Si hay un escultor reconocido en la Región de Murcia ese es Antonio Campillo, y si hubo una musa para su trabajo, esa fue siempre la figura femenina. «Entre la obra profana y la obra religiosa de Campillo, el 98 por ciento -si no más- son obras que comprenden a la mujer; ya sea sola, con niños, o formando parte de la sagrada familia», así lo declara Clemente García, Presidente de la Fundación Antonio Campillo y amigo del escultor murciano.

García acaba de publicar el libro La mujer en la escultura de Antonio Campillo,La mujer en la escultura de Antonio Campillo que presentará el miércoles en el Aula de Cultura de la Fundación Caja Mediterráneo de Murcia a las 19.30 horas. El volumen constituye «un sinfín de lo que es la obra de Campillo y que termina con un homenaje a la mujer murciana. Campillo decía que sus figuras no las quería estereotipadas; quería sacar a los niños, no relamidos, sino de la calle; a las mujeres, sus amigas, a las que encontraba en las calles, siempre siendo un reflejo de la mujer de su tiempo».

Un reflejo de ello es su obra Homenaje a la mujer murciana, cuya réplica de flores adornaba la Avenida de la Libertad hasta que fue quemada en un acto que «no lo puede aceptar una sociedad, ya no digo culta, pero educada», reclama García, quien a pesar de todo cree que sirvió para «enriquecer la ciudad, porque se ha sustituido por la réplica de su obra, que yo creo que tiene una vocación de permanencia. Pero habría que hacerla aún más grande».

La imagen femenina en la producción de Campillo era «totalmente importante. Desde que era un chaval y vivía en la huerta, se acercaba a su acequia y sacaba barro que moldeaba con figuras de pájaros o mujeres, siempre», recuerda García. Una característica que lo diferenció del resto de escultores murcianos de la época: «Aunque siempre ha tenido importancia la figura de la mujer en la historia del arte, abordarla con la intensidad con la que lo hace Campillo no es fácil. Él se significó por eso».

En su libro, Clemente García no solo aborda la influencia de la mujer en la obra del escultor, sino que va más allá. «Mi problema fue decidirme a abordar este tema, porque me pareció que estaba ante un personaje que tenía una riqueza bibliográfica como ningún otro artista lo había tenido en la Región, y eso constituye un auténtico obstáculo para poder investigar con cierta originalidad. Entonces, ante esa muralla, lo que yo me proponía era proporcionar una perspectiva general que ayudara a descubrir la personalidad humana del escultor». A pesar de su preocupación inicial, el autor ha sabido encontrar esa originalidad al abordar nuevos aspectos de la vida de un artista que fue «fiel a sí mismo»: «Nadie ha estudiado las influencias literarias que Campillo tuvo, y si lees el libro con un cierto detenimiento, aparece entonces la influencia de Gustavo Adolfo Bécquer, Lope de Vega, Lorca?». El volumen viene acompañado, además, de un catálogo de fotografías de todas las obras mencionadas, entre las cuales, García recuerda con especial cariño un busto que le realizó Campillo en el año 1951, cuando el escritor tenía 15 años: «La obra juega un sentimiento mixto porque, por el lado personal, Antonio era un gran amigo, nos conocíamos mucho, y, por el lado del arte, otros artistas dicen que es uno de los mejores bustos que han visto. Yo me quiero quedar con eso».

El arte de Campillo no se queda solo en las fronteras de la Región, y es que su trabajo ha sido expuesto en ciudades como Granada, Almería y Madrid, donde aún prevalecen sus esculturas en una de las fuentes de la Plaza de España que el Ayuntamiento de la capital española le encargó en 1970. «Su obra está cumpliendo el destino que él quería, ya que decía que hacía sus obras para que la gente las disfrutara, las viera y pudiera opinar libremente», declara García.

Brillante trayectoria profesional

Nacido en la provincia de Almería el 29 de junio de 1936, y apenas un mes y medio después, un 8 de agosto, Clemente García se fue a Murcia, de donde ya no salió. Es tal su amor y devoción por la que es, en definitiva, su ciudad, que desarrolló el cargo de alcalde de la capital del Segura entre los años 1972-1979. «Fíjate en qué época más bonita, en el periodo de la transición».

García es doctor en Derecho y miembro de la Real Academia de Legislación y Jurisprudencia, ha sido secretario general de la Confederación Regional de Organizaciones Empresariales (Croem), «durante casi 34 años». Además, es autor de diferentes libros sobre la Transición española y otras materias referidas a la Jurisprudencia y el Derecho. García posee un curriculum brillante que ha ido dando fruto a una lista de honores extensa: la Medalla de Oro de la Región de Murcia, de Croem, de Ceclor y de la UMU, además de otras destacadas distinciones. «Todo es producto de la generosidad de los murcianos», declara. Y del talento de sus trabajos, no cabe duda. De momento, sin nuevos proyectos en mente: «Tengo 82 años, es difícil tener proyectos a esta edad, lo importante es no estar inactivo, porque siempre surgirá alguno, y me pondré con ello».