Un centenar de prostitutas que ejercen en la ciudad de Barcelona formaron ayer por la mañana una cadena humana pacífica en la ronda de Sant Antoni en protesta contra la ordenanza de civismo que se votó en el Ayuntamiento. El Consistorio aprobó la Ordenanza de Convivencia, que, entre otros puntos, regulará la prostitución y mendicidad callejera, y que provocó una grieta en el seno del tripartito, después de que ICV-EUiA votase en contra.

Aunque hasta el jueves mismo PSC y ERC intentaron convencer a los ecosocialistas de que al menos se abstuvieran y no mostraran una fractura tan clara del tripartito, ICV-EUiA ha mantenido su postura y ha rechazado la normativa por entender que "mezcla" problemas sociales con otros relacionados con vandalismo e incivismo.

Perseguir la acción de las redes que actúen bajo la "apariencia de mendicidad", la venta ambulante ilegal o la prostitución y la lucha contra el vandalismo y deterioro del espacio público son los ejes de la nueva norma "transversal".

En cuanto a la cadena humana, en la que también había transexuales y ciudadanos que se unieron a la marcha, transcurrió por la ronda Sant Antoni, Rambla del Raval y calle Sant Pau.

Los lemas que portaban las manifestantes, la mayoría de las cuales ocultaba su rostro tras máscaras de colores, coincidan con algunos de los exhibidos el pasado sábado durante la manifestación contra la ordenanza de civismo, 'Prostitutas sin fronteras', 'Sólo en la calle ejercemos libres y seguras', 'Queremos espacios donde trabajar tranquilas y seguras' o 'Queremos respuestas, no sanciones'. Una de las responsables de Ambit Dona, una de las plataformas organizadoras del acto, Marcela Torres, manifestó a los medios que "la prostitución es una labor compleja y añeja, con una doble moral de fondo. Mientras ellas piden su regulación desde hace años, el Ayuntamiento busca su erradicación".