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Laura Lanuza: "El mar Mediterráneo es el cementerio más grande del planeta"

La cofundadora y responsable de la comunicación de Open Arms visita la Región de Murcia para dar una conferencia en Lorca sobre el papel del voluntariado en las crisis humanitarias que se están dando en Gaza y en el mar Mediterráneo

Laura Lanuza

Laura Lanuza / L.O.

Antonio Susarte

No debemos confundir inmigración con migración forzosa. Una cosa es mudarse en busca de nuevas oportunidades y experiencias. Otra, muy distinta, es huir de tu país porque no te queda otra opción. Guerras, persecuciones, pobreza extrema, trata de personas, etc. La supervivencia, en definitiva, han convertido al Mar Mediterráneo en la única vía de escape para los que buscan desesperadamente asilo; en el lugar de encuentro de las famosas pateras que, atiborradas de personas, no todas llegan a buen puerto. Y es que con frecuencia nuestro mar se torna en una gran fosa común para los migrantes forzados. La acusada crisis migratoria de 2015 lo hizo palpable y alumbró por fin respuestas en Europa. Sin embargo, las operaciones de rescate más activas y eficaces no provenían de gobiernos, ni de guardias costeras, sino de particulares que hacían fletar sus propios barcos para hacer frente a la crisis. Nacía así la ONG española, Open Arms.

Los comienzos

La imagen que dio la vuelta al mundo en 2015 de Aylan, el niño de 3 años ahogado en una playa de Turquía, conmovió al catalán Óscar Camps y a la oscense Laura Lanuza. Les obligó a actuar, a ayudar, a emprender una labor que continúa, incansable, hoy. Hablamos con Laura a propósito de su visita a Lorca el próximo 26 de abril para «acercar a la ciudadanía» lo que su grupo humano vive en el mar.

«El cementerio más grande del planeta». Así describe Laura el mar al que desde hace casi 10 años no le quita el ojo. Desde la primera incursión en la Isla de Lesbos de Óscar Camps y sus compañeros de la empresa de socorrismo, toman conciencia de la inmensa crisis humanitaria que existe en el mar Mediterráneo. Pronto vieron que la prestación de ayudas no tenía fin porque la llegada de vidas humanas en peligro no tenía fin. Aquella realidad requería adoptar esta tarea como una forma de vida. «Ayudar, ayudar y ayudar. Allí no había nadie y nos tuvimos que regular como una organización», afirma la activista. En Grecia, con «aletas y uniformes de socorrismo» germina la esencia de Open Arms; una conciencia de activismo que crece, se profesionaliza y aprende con el tiempo que, ante la pasividad de los gobiernos, «la respuesta popular es capaz de cambiar muchas cosas». «Hemos salvado la vida a 70.000 personas, pero aunque hubiera sido una ya habría valido la pena», relata Laura.

"Debemos denunciar a todos los gobiernos que no están protegiendo estas vidas"

Europa y la inmigración

La cuestión de la inmigración y su regulación forma parte del programa electoral de todos los partidos políticos europeos. Es una de las problemáticas más acuciantes a las que se enfrenta España, y en extensión, todos los países costeros. «Somos la frontera sur del continente europeo», recuerda Laura, «y nos empeñamos en colocar barreras a una realidad que no se puede parar». Como responsable de la comunicación de Open Arms, insiste en que las políticas migratorias obstinadas en «levantar muros» y no en «abrir puentes», no solucionan un problema que va a seguir existiendo mientras haya gente que huya de sus países. Cree que el debate emocional sobre el cierre de fronteras ha dejado de tener un sentido práctico. «Debemos centrarnos en buscar una integración eficaz, pacífica y beneficiosa para todos», asegura Laura.

La polémica ha envuelto con frecuencia a la actividad de Open Arms. Desde diferentes sectores de la sociedad han sido acusados de favorecer la inmigración irregular o de causar un ‘efecto llamada’. «¿Por qué con nuestro pasaporte español podemos ir a cualquier país ,y en cambio con un pasaporte africano no? ¿Que diferencia hay?», se pregunta Laura. Muchas mafias se lucran del tráfico de personas, y Laura cree que si no existe y no se trabaja por establecer unas «vías legales y seguras de circulación», seguirá operando la trata de migrantes.

«Esto de ver la inmigración como un problema hay que darle la vuelta», sugiere Laura. Ella apuesta por la inclusión y la «suma a la riqueza del país» que cree que supone la inmigración. Por el contrario, se opone rotundamente al uso de la inmigración como una «herramienta política» o el «uso del miedo al pobre y al diferente» para atraer votos. Cuando Rusia invadió Ucrania, desde Open Arms notaron una diferencia de trato según el lugar de procedencia del refugiado. Mientras que un barco de 100 sudaneses y etíopes esperaba desde una semana que se le diera puerto, para los vuelos y el corredor humanitario que establecieron en Varsovia todo eran facilidades. «Los derechos son los mismos para todas las personas», sentencia Laura.

"Vengo a Lorca para acercar a la ciudadanía la realidad que vivimos en el mar"

La labor en Gaza

Open Arms no ha cruzado los brazos ante la crisis humanitaria que viven los gazatíes. Asumiendo el riesgo del conflicto y la complejidad del terreno, el buque de la ONG española zarpó el pasado 12 de marzo con el objetivo de crear un corredor humanitario que permaneciera desde Chipre, en constante movimiento. Colaborando codo con codo con la organización World Central Kitchen, acometieron un primer envío de toneladas de alimentos exitoso. Durante el segundo sucedió la tragedia que ha provocado la paralización de la misión humanitaria en Gaza de estas dos organizaciones. «Estamos todavía conmocionados», señala Laura. Un ataque de de Israel a un convoy ha supuesto la pérdida de siete trabajadores de World Central Kitchen. «Nos podría haber pasado a nosotros», se lamenta.

Laura aprovechará su visita a Lorca para señalar que la «emergencia humanitaria en Gaza está siendo provocada por un genocidio». Con determinación, subraya el «uso del hambre como arma de guerra», como la razón del bloqueo por parte de Israel a la entrada de ayudas; así como, la «hipocresía» de la comunidad internacional y su «doble moral» frente a la crisis de Ucrania y la crisis de Gaza. «Occidente está paralizado» asevera, «la ONU está demostrando que no tiene las herramientas adecuadas para proteger a las personas».

El próximo viernes 26 de abril, Laura lanzará preguntas a los lorquinos. Invitará a la reflexión sobre la «deshumanización» y el «cinismo» que cree, se están cultivando en Europa en temas como la inmigración y la geopolítica. «Porque no son números, son personas», concluye la activista.