Salud mental

Los síntomas de la depresión son más fuertes en las jóvenes adolescentes que en los chicos de la Región

Los pensamientos desesperanzados, la ‘rumiación’ y la exposición a compañeros deprimidos provocan un aumento de casos en el género femenino, según un estudio de Psicología de la UMU

A partir de los doce años se produce un aumento de la sintomatología de casos depresivos. | L.O.

A partir de los doce años se produce un aumento de la sintomatología de casos depresivos. | L.O. / A.GONZÁLEZ

Adrián González

Adrián González

Los pensamientos desesperanzados provocan que las chicas adolescentes tengan más síntomas de depresión que los chicos y es a partir de los 12 años, al comenzar la etapa de la pubertad, cuando se produce un aumento significativo de dicha sintomatología entre estas menores y que puede llegar a desembocar en casos de este grave trastorno mental.

Son dos de las principales conclusiones extraídas del estudio Sexo, edad y sintomatología depresiva en la adolescencia, realizado por los psicólogos de la Universidad de Murcia Óscar Sánchez-Hernández (profesor asociado en el Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación), Francisco Javier Méndez (catedrático de Psicología), así como por Fulgencio Marín-Martínez (catedrático de Metodología de las Ciencias del Comportamiento), y que ha sido publicado recientemente.

Han participado más de 1.200 estudiantes de Primero y Segundo de la ESO de siete centros educativos de la Región

Durante la investigación los expertos apuntan a que el pensamiento «más pesimista y desesperanzado» podría estar detrás de la diferencia entre ambos sexos. «Los datos indican que los chicos adolescentes que adoptan este tipo de actitud ante situaciones muy adversas pueden acabar desarrollando depresión».

«Sin embargo, una chica que presenta un estilo de pensamiento desesperanzado puede llegar a deprimirse incluso sin que se produzca un evento negativo estresante», se apunta en la información sobre el estudio que ha sido publicada en The Conversation.

El tabú de hablar sobre la salud mental en el trabajo

La salud mental sigue siendo un tema difícil de abordar en el entorno profesional. Así se desprende del estudio Tabúes en el entorno laboral, realizado por Sondea para Amazon, que revela que más de 1 de cada 3 murcianos (36,9%) no se siente seguro hablando sobre salud mental en el entorno profesional. Entre las conclusiones principales destaca que existe un deseo significativo entre las personas trabajadoras de hablar de manera segura sobre salud mental en el entorno laboral: al 46,2% le gustaría poder hablar de ello en su empresa. 

De todas las personas que han decidido dar el paso y hablar sobre salud mental en el entorno profesional, casi la mitad (49,2%) reconoce que ha sido una experiencia valiosa e interesante, lo que pone de manifiesto que abordar este tema tiene un impacto positivo en el bienestar de las personas trabajadoras. 

Se denomina en este caso ‘rumiación’ a cuando el pensamiento negativo y obsesivo se repite una y otra vez en la cabeza. Aquí podría estar la causa de la aparición de mayor porcentaje de casos de depresión en chicas jóvenes. Por el contrario, en hombres, apuntan, no suele ser la causa, sino una de las consecuencias de la depresión.

Otro factor «diferencial identificado» por los autores del estudio tiene que ver con la «exposición a compañeros deprimidos».

En este sentido, explican que se ha comprobado que «la exposición de las chicas adolescentes a compañeros deprimidos favorece la depresión propia en la adultez, además de afectar negativamente a la probabilidad de asistir a la universidad y de trabajar. Incluso se asocia a una reducción en los ingresos de las mujeres adultas. En los chicos, sin embargo, no se halló ni rastro de este efecto».

Asimismo se hace hincapié en que, a la hora de abordar, estudiar y tratar la depresión, el cerebro de la mujer y del hombre no son iguales: «Existen diferencias sexuales en los procesos neurobiológicos que hay detrás de aspectos de la depresión como el procesamiento del miedo, la excitación, la evitación social o la indefensión aprendida –sensación de que no podemos hacer nada para cambiar la situación y sentirnos impotentes por experiencias previas de situaciones incontrolables, solo presente en hombres–».

En el estudio han participado más de 1.200 adolescentes de Primero y Segundo de la ESO de siete centros educativos de la Región, además de 104 madres y padres de estos alumnos. Los datos aportados son anteriores al estallido de la pandemia del coronavirus en 2020.