Un obrero griego ha resultado ser el cerebro de un robo de película en el que eligió casi al azar su botín, un cuadro de Picasso titulado Cabeza de mujer que ha sido recuperado por la Policía nueve años después. Podría haber sido un delito perfecto: entrar a la Galería Nacional de Atenas y coger varias obras de arte sin ser interceptado, sin dejar huellas, en pocos minutos. Sin embargo, el tiempo y la dificultad para vender en el mercado negro una pieza de tanto valor han permitido a las autoridades recuperar, aunque tarde, dos de las obras robadas.

Aunque los medios locales afirman que no se trata de un coleccionista al uso, el presunto ladrón ha afirmado que el único motivo para el robo a uno de los principales museos de Atenas fue poder poseer una gran obra: «No quería vender el cuadro, lo hice por pasión al arte», aseguró el hombre tras ser llevado a comisaría. Precisamente cuando, hace unos meses, la Policía griega dio las primeras indicaciones en años de haber encontrado una nueva pista en el caso, resaltó que Cabeza de mujer brillaba por su ausencia en el mercado negro, lo que podía indicar que aún seguía en el país.

Tiradas en un barranco

En lugar de dentro de un marco prominente y en la pared de una pinacoteca, la Policía griega ha recuperado Cabeza de mujer y Molino, pintado por el holandés Piet Mondrian en 1905, escondidos en un barranco entre arbustos y maleza, cerca de Porto Rafti, a unos 50 kilómetros de Atenas. Hasta allí los condujo el hombre, de 49 años, que ha confesado el delito tras ser detenido.

Las pinturas, envueltas en un paquete para protegerlas, estuvieron, según el acusado, dos meses escondidas a la intemperie. Hasta entonces las había tenido en un almacén de su propiedad, pero al sentir que la investigación podía señalarle, el miedo a ser apresado le llevó a buscar otro escondite.

Peor suerte corrió un boceto de comienzos del siglo XVII, atribuido al manierista italiano Guglielmo Caccia, conocido como ‘il Moncalvo’, también robado en la misma ocasión. Esta pieza resultó dañada al ser arrancada de su marco, por lo que, según ha reconocido, el acusado tomó una decisión drástica: destruirlo. Lo cortó en pequeños trozos y lo tiró por el retrete poco después del robo.

Un robo desconcertante

A pesar de que aparentemente fue la pasión lo que le llevó a perpetrar un robo de este nivel, el hombre ha reconocido que no planeó robar un cuadro en concreto, sino que cogió las obras que tuvo más cerca en el momento de la verdad.

Durante medio año planeó el golpe, acudió casi diariamente a la galería, tanto para visitar las instalaciones como para vigilar los exteriores, donde controló los movimientos de los guardias de seguridad hasta estar seguro del procedimiento a seguir. Finalmente, la madrugada del 9 de enero de 2012, el hombre consiguió entrar por un balcón que no se encontraba cerrado con llave y alejó a los guardias de seguridad de su ubicación al hacer saltar alarmas en distintas partes del museo.

Aunque hasta ahora se hablaba de dos ladrones, el hombre asegura que realizó el golpe solo. En pocos minutos arrancó las obras de sus marcos y, para cuando llegó la seguridad, solo era una silueta alejándose. Durante la persecución, un cuarto lienzo, otro paisaje de Mondrian, se le cayó.

Un tributo a Grecia

Cabeza de mujer, una representación cubista de Dora Maar, fotógrafa, pintora y musa del artista español, fue pintada por Picasso en 1939 y donada por él años después a la Galería Nacional, como un homenaje a la resistencia del pueblo griego contra la invasión nazi. De hecho, detrás del lienzo escribió a mano: «Para el pueblo griego, un homenaje de Picasso».

Durante la ausencia de la obra, también la galería ha estado cerrada al público. Fundada en 1900, ha aprovechado esta última década para renovarse y ampliarse, con lo que ha doblado su capacidad de exhibición y, muy probablemente, mejorado su seguridad.