Sisifemia | José Manuel Vicente Director de la Cátedra de Medicina Evaluadora de la UCAM

"Hemos pasado de la España del tapeo a la España del pastilleo"

Es uno de los médicos que ha puesto nombre a una enfermedad laboral provocada por la carga mental y física de los trabajadores muy competitivos y perfeccionistas, con objetivos inalcanzables, la sisifemia. Como Sísifo, ellos están condenados al agotamiento

Explica que la sisifemia supone un mayor riesgo para «el trabajador incansable» y llega a provocar hasta la incapacidad permanente

José Manuel Vicente, director de la Cátedra de Medicina Evaluadora de la UCAM.

José Manuel Vicente, director de la Cátedra de Medicina Evaluadora de la UCAM. / L.O.

María José Gil

María José Gil

El director de la Cátedra de Medicina Evaluadora y Pericial de la UCAM, José Manuel Vicente, es inspector médico del INSS, en el que ejerce como jefe de la Unidad de Valoración de Incapacidades de Guipúzcoa.

¿En qué consiste la enfermedad a la que llaman sisifemia?

Le dimos nombre a la sisifemia en un artículo en marzo de 2022. Es el agotamiento físico y mental del trabajador incansable, pero no es cansancio. En la aparición de la enfermedad se dan dos circunstancias: una actividad con mucha carga mental y, además, que se trata de trabajadores muy competitivos, con un gran sentido de la perfección. Pero tienen que darse las dos cosas. Por eso aparece en actividades que suponen una gran sobrecarga mental, con unos objetivos casi inalcanzables y diarios, no puntuales, que obligan a prestar una atención, una concentración y capacidad de ejecución en tareas generalmente de alta responsabilidad, que no pueden posponerse para mañana. Esta combinación termina provocando la aparición de la sisifemia, que da lugar a ansiedad y depresión y puede acabar en procesos físicos, como problemas de piel, asma, obesidad, diabetes e incluso infartos.

¿En qué profesiones se da?

Fundamentalmente en los médicos. También en actividades financieras, de auditoría y en prensa y comunicación. De una forma gráfica, estamos hablando de las tareas en las que se suele decir que esto es para ayer. También se da en investigación, en los autónomos y free lance. La mayoría suelen ser titulados superiores con un nivel alto. Igualmente, se da en becarios.

¿Por qué?

Estamos viviendo momentos de mucha precariedad laboral: o me entrego y demuestro que soy el mejor o llaman a otro. El perfil de las personas que padecen sisifemia es el de alguien que es muy competitivo. Hay que recordar que en la enfermedad deben darse las dos cosas, que el trabajador sea muy competitivo y quiera ser el mejor en su trabajo. Pero por muy perfeccionista que sea una persona, tiene que darse la condición de que tenga un trabajo sisifémico. Luego hay gente que tiene una carga alta, pero por el tipo de persona que es no la padece. Para entendernos, si uno es muy pasota o si dice ‘yo cumplo y se acabó’, no le pasa.

¿Cómo acaban las personas que sufren esta enfermedad?

La sisifemia, cuando se consolida, es un deterioro grave. En muchos casos llega un momento en que uno no puede trabajar. Hay situaciones de baja y también casos de gente que ha acabado con una incapacidad permanente porque el deterioro que sufre no es reversible.

Debe ser muy grave si lleva a la incapacidad permanente.

No estamos hablando de incomodidad o de dormir mal. Estamos hablando de un deterioro que puede ser muy grave. Como en toda enfermedad, si vemos los síntomas de alarma y lo cogemos a tiempo, se puede solucionar.

¿Cuáles son?

Con un tipo de trabajo como este es muy probable que cuando termina el día esa tensión que hemos tenido durante la jornada laboral continúe. Y que cuando llega el momento de dormir cree problemas para conciliar el sueño y que tengamos despertares pensando en el trabajo. Eso supone que a la mañana siguiente estamos cansados y rendimos menos en el trabajo. Entonces, en vez de ser conscientes de que los pequeños descansos van a ayudar a rendir mejor, se intenta rendir al máximo; y ese menospreciar los pequeños descansos hará que la tensión vaya en aumento. Así que entramos un bucle. Cuando acabe la jornada estaremos en una situación de tensión que nos hará dormir mal y al día siguiente comenzamos el trabajo cansados.

¿Qué se puede hacer?

Lo que no hay que hacer es tomar ansiolíticos que no hayan sido prescritos y tomar estimulantes con cabeza. En algunos casos de sisifemia hemos visto el consumo de estimulantes que están normalizados, como el alcohol. Además, después de la pandemia la desconexión digital no existe. Hay que ponerle coto, porque este tipo de gente es de la que más abusan las empresas o los jefes. Se ceban con ellos porque son los trabajadores que todo el mundo querría tener.

También el consumo de pastillas se ha normalizado con los problemas de salud mental.

Los datos nos hablan de que las cosas no van bien. El 15% de los procesos de todas las bajas son debidas a problemas de salud mental, por ansiedad y depresión en la mayoría de los casos. Además, el 20% de los casos de incapacidad permanente se deben a problemas de salud mental o de este tipo de problemas que acompañan a otras patologías. En 2023 la Agencia Española del Medicamento dijo que el consumo de Valium se había incrementado un 110% en los últimos cinco años hasta colocar a España en la cabeza de los países del mundo donde más se consume. Se dispersaron 111 millones de envases de ansiolíticos y antidepresivos, lo que equivale a que cada uno hubiéramos consumido tres envases. Yo diría que hemos pasado de la España del tapeo a la España del pastilleo.

¿Usted recetaría más aperitivos en vez de pastillas?

Hay un libro titulado Más Platón y menos Prozac, en el que se advertía de la situación que estaba pasando y de cómo los problemas existenciales los estamos tratando como un proceso psíquico que solo dependiera del consumo de pastillas en vez de recurrir a la filosofía o a la psicoterapia. Yo aconsejaría una buena película y ejercicio físico, que además de quemar grasas quema la ansiedad.

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