«El mundo nos mira», soltó Santi Balmes el sábado en el Palau Sant Jordi. Y, pese a su habitual grandilocuencia, el líder de Love of Lesbian estaba en lo cierto: el concierto de la banda barcelonesa, con 5.000 personas bailando sin distancia social, no tenía precedente en el mundo pandémico. Los que siguen cantando Club de fans de John Boy en 2021 hablan de «regreso al futuro» y de «sueño hecho realidad». El resto, de experimento clínico pendiente de evolución que, eso sí, podría marcar la pauta de cómo se desarrollarán los conciertos masivos a partir de ahora.

A partir las 8 de la mañana del sábado, los seguidores de Love of Lesbian se fueron sometiendo a un test de antígenos rápido (TAR). Solo seis dieron positivo. Las otras dos condiciones fueron el uso de mascarillas FFP2 y de gel hidroalcohólico. Un día después, todo era júbilo. La plataforma Festival por la Cultura Segura -organizadora del concierto, que destinó 200.000 euros a pruebas de antígenos, mascarillas, gel hidroalcohólico y personal encargado de evitar las aglomeraciones en la entrada y la salida- y la Generalitat cruzaban mensajes de felicitación. Lo tenían claro: «sin un trabajo conjunto, habría sido imposible». Y ahora, dicen, queda esperar y hacer seguimiento a los asistentes.

«¿Por qué no?»

Mientras, el resto del mundo se mira al espejo y se pregunta si podría copiar ese modelo. Aquí, en Murcia, Isaac Vivero, gerente de Garaje Beat Club y presidente de la Asociación de Salas de la Región de Murcia (Murcia Live!), no duda: «¿Por qué no? Si en Barcelona han demostrado que se puede, y que en el sector de la cultura sabemos hacer bien las cosas, aquí no debería ser menos. Eso sí, esta estructura requiere unos costes añadidos, hay que montar una infraestructura y un seguimiento posterior, pero con apoyo público, claro. En Barcelona se ha hecho así, no desde lo privado totalmente». Desde Ibolele, responsables de los conciertos en la plaza de toros analizan que «como estudio clínico es una experiencia de la que podremos ver resultados en 15 días. Si son buenos, será una buena experiencia que sienta precedente para todo lo que venga después. Podría haberse hecho en un recinto al aire libre, si lo pensamos de cara al verano».

En Monkey Producciones, una de las promotoras de Las Noches del Malecón, opinan igual que Vivero: «Con el apoyo de las autoridades competentes podríamos llevarlo a cabo -explican estos últimos-. En Murcia contamos con grandes profesionales capaces de ello, así como espacios que permiten esos aforos». Alex Jiménez, presidente de la Asociación Murcia Técnica del Espectáculo, no está tan seguro: «Conociendo tal y como está la Administración aquí...lo veo difícil. Nuestra Sanidad está muy acotada, que lo entiendo, porque la salud es lo primero, pero con más flexibilidad y un compromiso entre todas las partes, se podía llegar a hacer». Rafa Gómez, de Silbato, la otra promotora que corta el bacalao en Las Noches del Malecón, comparte el escepticismo: «Es complicado a muchos niveles, tanto de infraestructura y logística como de espacios físicos. Suponiendo que tú haces un concierto de 5.000 personas en el Palacio de los Deportes, tienes que habilitar sitios para poder hacer el cribaje de esos 5.000, que ya puede ser la explanada del Carrefour, o la Fica o lo que sea...y tienes que tener un presupuesto aparte para esas pruebas, esos médicos, esos laboratorios.... Además, todo lo que no sea un sábado es complicado, porque la gente no puede irse de su trabajo para hacerse el test. Yo creo que este es un primer paso muy positivo para grandes eventos y cosas puntuales, pero dudo bastante que se pueda llevar a cabo con cierta regularidad».

¿Entradas más caras?

«Las PCR -continúa Gómez- irán bajando si aumenta la demanda, digo yo. Si cada test te cuesta 15 euros, ¿cómo lo asumes? La entrada se iría al doble ya, a no ser que alguien te lo facilite. Pero no creo que la Administración tenga la capacidad de generar esas ayudas para cualquier evento privado». Jiménez alude a la «falta de apreciación»: «En esta Región a la gente le parece cara una entrada de 20 euros, que es algo que por ahí pagan sin problema, como un acto de respeto a la cultura y al arte». «Cuando hablo de compromiso entre partes no solo hablo de lo público y lo privado -aclara Gómez-, también dentro de la Administración se tienen que poner de acuerdo, porque esto es algo que sobrepasa a Cultura. Habría que trabajar también con Sanidad y seguramente con Infraestructuras».

Hasta el más pesimista reconoce que el concierto del sábado significa algo. «Es una puerta que se abre, sin duda, y que nos hace afrontar con cierto optimismo lo que viene. Si es cierto lo que dicen de que el 70% de la población estará vacunada después de verano, yo creo que poco a poco iremos poniéndonos en marcha», dice Vivero. Gómez está de acuerdo, pero apunta un matiz: «Hay muchos conciertos programados para los próximos meses y espero que no se tengan que cancelar. Noto que se ha evaporado un poco la alegría de hace una semana. Con un leve repunte, ya estamos pensando en una cuarta ola. Y es normal, porque así es como nos hemos acostumbrado a vivir».