Una noche sin luna, un monólogo escrito y protagonizado por el popular actor argentino Juan Diego Botto (1975). En él, el intérprete bonaerense se mete en la piel del «mejor dramaturgo del siglo XX, y también el mejor poeta»: Federico García Lorca, pero lo hace de una manera un tanto peculiar..., «como si el granadino estuviera hoy aquí, entre nosotros», apuntan desde el TCM.

Y es que Una noche sin luna recoge entrevistas, charlas y conferencias de Lorca, así como fragmentos de sus obras y algunos de sus poemas; textos, a través de los cuales (y de la dramaturgia de Juan Diego Botto), es el propio poeta quien, en primera persona, «nos acerca a su mundo». Con mucha ironía, emotividad y sentido del humor, el autor va relatando su paso por la residencia de estudiantes, las críticas recibidas por Yerma, su experiencia en La Barraca, su relación con la prensa, sus amores, la tensión de sus últimos años y, con todo ello, nos vamos acercando a temas como el papel de la mujer en la sociedad (bajo su mirada siempre poética y reivindicativa), la necesidad de la libertad artística y de expresión, la lucha por la libertad e identidad sexual, o la importancia de la memoria y las raíces.

Actualmente se encuentra rodando la que será su próxima película, ¿no?

Sí. Empezamos hace poco. Es una película de Félix Viscarret basada en una novela de Juan José Millás (Desde la sombra). Todavía tenemos algunos días por delante.

No obstante, vamos a hablar de Una noche sin luna, que es lo que nos compete en este momento. Hábleme de esta pieza, de cómo surgió este montaje.

Pues ha sido un proceso muy largo. Desde que lo pergeñé y se lo conté a Sergio Peris-Mencheta han pasado tres años. Quisimos montarla antes, pero mis fechas y las suyas no coincidían: yo tenía una serie y él vive en Los Ángeles. Y cuando por fin pudimos coincidir, estalló una pandemia global. Finalmente, Sergio volvió a España por un mes, pero, a la vez que esto, tenía su propio montaje (Castelvines y Monteses), y uno de sus actores dio positivo en covid y se tuvo que confinar. Me siguió dirigiendo, pero por Zoom. Llegaba a la sala, montaba la escenografía y encendía el ordenador. Ha sido la experiencia más surrealista y compleja de mi vida como actor...

Imagino...

El día del estreno estábamos únicamente el iluminador y yo. Colgamos los focos y él me decía: «Un poco más azul... Un poco más blanco...» [Ríe]. Fue una experiencia difícil en este sentido, pero fácil en todo los demás. Sergio Peris-Mencheta vio muy pronto la obra que yo tenía en la cabeza; diría que mejor que yo, incluso.

Se centra en Lorca.

Me centro en una serie de decisiones que tomó en su vida y que le condujeron al fusilamiento del 18 de agosto de 1936. Recuerdo aspectos éticos, estéticos, artísticos, sexuales... Pero no es un biopic. Me había planteado al principio hacer un recital, pero fui profundizando en su obra menos conocida, y en entrevistas, conferencias..., y descubrí que, no solo sus textos, sino que también sus decisiones, su vida, resuena todavía hoy. Como él en su tiempo, en la actualidad vivimos en una encrucijada que está cambiando el modelo político y social de nuestros días; eso fue lo que me lanzó a escribir.

En Una noche sin luna toma versos de aquí y de allá y los hila usted mismo para dar sentido a la obra. Peris-Mencheta decía que no se notaba lo propio de lo del poeta...

Quien conozca la obra de Lorca la distinguirá de lejos. Yo lo único que hago es casar esos fragmentos usando metáforas y símbolos que él hubiera podido utilizar, nada más.

Entonces..., ¿el hombre o la obra? ¿Con qué se queda?

Ambos. Como te he dicho, me metí en este proyecto a través de su obra para ir después adentrándome poco a poco en su vida. Lorca es el mejor dramaturgo del siglo XX, y también el mejor poeta, pero, además, corrió unos riesgos que muy poca gente asumió; es un verdadero ejemplo.

Escribió Un trozo invisible de este mundo y ahora Una noche sin luna. ¿El teatro puede ser algo más que puro entretenimiento?

El teatro siempre va más allá del escenario voluntaria o involuntariamente: no entiendo el teatro sin narración y la narración sin mensaje, pero también tiene que entretener, no es una homilía.

FICHA

  • Fecha: Viernes, 18.00 horas.
  • Lugar: Teatro Circo, Murcia.
  • Precio: 12/15/18 euros.