y una repulsa a los fascismos:

«Luchemos por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres un trabajo, a la juventud un futuro y a la vejez seguridad. Pero bajo la promesa de esas cosas, las fieras subieron al poder. Pero mintieron; nunca han cumplido sus promesas ni nunca las cumplirán. Los dictadores son libres solo ellos, pero esclavizan al pueblo. Luchemos ahora para hacer realidad lo prometido. Todos a luchar para liberar al mundo. Para derribar barreras nacionales, para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia. Luchemos por el mundo de la razón. Un mundo donde la ciencia, el progreso, nos conduzca a todos a la felicidad. Soldados: en nombre de la democracia, debemos unirnos todos».