Entrevista | Juan Fernández Vocal de voluntarios de la Vera Cruz

Juan Fernández: "Escuchamos y damos sentido al camino de los peregrinos"

"No podemos consolar, pero al final se consuela; no somos sanitarios, pero al final se atiende"

Juan Fernández, vocal de voluntarios de la Vera Cruz. | ENRIQUE SOLER

Juan Fernández, vocal de voluntarios de la Vera Cruz. | ENRIQUE SOLER / enrique soler

Enrique Soler

Enrique Soler

Una de las figuras claves, dentro de la infraestructura del Año Jubilar caravaqueño, es la figura del voluntario. Cerca de un centenar de personas forman este grupo, que trabaja en ayudar al peregrino a su llegada a la Ciudad Santa del Noroeste murciano. La vocalía de voluntariado y formación se divide en dos grupos, los conocidos como chalecos rojos, quienes guían al peregrino desde la Estación Jubilar hasta la Basílica, y por otro lado el grupo de lectores y ministros Extraordinarios de la Comunión.

¿Cómo nace la figura del voluntario?

Surge de la propia necesidad de acompañar a los peregrinos y ayudar en las distintas celebraciones. En el año 2003 se tuvo la necesidad de contar con gente. Siempre ha habido voluntarios, aunque se les haya puesto el chaleco o no, que han ayudado en las distintas celebraciones. En 2010 se formalizó la figura del voluntario con las colaboraciones de algunas entidades, y en 2017 y ahora vamos a estar acompañando a los peregrinos.

¿Cuál es su trabajo en el día a día de las peregrinaciones?

Durante las semanas nos vamos distribuyendo, dependiendo si se esperan más o menos peregrinos, para que siempre haya voluntarios. El primer paso es recibir a los grupos en la parroquia de El Salvador. Allí nos interesamos de dónde vienen, como han hecho el viaje o si han venido caminando, posteriormente participamos con ellos en la Estación Jubilar, para salir en dirección a la Basílica con la Cruz guía. Los acompañamos durante el recorrido, haciendo que el grupo sea más o menos homogéneo, porque el sentido que tiene la Estación Jubilar y la subida hasta la Basílica es recordar que vamos en peregrinación. Todo ese rato de subida hacia la basílica vamos escuchándolos y estamos atentos a lo que ellos nos puedan preguntar y darle sentido a su camino. En la basílica estamos presentes durante la celebración de la misa del peregrino y al finalizar la celebración se da la posibilidad de entrar a la capilla, donde se guarda el Lignum Crucis. Como es una capilla pequeña, los voluntarios nos encargamos de organizar esa visita. Luego cuando son peregrinaciones más numerosas nos encargamos de organizar las filas para la adoración de la Vera Cruz. Luego cuando las celebraciones son en el exterior hay muchas más tareas como acompañar a los sacerdotes y ministros extraordinarios en la comunión o ayudar en las colectas.

Van más allá de acompañar al peregrino, también son testigos en muchos casos de sus inquietudes y lo más importante: conocer por qué han llegado hasta los pies de la Cruz

Es algo maravilloso. Los testimonios que nosotros mismos nos intercambiamos y cómo hemos vivido ese acompañamiento hacia la Cruz. El dar un brazo para que se apoye una persona que tiene dificultades para caminar, y esa ayuda viene acompañada de una preocupación, es decir, aunque no le preguntas directamente sus motivaciones, pero son muchísimos los que acaban contando los motivos que le han traído hasta Caravaca. Como si tienen algún familiar enfermo que no puede venir y vienen ellos para ganar esa indulgencia. Podemos venir y ganar la indulgencia para nosotros mismos, pero también la podemos ganar por alguien, y cuando se producen este tipo de momentos son muy emotivos, incluso te hacen replantearte muchas cosas. Vamos muy deprisa a todos los sitios y cuando tienes la posibilidad de sentarte con ellos y parar un poco es cuando salen todas las conversaciones tan profundas, esos momentos tan íntimos que te confían y te dan los peregrinos que llegan hasta la Vera Cruz. No podemos consolar, pero al final se consuela; no somos sanitarios, pero al final se atiende.

En el grupo de voluntarios hay dos tipos, los que acompañan al peregrino y los que ayudan en las celebraciones.

Dentro del voluntariado hay tres grupos. El primero de ellos son los llamados chalecos rojos, que acompañan al peregrino hasta la Basílica y que tiene que ver con el contacto directo con los peregrinos, luego hay dos grupos que forman parte del voluntario de liturgia. Son el grupo de lectores que han recibido una formación específica, durante los últimos meses, para proclamar las lecturas. Y también se ha realizado un curso para ministros Extraordinarios de la Eucaristía, porque en muchas celebraciones de la explanada hacen falta ministros extraordinarios. En este caso los voluntarios del chaleco también acompañan a esos sacerdotes y ministros extraordinarios para indicar a los peregrinos dónde se está distribuyendo la comunión. Todos formamos parte de ese gran grupo de voluntariado.