El actor y director Daniel Guzmán, ganador de un Goya por su ópera prima A cambio de nada en 2015 , versiona y dirige la obra con la que se despide la 50 edición del Festival Internacional de Teatro, Música y Danza de San Javier, Perfectos desconocidos, una divertida comedia que invita a la reflexión sobre el uso actual del teléfono móvil y la intimidad personal. Se trata de una versión teatral de la película Perfetti sconosciuti, dirigida en Italia por Paolo Genovese cuyo remake en España firmó Álex de la Iglesia.

Perfectos desconocidos relata la historia de un grupo de amigos de toda la vida, tres parejas y un soltero, que quedan para cenar. En la cena, la anfitriona sorprenderá al resto con la propuesta de jugar a dejar los móviles en el centro de la mesa y compartir con todos los mensajes y llamadas que reciban. Todos acaban accediendo aunque pronto se arrepentirán.

El director buscó un reparto que fuese «un grupo de amigos en el escenario» y los encontró en los actores Inge Martín, Olivia Molina, Antonio Pagudo, Elena Ballesteros, Fernando Soto, Jaime Zatarín e Ismael Fritschi. Los siete actores no salen del escenario en toda la obra y se mueven en una escenografía minimalista, firmada por Silvia de Marta, al servicio del realismo de la función compuesta por una zona de sofás, una cocina, un baño y una terraza, que cobrarán vida con la iluminación de José Manuel Guerra.

Porque para directores como Daniel Guzmán, «el teatro tiene que ser vida», donde «no haya una frontera entre la realidad y la situación imaginaria» y «el público sea un personaje más».

El uso del móvil, el límite de la intimidad personal y el lugar que ocupan los secretos de cada uno fueron los factores que atrajeron a Guzman de este proyecto: «Me inquieta bastante, ya que esta cercanía que ofrecen las nuevas tecnologías nos alejan de nuestra propia vida», declaró Guzmán.

Así, y «consciente de la dificultad que tenía, al ser una obra ya versionada en el cine», se puso al mando de un proyecto que se ha traducido en una comedia muy divertida y reflexiva a la vez, en la que, según advierte su director, «puedes pasar de la carcajada más absoluta a no poder respirar en el asiento por el giro que acaba de dar la función».

La obra, que se estrenó a finales de septiembre de 2018 en el Teatro Reina Victoria de Madrid donde ha permanecido varios meses con enorme éxito, es una producción de Pentación, Milonga y El Niño.