«Nací de dos familias mineras. Las dos trabajaban en la Cuenca del Caudal (Asturias). De un lado mi abuelo Vítor, que comenzó a trabajar en la mina a los nueve años de ayudante de picador, entonces les llamaban güajes. Básicamente, aparte de aprender el oficio, se encargaban de que el carbón que arrancaba el picador no le entorpeciese para seguir picando. Un güaje, con su pala, iba echando hacia atrás el carbón que el picador iba arrancando. El picador para el que trabajaba el abuelo Vítor le maltrataba físicamente». Con estas palabras arrancó Víctor Manuel el emotivo pregón que inauguró la edición 2021 de El Cante de las Minas.

Desde el escenario La maquinista de Levante, el asturiano comenzó trazando un árbol genealógico minero en primera persona: «La mina y la tragedia como forma de vida siempre ha estado presente en esa cuenca del Rio Caudal donde yo viví hasta los 16 años y donde vivió y sigue viviendo parte de mi familia».

El músico aludió en sus primeros párrafos a la dureza del trabajo en la mina y al maltrato laboral que han sufrido durante décadas los mineros: «Contaba Gil, hermano de mi abuelo Vítor, que un minero que conoce la mina a fondo puede trabajar de lo que sea. Lo decía con conocimiento de causa porque su otro hermano, José, el mayor, al que llamaban ‘Che’, rajó con una navaja y mandó al otro barrio al picador para el que trabajaba mientras le maltrataba su hermano Vítor, y al que ‘Che’ había amenazado de muerte si seguía pegándole en el trabajo. El finado, en su lecho de muerte, acertó a decir entre estertores que tenía razón ‘Che’, el que le había acuchillado».

Desde tiempos inmemoriales

Víctor Manuel se refirió en seguida a la naturaleza minera de La Unión: «En esta sierra minera de Cartagena-La Unión se extrajo plata y plomo, hay constancia, siete siglos antes del nacimiento de Cristo, dos mil setecientos años atrás. El trabajo en las minas estuvo bajo control directo de fenicios y cartagineses. Roma explotó las minas de Cartagena tanto en galerías subterráneas como a cielo abierto».

Tirando del hilo, el cantante mostró su admiración por el festival flamenco: «Es admirable que en esta larga travesía, el festival haya resistido y evolucionado desde sus inicios: es trampolín para cantantes, guitarristas, bailaores, instrumentistas de cualquier origen o condición y al tiempo, potencia un repertorio único, relacionado originalmente con la minería de Cartagena-La Unión: tarantas, mineras, cartageneras, fandangos, murcianicas, levantinas… ¡Enhorabuena y larga vida al Festival del Cante de Las Minas!».

El musical no fue el único aspecto que el asturiano destacó: «Me gusta que exista el Museo Minero para recordarnos lo que fuimos, que exista el Museo del Cante para saber lo que hemos cantado y en Portmán, el pequeño Hospital de Caridad que atendía heridos de las actividades mineras, sea ahora, el Museo Arqueológico, donde no solo se exponen herramientas que servían para extraer plata, plomo, hierro o zinc, también mosaicos de una cercana villa romana, la de El Paturro, concretamente. Y el Parque Minero y la mina Agrupa Vicenta, de la que se extrajeron toneladas de plomo y piritas, donde hay miles de metros visitables en la profundidad de la mina, porque ahí, en ese recorrido que hacemos despreocupadamente, en nuestra mirada asombrada, si nos fijamos un poco, conseguimos ver el sudor y la sangre de alguien que nos precedió, trabajando azuzado por los latigazos de un capataz y que hizo posible que nuestro trabajo hoy, sea mejor, mas digno».

El pregonero fue aumentando el tono emotivo de sus palabras: «La minería nos hermana, los duros trabajos, el conocimiento de la tragedia de primera mano, el sufrimiento prolongado, los muertos, son cosas que nos atan a la tierra y podemos reconocer en territorios lejanos y en explotaciones diversas, como en un espejo, otras vidas, azarosas como las nuestras y sentirnos solidarios por el mero hecho de bajar a quinientos metros bajo tierra o extraer mineral a pleno sol con frío o con lluvia».

Víctor Manuel se arrancó a cantar algunos versos de la canción más popular de la minería asturiana, Santa Bárbara Bendita, levantando los aplausos de los asistentes, y leyó un extracto del poema Plaza mayor de mi sangre, escrito por el cartagenero Asensio Sáez. Antes de despedirse, el asturiano exclamó un celebrado: «¡Viva el Festival del Cante de Las Minas! ¡Viva La Unión!».

Después del pregón, los ganadores de la edición 2019 del festival, Alejandro Solano, José Fermín Fernández, Matías López ‘El Mati’ y Olga Llorente dieron un concierto.