«Que el maquillaje no apague tu risa», escribió Joaquín Sabina en uno de sus temas más conocidos. Tal vez, porque el poeta jienense no ha oído hablar de Pipa, Juanolo, Golosino, Membrilla, Sopa, Piluca, Fito Huevo Frito y Leti Confeti, los PupaClown, una asociación murciana sin ánimo de lucro formada por un equipo de payasos que, con una buena dosis de maquillaje, tratan de hacer sonreír a los niños hospitalizados o que van a ser operados o que han de asistir a tratamientos continuados por alguna dolencia crónica. Bajo el lema ‘La sonrisa es la distancia más corta entre dos personas’, llevan realizando su labor desde el año 1998 en el Hospital Clínico Virgen de la Arrixaca, y, desde 2010, en el Centro Escénico de Integración Social Infantil y Juvenil, que, tras varios parones provocados por la pandemia, reabre sus puertas este fin de semana

«Yo quiero que vuelva la luz, y la luz la damos también las personas, las personas relacionándose entre sí. Eso es importantísimo. Tenemos que volver a lo social», apunta Pepa Astillero, fundadora de PupaClown, en la que, a pesar de estar inmersa en una crisis sanitaria que ha provocado que haya tenido que reducir considerablemente su actividad, se vislumbra una sonrisa tras su mascarilla. La covid-19 ha generado un sentimiento colectivo global, algo que «hemos experimentado todos juntos: ese miedo, ese terror, ese desasosiego, lo hemos vivido al mismo tiempo, en el mismo diapasón», así que, lo que PupaClown ha pretendido ha sido unirse a las decisiones de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Murcia respecto a las aperturas de los centros culturales, para mandar un mensaje a la ciudadanía de unidad, porque «la normativa era demasiado cambiante y llegaba un momento en el que no sabíamos qué se podía hacer y qué no».  

Programación

Por ello, la asociación ha reubicado toda su programación para que las compañías invitadas a su Centro Escénico puedan representar sus espectáculos una vez se han reducido las restricciones. Porque, «ahora más que nunca –recalca Pepa–, la cultura tiene un gran valor; mucho más que antes. Lo que nos ha salvado de la locura durante esta pandemia ha sido poder leer, ver películas, escuchar música... La cultura se ha empoderado. Si no la hubiéramos tenido a mano, habríamos enloquecido», asegura. 

Así, las representaciones en la carpa de PupaClown comienzan este sábado, y son un recorrido por las emociones humanas en el que, con cada función, aparte de hacernos reír, tratan de ofrecer «pequeñas semillas» que invitan a su menudo público a reflexionar sobre distintos aspectos de la vida. «Cada vez que abrimos este teatro y programamos, intentamos dar a las familias y a los niños algo en lo que pensar». Anque cada espectáculo tiene su temática, lo que se pretende es alcanzar «un sentimiento de tribu», remarca Pepa: «Cuidar de uno mismo, pero también de los demás», y «remar todos en una misma dirección, pero siempre abiertos a la diversidad, a la empatía y a escuchar opiniones diferentes».  

"Lo que nos ha salvado de la locura ha sido poder leer, el cine, la música... La cultura se ha empoderado"

Además de representaciones de PupaClown tan conocidas como Los siete cabritillos o Los tres cerditos –esta última se tiene que poner en todas las programaciones, porque si no «la gente nos mata, es más aclamada que El Rey León», dice Pepa entre risas– también cuentan con compañías que vienen de fuera de la Región, como La Líquida Teatro, de Málaga, con su espectáculo Museum (7 de marzo), que «habla sobre el valor de ir a ver cosas culturales». Desde Barcelona, contarán también con la compañía Cal Teatre y su Juego de sillas (27 marzo), una obra de títeres y actores que habla del lugar que ocupamos cada uno en el mundo y de cómo eso va a condicionar nuestra vida. «Cuando hacemos teatro para los niños, ellos se están divirtiendo grandiosamente, pero a la vez estamos tratando temas muy potentes que llegan al alma, y a cada uno le llegarán en el momento en que necesite reflexionar sobre ello. A veces es en el momento en que lo están viendo y otros casos se quedan guardados como pequeños tesoros que sacarán cuando lo necesiten». 

También dentro de esta programación, PupaClown estrenará una nueva producción llamada La aventura de Bruno y Estella (28 y 29 de marzo), en la que se trabajan emociones primarias como la alegría, el enfado y la tristeza y que proporciona a los niños herramientas para vivir y aprender a gestionar las cosas que les suceden.  

En cuanto al apartado económico, la asociación, como gran parte del sector cultural, también se ha visto afectada por la crisis sanitaria. «Primero por la reducción de público», apunta Pepa­, y en segundo lugar, porque «se han anulado las campañas escolares», que suponen más de la mitad del aforo. «Es como si de pronto hubiera entrado un ratón que se ha comido una parte muy grande de las cuentas», dice.

Respecto a su labor como payasos de hospital, tuvieron que hacer un parón desde el 11 de marzo hasta el uno de junio de 2020. «Fue un shock», recuerda: «Nos propusieron hacer teatro online, pero dijimos que no. El teatro, para nosotros, es un acto vivencial; debe que ser presencial. Así que hicimos lo más difícil: irnos a casa, parar». 

Y a pesar de todo, la pandemia no ha conseguido doblegar la sonrisa de PupaClown. Pepa se muestra optimista y espera con toda su energía que este año acabe con esta situación. Y que «nos quitemos la mascarilla», y «que nos podamos besar y abrazar». Y que PupaClown pueda seguir haciendo su labor tanto en el teatro como en el hospital. Y... «que nos vaya bien la vida».