Medio ambiente

La población de anguilas en la Región cae un 95% desde 1980

"Es poco razonable pescar entre 25 y 30 toneladas al año en el Mar Menor", explica el profesor de Zoología de la UMU Francisco José Oliva

Pesca de anguilas en el Mar Menor.

Pesca de anguilas en el Mar Menor. / ANSE

Jose Antonio Sánchez

Jose Antonio Sánchez

La gran especie migratoria que llega a la Región de Murcia y a otras tantas regiones y países en Europa, África y América es la anguila. Un pez que nace en el Mar de los Sargazos, una zona del Océano Atlántico y que comienza su particular viaje hasta llegar, en nuestro caso, a aguas del Mediterráneo, del Mar Menor o del propio río Segura. Aquí crece y, cuando está en edad de reproducirse, vuelve a los Sargazos a perpetuar la especie.

Trabajo, este último, cada vez más complicado porque desde 1980 la población de este pez ha descendido un 95% hasta el punto de estar en un riesgo crítico de extinción.

«Desde la década de los ochenta se ha reducido el reclutamiento juvenil (las angulas que llegan a nuestras costas) en un 95%. Antes eran muy abundantes, pero actualmente muestran unos declives brutales», explica Francisco José Oliva, profesor del departamento de Zoología de la Universidad de Murcia, que explica esta práctica desaparición con la sobrepesca, la contaminación y la modificación de los hábitats.

Con las cifras actuales hay recomendaciones para eliminar la pesca de esta especie, aunque aún permanece en situación de explotación: «Es poco razonable pescar entre 25 y 30 toneladas de anguilas adultas al año en el Mar Menor porque esas son anguilas que se van al Mar de los Sargazos a reproducirse».

Alerta sobre la pesca ilegal

Además de la pesca legal, hay un mercado negro muy potente sobre la anguila, tanto que la Guardia Civil ha realizado este año varias operaciones a gran escala contra este tipo de pesca ilegal, como la del verano pasado en la que decomisaron 18 toneladas de angula europea en una intervención coordinada por Europol en la que participaron hasta 32 países.

Una realidad que destaca no solo el informe la ONU, que no es el único organismo internacional en hacer sonar la alarma, sino también por el Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES) que alerta de ese estado crítico de la anguila, y que apunta incluso a una disminución del 99,4% en determinadas zonas del Mar del Norte.

La anguila soporta la sobrepesca, la contaminación y la modificación de hábitats, porque como pez que puede moverse en agua marina como dulce, la fragmentación de los ríos también les afecta. «La anguila en los años 40 se capturaba en toda la cuenca del Segura, hasta en las partes altas, pero en el momento en el que se construyeron las presas, desaparecieron. Es cierto, sin embargo, que en nuestra Región sufrió una cierta recuperación y ahora se puede capturar en Murcia y puede llegar hasta el azud de Ojós», explica el profesor titular del departamento de Zoología y Antropología Física de la Universidad de Murcia.

La población de anguilas en la Región cae un 95% desde 1980

La población de anguilas en la Región cae un 95% desde 1980 / Jose Antonio Sánchez

Las tortugas, bajo los focos

Otra especie bajo el foco es la tortuga. El efecto del cambio climático en la vida de las tortugas es evidente. Tanto que, como recuerdan desde Ecologistas en Acción, las puestas de huevos por parte de tortugas bobas en el levante español es sorprendente porque no había referencias ni datos históricos sobre este hecho.

«Esto es por efecto del cambio climático y la temperatura del mar. Están desovando en sitios que antes no lo hacían y el gran problema es que la costa mediterránea está muy machacada urbanísticamente. Están desovando en playas urbanas, con chiringuitos y gente brincando en la playa», se apenan en Ecologistas en Acción.

La Región de Murcia se ha consolidado como zona en la que estas tortugas bobas colocan sus huevos y el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de El Valle atendió durante 2023 hasta 52 crías de esta tortuga marina.

Además, son tajantes: «Una especie no puede depender de que los humanos estemos cambiando la localización de un nido. Esto es insostenible. Es cierto que queda muy bonito: sacarlos, recuperarlos y soltarlos al año siguiente; pero es insostenible. La supervivencia de una especie no puede depender del ser humano».