Desde que sus primeras canciones empezaron a llamar la atención sobre aquella joven banda cartagenera, Nunatak ha mostrado un férreo compromiso en la defensa del Mar Menor. De hecho, durante la gira de presentación de su segundo disco, El Pulso Infinito (2016), el grupo puso a la venta para sus conciertos una ‘entrada verde’ que, con un sobrecoste de dos euros, permitía colaborar en la recaudación iniciada por el, por aquel entonces, cuarteto en beneficio de la Asociación de Naturalistas del Sureste. «No es que reuniéramos una millonada, pero, en palabras de ANSE: ‘Nos habéis aportado más este año que la Consejería de Medio Ambiente’», recordaba orgulloso su vocalista y líder, Adrián Gutiérrez, en una entrevista con LA OPINIÓN en 2018.

Ahora, este periódico ha vuelto a contactar con el músico con motivo de la presentación, hoy, de Sol y sal, una canción con la que pretenden recoger firmas para que el Mar Menor pueda defenderse como un ente jurídico (de la mano de la plataforma ILP Mar Menor) y, de nuevo, seguir aportando en la cruzada de ANSE por salvar la laguna con la cesión íntegra de lo que generen los royalties del tema.

Sin embargo, en esta ocasión no han estado solos: Anni B. Sweet, Arde Bogotá, Rozalén, Ayoho, Miguel Ríos, Morgan, Second, Shinova y M-Clan han querido prestar sus voces a este himno para ver si de este modo consiguen darle a la problemática del Mar Menor «el status que se merece, que no es otro que el de la mayor catástrofe ambiental que ha sufrido este país en los últimos años», y, por tanto, «un problema de todos, que no entiende de colores ni de regiones».

¿Siente que le debían una canción al Mar Menor? Porque su apoyo a la causa como banda ha sido constante y decidido (con la ya famosa ‘entrada verde’ como la acción quizá de mayor repercursión del grupo, así como alguna que otra alusión en temas anteriores), pero esto supongo que, a nivel personal, es mucho más especial...

Sí. Lo cierto es que es algo muy especial para mí y para todos nosotros. La mayoría somos de Cartagena y hemos crecido cerca del Mar Menor. Allí hemos vivido tantas experiencias, tantas ‘primeras veces’, tenemos tantos recuerdos de sus aguas que para nosotros es mucho más que un paraje natural precioso. El Mar Menor es, sin duda, una parte de nosotros, de lo que somos.

¿Ha sido ‘fácil’ escribirla –porque parece claro que esta letra nace del corazón– o su fuerte implicación con este tema (la cabeza) le ha obligado a darle muchas vueltas a la letra?

Ha sido fácil y difícil; me explico. Ha sido fácil porque no era consciente de todo lo que podía contar sobre mis experiencias con el Mar Menor: las ideas y los versos salían a borbotones y el mismo proceso creativo ha sido muy bonito porque me ha hecho recordar y ser consciente de todo lo que he vivido en su orilla. Pero a la vez ha sido muy complicado dar con unos versos que emocionen, que no dejen fuera a nadie y que aúnen el sentimiento de todos los que hemos crecido allí, sin caer en clichés y lugares comunes y aportando verdad y corazón. Sin duda ese ha sido nuestro propósito desde el principio y, humildemente, creo que hemos llegado a algo que supera nuestras expectativas, a algo realmente precioso. 

¿Por qué ahora? ¿Nos hemos centrado tanto en la pandemia que hemos olvidado lo que ocurre en el Mar Menor?

El momento viene dado por las circunstancias, claro. Por un lado seguimos inmersos en una situación nefasta, con pocas soluciones a la vista y poca voluntad de cambio, y por otro el surgimiento de la plataforma de la ILP del Mar Menor, para dotar de entidad jurídica a la laguna, ha abierto una nueva trinchera desde la que pelear. Desde Nunatak creíamos que teníamos la capacidad y, por tanto, la responsabilidad de liderar un proyecto cultural que pudiera difundir el mensaje y consiguiera el mayor número de firmas posibles para llevar esa iniciativa legislativa al Congreso de los Diputados.

El objetivo, según tengo entendido, son 500.000 firmas. ¿Por qué debe la gente sumarse a esta iniciativa?

Porque firmando le damos voz al Mar Menor, le otorgamos la capacidad de defenderse, y ayudando al Mar Menor ayudamos a la naturaleza en su conjunto. Sería una victoria para la humanidad; nos estamos salvando a nosotros mismos. Todo esto es un puro acto de supervivencia, un acto de egoísmo genético que debemos acometer urgentemente para poder seguir respirando en este planeta, que sin duda alguna seguirá girando con o sin nosotros.

En este sentido, Sol y sal pretende romper barreras, fronteras. La aparición de gente como Rozalén, Anni B. Sweet, Nina de Juan, Shinova y Miguel Ríos supone un plus en el impulso que pueda tener la canción fuera de la Región. ¿Era un poco la idea, reivindicar que el drama del Mar Menor no es solo un problema murciano, sino de todo el país?

Absolutamente. La idea es lograr por fin, con la ayuda de estas grandes y reconocidas voces a nivel nacional, darle a la problemática del Mar Menor el status que se merece, que no es otro que el de la mayor catástrofe ambiental que ha sufrido este país en los últimos años, y con ello presionar para que medios, políticos y la ciudadanía en general lo asuman como tal. Ojalá todo ellos hagan suyas nuestras preocupaciones, porque el medio ambiente es uno, y es un problema de todos, que no entiende de colores ni de regiones y que lleva avisando ya muchas décadas de que se encuentra en una situación límite. Necesitamos urgentemente revisar nuestra manera de relacionarnos con la naturaleza: dejar de ‘usarla’ para volver a formar parte de ella.

Por cierto, imagino que todos los invitados, los amigos que han participado en la grabación de esta canción, son especiales, pero... ¿hay alguno que le haga particular ilusión? La presencia de Miguel Ríos es quizá la más ‘inesperada’ y todo un puntazo...

Sí, por supuesto: lo de Miguel Ríos aún lo estamos asimilando... Pero en general la alineación al completo lo ha reventado. Fue muy bonito ver como iban llegando las grabaciones de todos ellos y comentarlas como niños entre nosotros; fue muy emocionante. El hecho de componer una canción así y que gente de ese nivel la cante y la haga suya es todo un orgullo. Después de esto, creo que podemos retirarnos tranquilos.

Además de las ya citadas, en Sol y sal también aparecen las voces de Ayoho, de Arde Bogotá, de Second y M-Clan: Fran Vicente, Antonio García, Sean Grutos, Tarque..., que seguro han pasado y siguen pasando sus veranos en la orilla del Mar Menor. No tengo dudas de que ha sido una colaboración especial para ellos. Imagino que estuvieron encantados de participar...

Se metieron de cabeza desde el principio, y la disposición ha sido total. La verdad es que tenemos unos artistas y unas voces brutales en la Región, y esta canción es toda una confirmación de ello.

El videoclip que acompaña al tema también es muy emotivo, y además de pequeños clips de la grabación de cada uno de los músicos implicados, incluye imágenes de filmaciones caseras del archivo Memorias del Celuloide.

Sí. Como en otras ocasiones, me han dejado encargarme de la dirección del vídeo que acompaña a la canción, pero en este caso puedo decir que, más bien, las imágenes me han dirigido a mí. Cuando empecé a editar el vídeo casi me costaba estar más de un minuto sin la piel erizada: estaba casi en shock por ver cómo encajaban a la perfección música e imágenes.

Todo esto nace de una exposición que realizaba Salvi Vivancos hace unas semanas en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática (Arqva) de Cartagena. En ella presentaba más de dos mil clips del Mar Menor desde los años cincuenta hasta los ochenta;grabaciones domésticas de familias que retrataban con inocencia y mimo sus experiencias junto a la laguna. Llegar a estos fragmentos ha sido como encontrar una piedra preciosa; fue como una alineación cósmica. Desde aquí quiero agradecer de nuevo a Salvi su labor al crear este magnífico archivo, y también a las familias por ceder este material que es historia pura del Mar Menor.

Por cierto, además de recoger firmas para la ILP, la recaudación de Sol y sal será destinada para apoyar proyectos de conservación del Mar Menor gestionados por ANSE, un viejo aliado de Nunatak en esta lucha. ¿Satisfechos de poder seguir aportando vuestro granito de arena?

Sí, totalmente. ANSE es un referente y una garantía de lucha por los derechos del Mar Menor, y también de concreción en los esfuerzos, lo cual siempre nos ha movido a colaborar con ellos. En este caso volvemos a hacerlo con mucho gusto.

Dos preguntas para terminar. La primera: define Sol y sal como un «himno» (o al menos, un tema que tiene esa vocación), y lo cierto es que nada más escuchar ese estribillo uno se imagina a una enorme marea de gente coreándolo. ¿Con ganas de tocarlo en directo y, a ser posible, como antaño (cuando los conciertos vuelvan a ser lo que eran hace un año y medio)?

No te lo puedes imaginar... Nos morimos de ganas por compartir este tema en eléctrico y con nuestra gente coreando, sudando y con una birra en la mano, y por sentir su calor bien cerca del escenario. Empezamos a ver la luz al final del túnel.

Y, por último: en la nota de prensa dice que el Mar Menor, «con su penúltimo aliento» (que no el último), nos pide que le demos voz. ¿Es optimista con respecto a su recuperación?

Sí, por supuesto. Estoy absolutamente seguro de que se recuperará, pero de lo que también estoy seguro es de que si no cambiamos radicalmente nuestra relación con él, quizá esa recuperación llegue cuando ya no quede nadie para verla.

Sol y sal

«Somos sol y sal, yo crecí mirando al mar; somos sol y sal, por ti. Y aunque me quede sin voz, te entregaré mi corazón, somos sol y sal hasta la raíz». Así reza el estribillo de esta canción, punto álgido de un tema que une las voces de Anni B. Sweet, Rozalén, Miguel Ríos, Nina de Juan (Morga), Gabriel de la Rosa (Shinova), Carlos Tarque (M-Clan), Sean Frutos (Second) y los cartageneros Antonio García (Arde Bogotá), Fran Vicente (Ayoho) y, por supuesto, Adrián Gutiérrez, que en su faceta como vocalista y compositor de Nunatak firma este himno por la recuperación del Mar Menor. También ha sido él el encargado de realizar el videoclip, que une imágenes de los músicos involucrados durante la grabación y vídeos caseros cedidos por el archivo Memorias del Celuloide, de Salvi Vivancos y Elena Azzedín.