Medio ambiente

Las salinas del Mar Menor engordan 15.000 ostras antes de pasar a la laguna

Una investigación trata de rescatar la ostra plana autóctona como método de filtrado para recuperar el estado de las aguas 

El estudio, que ya planea su tercera fase, será exportable a otras zonas eutrofizadas

Las salinas del Mar Menor engordan 15.000 ostras antes de pasar a la laguna

L.O.

Jose Antonio Sánchez

Jose Antonio Sánchez

La naturaleza es sabia. Es algo que las abuelas siempre han dicho. Y es cierto, pero en ningún caso es mágica. El ejemplo más cercano lo tenemos en el Mar Menor, que tras años y años de aportes indiscriminados de contaminantes dijo basta. Sopa verde, anoxia y muerte de miles y miles de peces que provocó la reacción, más o menos eficiente, de las administraciones públicas. Uno de los programas de restauración y estudio es el que lidera Marina Albentosa, investigadora del Instituto Español de Oceanografía (IEO), que trabaja en la segunda fase de un proyecto para conocer el poder filtrante de las ostras en la recuperación del ecosistema de la laguna salada.

«Ya no es suficiente con dejar a la naturaleza, hay que ayudarla a recuperarse», asegura Marina Albentosa

«Nuestro objetivo es ver el potencial de las salinas para el cultivo de las ostras con fines de bioremediación», explica Albentosa. Esta es una parte del programa Resalar, que financia la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica, y que busca recuperar 16 hectáreas del litoral del Mar Menor, entre ellas las Salinas de Marchamalo. En teoría, las 15.000 ostras objeto de estudio deberían estar en los canales salineros de Marchamalo, pero, como están en rehabilitación, se encuentran en estos momentos en los canales de las Salinas de San Pedro del Pinatar. «Nosotros propusimos en el proyecto Resalar utilizar los diferentes espacios de las salinas para hacer la restauración de las ostras en el Mar Menor y utilizar los bivalvos como elementos de extracción de nutrientes del mar», explica la investigadora sobre el proyecto que realizan conjuntamente el IEO, ANSE y WWF, y que nace tras RemediOS, con el que consiguieron reproducir esas ostras planas autóctonas del Mar Menor. Las reprodujeron en laboratorio y ahora, durante dos años, miden su capacidad de extracción de nutrientes, de carbono y de nitrógeno con registros mensuales que comenzaron en abril de 2023 para analizar su crecimiento y hacer un seguimiento.

BIVALBOS. El estudio sobre la importancia de las ostras para 
la recuperación del Mar Menor será exportable a cualquier otra masa de agua.

El estudio sobre la importancia de las ostras para la recuperación del Mar Menor será exportable a cualquier otra masa de agua. / IEO

Las conclusiones, justo a la mitad del estudio, es que las ostras están creciendo a una velocidad similar a como lo hacían en los años ochenta y noventa: tanto la velocidad como la tasa de crecimiento son similares. Reconocen que tuvieron un problema con las temperaturas del verano con una «mortalidad importante» aunque pensaban que iba a ser mayor: «Esto nos ha dado muchas pistas de que la ostra en el Mar Menor es una población más competente para combatir las temperaturas, tanto altas en verano como frías en invierno, respecto al Mediterráneo».

¿Recuperar la población?

Explica la investigadora que en los años ochenta y noventa las publicaciones científicas cifraban la población de este tipo de ostra en el Mar Menor en unos 135 millones. Cuando empezaron la primera fase había ejemplares sueltos por la laguna, que son los que seleccionaron para su reproducción. De ahí nacieron las 15.000 que hoy se están desarrollando en los canales de las salinas de San Pedro del Pinatar y ya tienen las primeras larvas de 2024 porque el criadero en el IEO sigue funcionando.

Antes del inicio había unos pocos ejemplares sueltos frente a los 135 millones de los años ochenta y noventa

Pese al crecimiento exponencial, el objetivo no es lograr la recuperación de esos 135 millones. «No lo buscamos porque esto no es la solución, es parte de un problema muy grande con muchas actuaciones. Nosotros intentamos generar el conocimiento necesario para que pueda considerarse esta pieza como una parte del puzle. Hemos avanzado bastante, pero hay que ir lento», explica Marina Albentosa. Despacio y con buena letra sobre un trabajo que tendrá que continuar en una tercera fase para la que ya han solicitado financiación: «El último paso es el mar. El objetivo es colocar las ostras en columna de agua, es decir, suspendidas, para extraer nutrientes de la laguna, y otra actuación, en paralelo, es la restauración, lo que supondrá un banco de ostras en el fondo del Mar Menor».

Las salinas del Mar Menor engordan 15.000 ostras antes de pasar a la laguna

IEO

Los investigadores quieren conocer, observar y generar herramientas que ayuden a las administraciones para que se pueda llevar a cabo la labor de restauración. Además, en el caso de los bivalvos, este estudio podrá ser exportable a otros sistemas eutrofizados, y es que Albentosa forma parte de la junta directiva de la alianza para la recuperación de las ostras nativas (NORA) porque «ya no es suficiente con dejar a la naturaleza, hay que ayudarla a recuperarse». Una línea de pensamiento que va a la par con la de la Unión Europea y que comparten administraciones, investigadores y también algunas empresas como Salinera Española, que al trabajar en un parque regional produce un beneficio que «no solo es económico, ya que coexiste con un interés ambiental».

Los pescadores de la Cofradía de San Pedro del Pinatar creen que puede ser una fuente de ingresos extra

Bivalvos como solución económica

Una de las posibles consecuencias de la investigación de las ostras es el rendimiento económico de las mismas más allá del biológico. Ya sea complementaria o alternativa, estos moluscos pueden suponer una fuente de ingresos para los pescadores del Mar Menor. Es lo que opinan los autores del estudio y la propia Cofradía de Pescadores de San Pedro del Pinatar. «La importancia de este proyecto es que es necesario conseguir la reproducción de ostras por la depuración de agua que tiene para obtener el máximo filtrador en el Mar Menor, y el sector pesquero lo apoya», apunta el presidente de la Cofradía, José Blaya, que remarca que será un fuente alternativa para ellos porque la ostra siempre ha estado en la laguna salada y «desapareció por los problemas que hubo en el Mar Menor».  

«Todo lo que sea recuperar cualquier producto para el Mar Menor lo vamos a estar apoyando y, a partir de ahí, ¿se le puede sacar rendimiento? Creemos que sí porque se vende bastante bien y se reproduce en la laguna», insiste José Blaya, a la vez que explica la precaria situación del mundo pesquero en general, pero más del suyo propio por las peculiaridades de las aguas marmenorenses. Y lo están pasando mal: «Hay que tener en cuenta que el sector pesquero del Mar Menor está pasando momentos muy difíciles y todo lo que sea una ayuda estamos muy agradecidos». 

Se han reconstruido los canales de distribución y ahora restablecen los muretes de piedra seca de las charcas

Además, añade, están viviendo un periodo histórico en negativo: «Estos años son los peores de la historia de la pesca en el Mar Menor, tanto 2023 como 2024, por los problemas que estamos arrastrando. No hay pescado y el pescador está pensando en otros oficios como el campo o la albañilería, a lo que se suma la falta de personal porque no hay pesca». Dos situaciones delicadas que pueden tener una misma ayuda extraordinaria. 

El proyecto Resalar rehabilita 8 hectáreas en Marchamalo para reflotar la vida salinera

Regeneración de Salinas y Arenales en el Mar Menor (Resalar) es un proyecto para la recuperación ecológica de una parte de la laguna salada. En concreto, son 16 hectáreas de litoral, ecosistemas dunares y salinas por valor de 1,8 millones de euros de la Fundación Biodiversidad perteneciente al Ministerio para la Transición Ecológica y que coordina la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE).

La primera acción de este proyecto y que se está llevando a cabo es la reconstrucción de 8 hectáreas de las salinas de Marchamalo para la recuperación de la actividad salinera, que incluye una parte para mejorar el hábitat y que va a permitir la compatibilidad de la extracción de sal con la ocupación de especies de aves acuáticas y de peces autóctonos como el fartet, que actualmente está en peligro de extinción. Unos trabajos que ya están en marcha con la práctica reconstrucción del canal de alimentación y distribución del agua del Mar Menor al conjunto salinero, y la restauración de parte de los muretes de piedra seca de las charcas cristalizadoras. A esto hay que añadir la restauración de 2 hectáreas de terrenos cercanos a estas salinas en los que se incluye la rehabilitación de una nave salinera y los terrenos en los que se ubica para el almacenaje y la comercialización de sal, que también servirá como centro de interpretación. 

También se luchará contra especies exóticas invasoras gracias a la restauración de terrenos abandonados con especies vegetales autóctonas de saladar. Unas acciones en las salinas que, además del proyecto de las ostras, están complementadas con diversas actuaciones en otras 6 hectáreas de ecosistemas dunares, donde se van a retirar especies exóticas invasoras y se plantarán especies autóctonas. Además de ANSE, participan en la totalidad del programa el Instituto Español de Oceanografía (IEO) y la Asociación para la Defensa de la Naturaleza WWF/Adena.