Entrevista | Juana Campillo Jefa de sección de Oncología en la Arrixaca

"Los pacientes oncológicos se merecen que les ofrezcamos lo mejor de nosotros"

Lleva meses despidiéndose de los pacientes que a lo largo de estos años han pasado por su consulta de la Arrixaca y a los que no solo ha ofrecido un tratamiento, sino también cariño y esperanza: la doctora Juana Campillo se jubila el 15 de abril

La doctora Campillo en su despacho de la Arrixaca.

La doctora Campillo en su despacho de la Arrixaca. / M. H.

Miguel Hernández

Dentro de unos días, el próximo 15 de abril, se jubila una de las personas referentes en la sanidad pública regional tras más de cuarenta años de dedicación absoluta a la medicina, más concretamente, al servicio de Oncología. Cuando se apague por última vez el ordenador de Juana Campillo en la tercera planta del Hospital Virgen de la Arrixaca donde tiene su despacho, comenzará una vida extraña para ella. Y es que haberse dedicado en cuerpo y alma a sus pacientes es una de las cosas que más feliz le ha hecho.

Firme defensora del servicio al que pertenece, no para de hablar de sus compañeros y compañeras de trabajo y del gran trabajo que realizan, aunque echa en falta tener mejores instalaciones y más medios. «Los pacientes son lo más importante, y tenemos que humanizar el espacio al que vienen», me dice mientras imagino que en su cabeza sigue pensando en las despedidas, una a una, que está realizando de sus pacientes.

Antes de pedirle que me dejara entrevistarla (no le gusta nada la exposición pública), hablo con varios de sus pacientes sobre lo que significa para ellos el servicio de Oncología en general y la doctora Campillo en particular. Son miles las personas que han pasado por sus manos. 

«Para mí es un faro», me dice una paciente suya, Lola, que llegó con miedo, apenas tenía dónde agarrarse y la doctora, como ella la llama, la ha acompañado estos meses por las tinieblas de la enfermedad, dándole la mano y explicándole cada paso que daban. «Se queda en buenas manos», me dice Campillo, quien confía plenamente en sus compañeras.

«La voy a echar de menos», comenta otra paciente, Carmen, quien se encontró de pronto, de golpe y porrazo, andando sola en medio de toda la oscuridad, hasta que una mano la cogió por el brazo y poco a poco tuvieron la paciencia y la fuerza para encontrar el interruptor y volver a ver la luz. Hace meses que dejó de ser paciente oncológica y, para ella, la doctora Campillo es mucho más que una facultativa especialista del hospital Virgen de la Arrixaca, es su «amiga y confidente».

"Tenemos un grave problema con la obesidad infantil y necesitamos políticas para prevenirla"

Juana Campillo

— Jefa de sección de Oncología en la Arrixaca

Campillo lleva despidiéndose de sus pacientes desde hace un año. Primero, de los que tenían cita de año en año; después, de los que ve cada seis meses, y, finalmente, de los que siguen en tratamiento. Para ella, su vida ha sido vivir en la frontera que separa la esperanza de la desesperanza, la débil línea que separa la vida y la muerte.

¿Ver la muerte tan cerca casi a diario tiene que ser duro no?

Es ley de vida, pero la honestidad al paciente ha sido algo que he intentado llevar siempre, es tremendamente importante para ellos que aquí encuentren un servicio de calidad, que les explique, les acompañe y les guíe. Unos se curan, otros se controlan y otros nos ganan.

¿Ha cambiado el paciente oncológico en los últimos años?

Sin duda, gracias a la medicina, el índice de vida ha crecido y se trata ahora a pacientes con ochenta años que antes ni se les veía por diversas razones, incluso hemos notado también un aumento del cáncer en gente más joven, pero en lo que más ha cambiado el tratamiento ha sido en la honestidad frente al paciente. Hoy no se les esconde su situación, y eso es un paso importante que nos permite ayudar más y mejor.

¿Qué se llevará en la mochila el próximo día 15?

A muchas personas, pero sobre todo su honestidad, su agradecimiento sano y su enorme esfuerzo. Y haber compartido con mis compañeros y compañeras estos años donde el servicio de Oncología ha crecido de manera exponencial. Yo me jubilo, pero el servicio sigue aquí, con profesionales entregados y sin escatimar horas ni conocimiento.

"El servicio de Oncología sigue ahí, con profesionales entregados sin escatimar horas

Juana Campillo

— Jefa de sección de Oncología en la Arrixaca

¿Ahora, qué?

Quiero acompañar a mis padres en estos años, pasear, andar, regresar a mi espacio en Mazarrón. Y el tiempo, estoy segura que me irá ofreciendo nuevos retos, no sé qué pasará el día 16.

Cuando le pregunto qué cambiaría del actual modelo de sociedad no lo duda: «El alcohol». Lo dice con enfado. «Está haciendo mucho daño, hemos normalizado beber alcohol delante de nuestros hijos pequeños y eso es un auténtico error. Después, el tabaco, aquí no puede haber atajos, y por último el grave problema que empezamos a tener de obesidad infantil. Cuanto más nos alejemos de políticas preventivas, más difícil será afrontar los problemas que llegarán».

Antes de despedirme de ella, le pregunto si se marcha feliz, y no lo duda. «Para mí es muy importante dormir con la conciencia tranquila, de haber hecho todo lo que estaba en mis manos, y sí, llegué feliz y me marcho feliz».

Me despido de ella, una estantería llena de recuerdos de sus pacientes saben que dentro de poco tendrán que desalojar un despacho donde las lágrimas y las risas han convivido a diario. Ella, la doctora Campillo, se siente orgullosa de su aportación al servicio público sanitario, pero, sobre todo, el haber formado parte de un equipo y de un servicio que sigue siendo un foco de luz al final del túnel.