En ocasiones resulta más fácil ensalzar lo ajeno que lo propio. Digamos que podría ser por esa malsana tendencia a la cotidianidad que lastra a lo cercano y que, a fuerza de repetirse es capaz de restar brillo a la más excepcional de las obras. Y no es que Antonio Campillo no goce en la Región del estatus que merece -como uno de los escultores españoles más destacados del pasado siglo-, pero noticias como la que hoy recogen estas líneas ayudan a situar al irrepetible creador de la Era Alta en el lugar que le corresponde: junto a los grandes.

Y es que, tal y como adelantan fuentes de la Fundación Antonio Campillo, el Museo Ibáñez de Olula del Río (Almería) dedicará una sala exclusiva y permanente al escultor murciano; un espacio de 170 metros cuadrados en el que se van a disponer 67 obras: 41 esculturas, cinco de ellas de gran formato, y 26 dibujos. Semejante privilegio -en vistas del trabajo organizativo de la Fundación de Arte Ibáñez Cosentino, que gestiona el museo- solo está al alcance de artistas de la talla de Goya, Antonio López y, ahora, Antonio Campillo.

En este sentido, hablamos de uno de los museos más importantes de Almería, de la colección de arte contemporáneo más grande de Andalucía y de uno de los centros culturales más importantes y activos del Sureste español. También de Sorolla, Zuloaga, los Madrazo (Federico, Raimundo y Ricardo), Eduardo Rosales, Benlliure, Mateo Inurria, Pinazo, Benjamín Palencia, Redondela, Amalia Avia, Francisco y Julio López Hernández, Joaquín Ramo, Alfonso Fraile€, y los más destacados artistas almerienses del siglo XX: Ginés Parra, Federico Castellón, Jesús de Perceval, Capuleto, Carlos Pérez Siquier y, por supuesto, Andrés García Ibáñez, creador del centro. Por todo ello, «estar representado en el museo es un hecho altamente significativo y no lo es menos el hecho de que se le vaya a dedicar una sala completa», explican desde la Fundación Antonio Campillo.

En ella podremos encontrar gran variedad de técnicas, materiales, temas y épocas en la trayectoria de Campillo, pero que en suma muestran la gran capacidad de uno de los escultores figurativos más importantes del siglo XX español. Además, la sala, diseñada por el propio García Ibáñez, contará con una museografía novedosa, al hilo de las nuevas tendencias internacionales, y presentará de una forma ordenada las diversas temáticas que recorren la obra del artista a través una amplia cronología: de 1957 a 2008, «convirtiéndose así el museo olulense en un nuevo referente para el estudio y el disfrute de la obra de Antonio Campillo», señalan desde la Fundación.

Interés singular

Tal y como explican los defensores del legado del escultor murciano, la Fundación de Arte Ibáñez Cosentino fue la que inició el contacto con la Fundación Antonio Campillo «movidos por el gran interés que sentían por la obra de Campillo», que en palabras del fundador del museo «es uno de los mejores escultores españoles del siglo XX».

En concreto, se ha firmado un contrato de depósito por un periodo inicial de cinco años favoreciendo el que la obra pueda ser vista y admirada por los numerosos visitantes del museo almeriense. Además, desde mayo de 2015 el Museo Ibáñez tiene presencia en la capital provincial a través de un convenio firmado con el Ayuntamiento de Almería para la musealización, cesión de colecciones y la dirección del Museo de Arte Doña Pakyta.

Y es que el Museo Ibáñez de Olula del Río -hermanado con el Museo Ibáñez de Melilla- cuenta entre sus fondos con más de 1.200 obras inventariadas, de las cuales exhibe más de 300 en un espacio expositivo de casi 3.000 metros cuadrados y 23 salas. Por si fuera poco, junto al Museo Ibáñez se encuentra el Centro Pérez Siquier, creado gracias a la cesión mediante contrato de comodato del fotógrafo Carlos Pérez Siquier de la totalidad de su archivo fotográfico.