Tribuna

Sobre la despoblación en la Región de Murcia

Francisco Carreño Sandoval

La cohesión territorial y la ordenación del territorio son objetivos tradicionales de las Administraciones Públicas, esta es una de las razones de su existencia, intentar minorizar los efectos negativos de los fallos de mercado que desequilibran en este caso el territorio. La cuestión crucial son las consecuencias a medio y largo plazo de la inacción en este mandato.

Con recursos materiales y humanos muy escasos, el diseño de las políticas públicas debe ser muy quirúrgico para evitar males mayores en el futuro. El hecho de no haber tomado medidas para evitar la despoblación de zonas frágiles va a traer consecuencias graves en el futuro porque la demanda de la población crece en bienes y servicios generados en esa fracción olvidada del territorio.

Todo lo relacionado con los equilibrios medioambientales originará reivindicaciones donde el territorio es fundamental, y si no se adoptan medidas, el coste será imposible de asumir. Para gestionar estos territorios necesitamos personas. No es posible que la Administración las sustituya y se ocupe de esta labor, ya que el coste sería desorbitado y la eficiencia casi nula. Y además hay que actuar ya porque siempre será más barato que no se vayan los que queden que traer nueva población.

Pero además la diversidad de los territorios, que es la riqueza, necesita de políticas propias. No bastan con las foráneas, Unión Europea o Administración Central las diseñan con procedimientos que responden a realidades diferentes. La Comunidad Autónoma de la Región de Murcia debe implicarse y asumir como política estratégica esta labor.

Ejemplo de esta peculiaridad es la asimetría de los municipios regionales respecto a las realidades de otras regiones y que supone un perjuicio a la hora de analizar la despoblación y los fondos y recursos destinados a nuestro territorio. Los municipios regionales con problemas de despoblación son extensos, pero lo oculta la concentración de población en el núcleo principal cuando el resto del territorio está vacío. Esto perjudica a zonas despobladas de los municipios del interior, Noroeste, Altiplano o el municipio de Lorca, que con una población de más de 5000 habitantes contienen extensos espacios vaciados que encierran pedanías o núcleos de población que se van desangrando (claramente descrito en CESMURCIA: Las zonas rurales de la Región de Murcia).

Lo sencillo que hubiera sido a lo largo de todo este proceso de despoblación ir creando en núcleos estratégicamente situados los equipamientos sociales para frenar esta sangría. ¿No había nadie para pensar en esta necesidad a lo largo de tanto tiempo cuando esos territorios estaban transfiriendo al medio industrial y urbano la mayoría de sus recursos materiales y humanos? Ahora sí debería haber alguien que se ocupe de esto.

Un ejemplo claro de este abandono del territorio son los espacios forestales de la Región de Murcia, la principal orientación, casi la mitad del territorio y resulta opaco a la población cuando en estos espacios se generan relevantes bienes y servicios para la sociedad como es la cantidad y calidad del agua que se extrae de nuestros acuíferos por poner un ejemplo.

O lo sencillo y necesario de apoyar la rehabilitación de los tejados de los edificios rurales que impidan el hundimiento de un patrimonio fundamental necesario para viviendas. Es hora de conocer, pisar, visitar estas realidades frágiles del interior de cuyos espacios la sociedad va a necesitar cada vez más. La planificación de políticas y estrategias a largo plazo son necesidades que hay que abordar con responsabilidad.