Según confesaba ya en 2009, a Josele Santiago solo le funciona un oído. Ni esto ni sus problemas cervicales han terminado con su elogiada carrera musical, que ahora discurre por dos caminos paralelos, en solitario y con la banda enemiga. Aunque la vida mata y no se encuentra perfectamente, este tío cabal se niega a comenzar la cuenta atrás y sigue demostrando que hay vida inteligente en el rock en castellano. Esta noche volverá a demostrarlo en Garaje Beat Club, donde tocará, en clave acústica, temas que requieren matices y silencios, evitando la sobrecarga de decibelios de algunas coplas de Los Enemigos. Lo hará con motivo del WAM - Estrella de Levante, que no solo le ha traído a Murcia en su versión más intimista, ya que mañana se subirá al Escenario Thunder Bitch de La Fica con su banda en uno de los conciertos con más solera del programa.

Te presentas en solitario y en acústico. ¿Adelantarás canciones de tu quinto disco en solitario, que está todavía en el horno?

Sí, la idea es tocar cuatro o cinco. Ya hay ganas. El disco tenía que haber salido en marzo, pero los problemas de salud lo han retrasado y vamos a ir paseando las canciones por ahí, a ver qué tal se portan.

¿Hay fecha ya para ese disco?

R Esperamos que salga en junio, y luego ya presentarlo en septiembre.

¿Cómo músico te quedan territorios sin explorar después de 30 años?

R Muchísimos. La música es tan vasta y tan variada que siempre queda mucho. Otra cosa es que a uno le apetezca o se sienta capacitado para según cuáles, pero uno siempre le puede dar un giro hacia aquí o hacia allá a su carrera y a ver qué pasa. Eso es lo bonito. Siempre hay mucho campo por explorar.

Julián Hernández (Sinistro Total) dijo de Los Enemigos que es uno de los pocos grupos que tiene «fans militantes de base». ¿Lo sientes así, también en tu carrera en solitario?

Sí, claro. En muchos casos coincide, los que ven a Los Enemigos vienen también a verme en solitario. Pero vamos, militantes de base tienen todas las bandas de rock and roll, es un clásico esto, ¿no?

¿Has escuchado la canción de adelanto del álbum póstumo de Chuck Berry, Big boys? Parece imposible que alguien cante así a los noventa años. Es la demostración de que el rock no tiene edad.

Sí, resulta esperanzador. Suena muy fresco y la letra tiene mucha coña. El tema de que los mayores no le dejan jugar, tiene mucha gracia. Es una manera de irse para quitarse el sombrero.

Tanto en grupo como en solitario has cosechado el aplauso casi unánime de la crítica. Haciendo un juego de palabras facilón, ¿se puede decir que Josele Santiago no tiene enemigos?

Bueno, como dices, la crítica siempre me ha tratado bien, pero luego ya las ventas, los road managers y todo esto no han respondido tan bien y ha habido épocas muy duras. Pero bueno, se ha ido saliendo y ahora no me puedo quejar, porque sigo viviendo de lo que me gusta. Ya con cincuenta y tantos tacos hay gente a la que lo de la carretera le tira para atrás, pero no es mi caso. Siempre estoy deseando salir, y encantado.

Algunos músicos de la Movida se han unido para hacer giras conjuntas. En una entrevista en televisión llamaron a Josele Santiago, Jorge Martínez y Julián Hernández «las 3 jotas del rock español». ¿Con esos tres no saldría un buen supergrupo?

Somos muy amigos, tenemos gustos afines y nos reímos mucho juntos. A lo mejor un día nos da por ahí, pero mira que lo dudo. Estamos cada uno, además, en una punta del país... Bueno, ahora estamos un poco más cerca. Pero no se nos ha pasado por la cabeza montar un supergrupo. Cuando nos juntamos los tres, lo que hacemos es tomarnos una cerveza [risas]. Somos amigos, y cada uno con sus proyectos ya tiene bastante.

¿Cómo está la situación con Los Enemigos? ¿Tu carrera en solitario seguirá paralela al grupo?

La contratación sigue abierta, ya tenemos alguna cosa para el verano y tampoco se descarta volver a grabar algo juntos, no lo sé. Lo que pasa es que me tengo que desdoblar, no sé de dónde sacar el tiempo. Pero igual nos juntamos el año que viene en el local, a ver qué sale. Quizá un disco menos unilateral a la hora de escribir. Nos lo pasamos bien encima del escenario haciendo ruido.