Este sábado vuelve el ciclo ‘Músicas en la Ermita’, que este año se celebra en la Plaza de la Iglesia de la pedanía caravaqueña de La Almudema. En esta ocasión, será protagonista –desde las diez de la noche– el trío de cuerda Preludio, que acude a esta cita con Ántimo Miravete y Alejandro Nicolás al violín y Juraj Kovaç al violonchelo. Sobre el escenario dispuesto para la ocasión, estos músicos –avalados por su formación y numerosas actuaciones, además de como profesores sobresalientes– interpretarán un programa que incluirá, además del estreno de la obra Memento, compuesta para la ocasión por el maestro José Luis López García en memoria del doctor Juan Antonio Aznar –será el momento álgido del recital–, piezas de Giuseppe Tartini, Joseph Haydn, Maurice Allard y Aleksandr Borodin. Sobre ello hablamos con Kovaç a fin de conocer un poco mejor a esta formación.

Este fin de semana tienen un concierto en el que habrá un momento particularmente señalado: el estreno de Memento.

Será un concierto con mucha variedad musical, pero sí, se estrena Memento, una obra de José Luis López García. Se trata de una pieza basada en las formas barrocas, pero desde una perspectiva muy moderna. Esperamos que guste mucho al público.

¿Qué más nos vamos a encontrar en el concierto?

Vamos a tocar música barroca, clásica y contemporánea. Tocaremos dos sonatas de Giuseppe Tartini, posteriormente un precioso trío de Joseph Haydn y, luego, unas variaciones de Aleksandr Borodin, una obra basada en una canción rusa. Seguimos con un dúo para violonchelo de Maurice Allard, un compositor belga que reside en Canada, y el programa proseguirá con dos obras murcianas: la citada Memento y Rondo de la Jeringosa, de Pedro Braña. Un programa muy variado, ya digo.

Además, en un enclave excepcional como es frente a la iglesia de La Almudema.

No tengo la suerte de conocerla todavía, pero sí muchas ganas de ir. Además, es muy inspirativo el poder tocar en lugares con tanto encanto como este.

Ustedes que tocan en grandes espacios y, luego también, en rincones tan peculiares como este, ¿qué prefieren? ¿Con qué escenarios se queda?

Con cualquiera en el que se puedan hacer conciertos, la verdad. Sin embargo, tocar en las ermitas o en iglesias tiene algo especial..., hay un plus de respeto por el lugar en el que te encuentras. No es lo mismo tocar en un sitio así, sagrado, que en una sala de conciertos moderna; es totalmente diferente, digamos que se crea un ambiente muy particular.

Preludio es un grupo está formado por profesores. ¿Cómo fue el nacimiento de está formación musical?

En esta ocasión somos un trío de cuerda, pero podemos asumir muchos más tipos de composiciones. A La Almudema vamos con dos violines, los de Ántimo Miravete y Alejandro Nicolás, y un violonchelo, el mío, pero el grupo lo formamos según el programa; hasta en una ocasión formamos una orquesta de cámara...

La cultura parece que vuelve a poder disfrutarse de manera presencial, pero durante muchos meses los conciertos tuvieron que ser en streaming o, directamente, no ser. ¿Cómo han vivido este largo confinamiento?

Nosotros, en concreto, tenemos la inmersa suerte de formar parte de la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia, así que sí, primero tuvimos un tiempo de confinamiento, pero luego (pronto) empezamos a tocar, a ofrecer conciertos aunque fuera a través de las redes sociales y desde casa. Fue una sensación muy rara, aunque interesante. Después hicimos actuaciones en el Auditorio Víctor Villegas, pero sin público, y estos conciertos sí que fueron muy raros, porque tocar un programa entero solamente para las cámaras..., se me acababan saltando las lágrimas. El músico necesita un público delante. Ahora que podemos tocar de nuevo ante la gente hemos vuelto a coger el ritmo de antes de la pandemia y hemos reforzado nuestra emoción ante las actuaciones. Además, siempre hemos gozado de un público fantástico que nos ha acogido de una manera muy especial.

Como solista de la Sinfónica, cuénteme: ¿Qué están preparando con la orquesta regional?

Pues tenemos programados tres conciertos en julio; actuaciones veraniegas, claro, porque ya hemos completado nuestro ciclo de abono. Y esperamos comenzar pronto una nueva temporada que se viene muy intensa a partir del mes de septiembre.

Por cierto, ¿cómo fue que un eslovaco acabara en Murcia?

Cuando estudiaba en la Facultad de Música en Bratislava llegó una invitación de la Comunidad Autónoma en la que ofrecían una beca para tocar con la Orquesta de Jóvenes de entonces. Así que cogí un vuelo y aterricé en Murcia, donde hice muchos amigos. Tras esta etapa, regresé a Eslovaquia donde terminé mis estudios, y después de casi veinte años, hice con mi esposa un viaje a Murcia en el que me ofrecieron un puesto de chelista en la recién formada Orquesta Sinfónica de la Región. Vinimos para un año o dos y ya son casi diecinueve los que estamos aquí. Mis hijos son más murcianos que eslovacos.