ALICIA G. ARRIBAS (EFE). MADRID

La obra de Ouka Leele, Premio Nacional de Fotografía y uno de los iconos de La Movida madrileña de los años 80, se ha convertido en una película que, más allá del documental -que lo es-, descubre a una sincera actriz que cuenta su vida sin reservas y ofrece lo que tiene: una especial forma de ver el arte.

'La mirada de Ouka Leele', cuarto largometraje del cineasta Rafael Gordon, lo es también de Madrid, de una época, y de una forma de entender el arte y la libertad que asistió a la recién nacida democracia en España.

Con la excusa de que Ouka Leele -Bárbara Allende Gil de Biedma (Madrid, 1957)- iba a pintar un mural de 240 metros cuadrados en Ceutí, Gordon tentó a la artista -a la que conocía y admiraba- para hacer un seguimiento cinematográfico que acabó por ser "casi un psicoanálisis", reconoce.

Para la creadora, el mural de Ceutí, titulado 'Mi jardín metafísico' y en cuyo diseño participó todo el pueblo con opiniones y consejos, fue un gran reto al que tuvo que hacer frente a la vez que encajaba la muerte de su madre y la adolescencia de su hija, circunstancia que la tuvo dos años viajando de Madrid a Murcia.

Tras cinco años de rodaje, la cinta ha conseguido contar "la historia de cómo se desarrolla la creatividad de un genio, su pasión y su lucha", afirma el director de esta cinta que se estrenará el 5 de diciembre y que ya se ha presentado a los Premios Goya.

"Me siento como una hormiga", dice una humilde Ouka Leele para explicar su sensación al ver la película, cuyo primer plano es una jovencísima artista tocada con un cochinillo en la presentación de su serie 'Peluquería', en 1980, que proclama: "Mi obra no es una crítica social, es la sublimación de lo cotidiano".

Repasa la cinta la relación con su familia y con su hija, así como con otros artistas de la época, y aporta trozos impagables rodados por su padre y por ella misma con la Fura dels Baus, Carlos Sánchez Pérez 'Ceesepe', 'El Hortelano' José Alfonso Morera, Sybilla o Radio Futura.