Salud

La pregabalina, un fármaco en el punto de mira asociado a miles de muertes

Casi 14.000 pacientes de la Región lo tienen prescrito para tratar dolores neuropáticos o episodios de epilepsia

Su consumo descontrolado, junto a otros opioides, podría estar detrás de los fallecimientos en Reino Unido

Un trabajador de una farmacia de Cartagena muestra cajas de medicamentos que contienen pregabalina.

Un trabajador de una farmacia de Cartagena muestra cajas de medicamentos que contienen pregabalina. / Iván Urquízar

Adrián González

Adrián González

Está en el punto de mira al haber causado en las últimas semanas una «alarma» en otros países de nuestro entorno. No porque sus efectos directos o indirectos provoquen un fallecimiento repentino. Pero sí porque el consumo descontrolado de pregabalina junto a otros opioides podría haber dado lugar a miles de muertes en territorios como Reino Unido.

La pregabalina es un medicamento autorizado en Europa desde hace veinte años y de tipo anticonvulsivo utilizado para tratar dolores neuropáticos como el ciático, así como para episodios de epilepsia, aunque su uso también puede servir como ansiolítico ante problemas de ansiedad o incluso de depresión en adultos. Su comercialización en España comenzó en el año 2005 y, para su compra, en nuestro país es obligatorio que sea ‘recetado’ por el médico.

Su prescripción por parte de los facultativos está más avalada, ya que tiene propiedades relajantes que en estos pacientes genera sensación de bienestar y calma. Pero esto ha podido desencadenar en otros países precisamente su efecto contrario y su adquisición se haya generalizado sin seguir las recomendaciones y pautas de los expertos ni las indicaciones autorizadas en la ficha técnica.

La alerta saltaba en Reino Unido hace unas semanas después de que el diario The Times publicase que este fármaco podría estar asociado a más de tres mil fallecimientos en los últimos años.

Las claves

Alerta en reino unido

El fármaco se relaciona con más tres mil fallecimientos en Reino Unido

Fueron los diarios británicos los que alertaron que la pregabalina podría estar asociada a estas muertes. En España se comercializa desde el año 2005 y en todos estos años no ha habido constancia de que haya causado algo similar.

Prescripción médica

Su uso descontrolado frente al control en España 

En nuestro país la compra, venta y el consumo de la pregabalina está más controlado, ya que tiene que ser ‘recetado’ obligatoriamente por un facultativo para que el paciente pueda comprarlo.

En la Región de Murcia, el Servicio Murciano de Salud (SMS) tiene registrados a fecha de enero de 2024 a casi 14.000 pacientes que tienen prescrito en la receta médica la pregabalina, así como bajo marcas comerciales más conocidas como Alzain, Axalid o Lyrica. El 62% de los casos de prescripción de este fármaco en la Comunidad se hace a mujeres: la cifra supera las 8.700, mientras que en los hombres alcanza los 5.200. La Consejería de Salud recuerda que en el boletín sobre seguridad de medicamentos de uso humano de la Aemps publicado en enero del pasado año ya se advertía que «el uso concomitante -que ocurre durante el mismo período de tiempo- de opioides y gabapentinoides (gabapentina y pregabalina) aumenta el riesgo de sobredosis de opioides, depresión respiratoria y muerte».

Pero lo que ha ocurrido en Reino Unido, en Estados Unidos y en todos aquellos países donde el flujo, la venta y demanda de fármacos está más «descentralizada o descontrolada» es que su consumo se ha multiplicado en los últimos años tras ser tomado por la población como la medida más fácil y accesible para tratar de acabar de golpe con dolores crónicos, sin ningún tipo de control del paciente por parte de la industria farmacéutica o por los propios facultativos.

Más control y vigilancia

Este hecho es bien distinto en España, donde su prescripción obligatoria y posterior vigilancia está mucho más controlada. Así lo asegura María del Mar Hernández, anestesióloga y jefa de la Unidad del Dolor del hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia: «Nos llama la atención porque son fármacos sobre los que hay que tener mucha vigilancia, y en nuestro país se tiene. Los profesionales estamos atentos a los efectos secundarios, a las dosis, a cuando un paciente no lo tolera o hay que ser cuidadoso en unos parámetros de control», expone.

Sánchez recuerda que hay fármacos que tienen posibilidades de crear una dependencia importante por su propia forma de funcionar, aunque, añade, en el caso de la pregabalina esa no es su característica más llamativa: «Otra cosa es que los pacientes que encuentran una mejoría sí creen una cierta dependencia. Un uso continuado implica que no se puede hacer una suspensión brusca de este tratamiento porque las vías nerviosas se han acostumbrado a tener ese fármaco, a que ese actúe y las module».

Pero ocurre, dice, con otros muchos fármacos: «El riesgo depende de en qué contexto se utilice el fármaco: no es lo mismo un paciente que nunca ha tenido un problema de adicción como uno que sí o un paciente que lleva solo dos fármacos u otro que lleva muchas otras cosas».

«Es habitual que nosotros lo mandemos en ese contexto de tratamiento combinado y que se utilice junto a opioides, pero mientras se mantenga una prescripción facultativa, se respeten las dosis, las pautas y una vigilancia, no debe haber peligro. Esto es fundamental», reitera.

La importancia de seguir las indicaciones médicas

El Consejo General de Farmacéuticos recuerda que la pregabalina está disponible en el mercado en forma de cápsulas, comprimidos y solución oral. «La dosis a emplear y la duración del tratamiento se deben ajustar individualmente y tienen que ser definidas por el médico. De forma general, el rango de dosis es de 150 a 600 mg día, dividido en dos o tres tomas», sostienen. Para el tratamiento de pacientes con dolor neuropático, se suele comenzar con una dosis de 150 mg al día, dividida en varias tomas «y en función de la respuesta del paciente se puede incrementar paulatinamente a lo largo de varias semanas, hasta un máximo de 600 mg al día».

«Es vital respetar las dosis y vigilar sus efectos secundarios»

La pregabalina, como la mayoría de fármacos, cuenta con numerosos efectos secundarios, pero el componente adictivo no es el principal. Los que se dan con más frecuencia son cierta somnolencia, falta de concentración o de memoria, así como la posibilidad de sufrir cierto aumento de peso. Así lo recuerda la jefa de la Unidad del Dolor de la Arrixaca. En cuanto a su experiencia con su prescripción, explica que es un fármaco que «se utiliza como coadyuvante del tratamiento de dolor, formando parte de un tratamiento multimodal». 

«Distinto es si lo prescribe un psiquiatra, ya que lo puede hacer en un contexto de ansiedad o depresión, con lo cual no es raro que también vaya combinado con otros fármacos de tipo antidepresivo o de ansiolítico. Todo esto va siempre a hacer efecto sobre el sistema nervioso central, por eso es tan importante el respeto de las dosis y la vigilancia de los efectos secundarios. Si un paciente presenta efectos secundarios, hay que bajar la dosis o hay que suspender el fármaco, ya sea la pregabalina o en el que sea», reitera.

Asimismo, añade que se producen casos en los que el paciente, cuando tiene que dejárselo, no puede: «Esto también supone un problema. En cuanto a los fármacos que hay que dejar progresivamente porque producen cierta dependencia, también hay que realizarlo bajo vigilancia médica y de forma lenta y gradual».