Entrevista | Joaquín Sánchez y Fernando Bermúdez

"Ser utópicos es lo más subversivo que podemos hacer"

En un momento en el que poner el telediario se traduce en escenarios que encogen el corazón, dos murcianos llegan a las librerías con un relato de esperanza y respeto a la vida humana

Fernando Bermúdez y Joaquín Sanchez publican el libro ‘Una utopía compartida’.

Fernando Bermúdez y Joaquín Sanchez publican el libro ‘Una utopía compartida’. / Juan Carlos Caval

Alicia Martínez

Un intercambio de cartas en las que sueñan un mundo mejor. Utopía compartida es el libro que han publicado conjuntamente Joaquín Sánchez, sacerdote y activista social, y Fernando Bermúdez, misionero y defensor de los derechos humanos. Mañana, lunes 30, estarán presentando el libro en el Hemiciclo de la Facultad de Letras de Murcia a las 19.30 horas.

¿Por qué han titulado así el libro?

Joaquín Sánchez: Nosotros creemos en un mundo mucho más humano, más lleno de ternura, de bondad y de paz y pensamos en la utopía. Para nosotros es una palabra positiva: lo que no es de momento, pero que puede ser. Compartida es porque compartimos las mismas utopías.

Fernando Bermúdez: La utopía presenta un proyecto alternativo a este mundo unipolar, capitalista y ultraneoliberal que está excluyendo cada vez más a la mayoría del planeta y que genera violencia. La utopía es soñar en un mundo diferente. A mí me impactó lo que escuché de Eduardo Galeano qué es la utopía: la utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Entonces, ¿para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.

El libro es de género epistolar, un intercambio de cartas entre los dos. ¿Cómo surgió la idea?

JS: Sí, hemos cogido temas distintos y uno de nosotros escribe sobre ello desde la experiencia: cómo lo ha vivido, la esperanza, los logros, los aciertos y también los fracasos, las frustraciones y el sufrimiento con esas realidades. A partir de ahí nos vamos contestando en función de lo que dice el otro. Hay que decir que Fernando respondía a los dos o tres días y yo al mes.

FB: Yo conocí a Joaquín cuando regresé de Guatemala, y me impresionó que un cura acudiese a una concentración de denuncia contra algunas de las actitudes de la Unión Europea. Desde entonces hicimos una buena amistad, que es lo que nos une en estas cartas.

¿Cómo definirían su amistad?

JS: Tenemos un lazo afectivo que nace de esta utopía compartida. Aunque hemos vivido y tenido experiencias distintas, nuestra amistad ha crecido desde el cariño, de la lucha por un mundo mejor y por esa soledad que podemos sentir a veces debido a una sociedad que se muestra indiferente. Con Fernando y su pareja, Mari Carmen, he encontrado a alguien con quien compartir estas inquietudes.

FB: Yo tengo muchas amistades, pero con algunas personas a quien aprecio hay temas que no puedo tocar para evitar confrontación. En cambio, con Joaquín, nos desahogamos porque coincidimos en los mismos planteamientos, sentimientos, el mismo dolor que sufre la humanidad.

Hablando de utopías, imaginen que tienen una varita mágica con la que pueden cumplir un sueño utópico. ¿Cuál sería?

JS: Yo tocaría el corazón del ser humano. Para mí, la bondad y la maldad nacen del alma, a la que yo llamo el corazón del ser humano, porque ahí es donde está todo. Ahí es donde nos jugamos el futuro del mundo, porque los países poderosos no invadirían a los más débiles si hubiese bondad y respeto.

FB: A mí lo que me impacta es la falta de respeto a la vida humana y a la de la naturaleza. El afán de poder y de dinero está por encima de la vida de la persona. Falta, y es por donde yo apunto la utopía, más conciencia crítica en la sociedad. El papa Francisco lo dice, que hay mucha indiferencia ante el dolor humano.

Hay quien dice que todo tiempo pasado es mejor que el presente. ¿Creen que es así?

FB: Yo creo que fue un avance la creación de las Naciones Unidas después de la Segunda Guerra Mundial, que ocasionó más de 60 millones de muertos. Otro avance que ha habido es la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que celebra su 75 aniversario.

JS: Hace 100 años la gente tendría esa sensación que podemos tener nosotros ahora mismo de que esto es un desastre, pero creo que siempre hay personas que dan esperanza. Son como una vela que se enciende cuando se ha apagado la luz. Las hermanas Lauritas en Medellín, a las que tuvimos el placer de conocer, son ejemplo de ello. Son monjas que están dando la vida por el pueblo, por los indígenas, por los campesinos.

Los dos son creyentes. ¿Cómo les ha guiado su fe a la hora de escribir este libro?

FB: El último capítulo se llama ‘Nuestro credo’. Ahí hacemos una síntesis de él. Como signo de esperanza, retomando lo anterior, es la presencia del papa Francisco. Es un hombre que viene del sur global, que ha estado con los pobres y que quiere una iglesia pobre al servicio de los pobres. Para mí es un signo de esperanza después de que la Iglesia haya estado siempre aliada con el poder y la riqueza en su historia. El papa Francisco tiene mucha gente en contra por querer renovar la institución: obispos, sacerdotes e incluso partidos como Vox.

JS: Es un libro que pueden leer tanto creyentes como no creyentes desde una perspectiva humanista compartida. Creemos en el Reino de Dios y que la Iglesia es un medio, no es un fin mismo. Por eso, ésta debe estar al servicio de los pobres. En el libro tenemos una actitud muy crítica con las complicidades de los poderes económicos y políticos a lo largo de la historia de la Iglesia.

¿Por qué ser una persona utópica hoy en día?

JS: Ser utópico se hace y se resiste. A mí me preguntan muchas veces por qué sigo luchando si tengo la vida hecha. Yo creo que resistir es seguir creyendo en la utopía. Por desgracia, lo contamos en el libro, hay mucha gente que se ha quedado en el camino, ya sea por frustración, decepción o cansancio. Este sistema lo que quiere es que perdamos la esperanza y que enterremos la utopía.

FB: Yo pienso que la utopía es el motor de la historia. Si no hubiera utopía, este mundo no tendría sentido. Gracias a ella se han logrado muchos avances en la historia, como la supresión de la esclavitud. Un caso muy concreto es el de Bartolomé de las Casas, que se rebeló contra lo que hacían los conquistadores allá en el siglo XV. Cruzó el Atlántico hasta que logró entrevistarse con el emperador Carlos I y lograr las nuevas Leyes de Indias.

JS: Lo más subversivo en el siglo XXI que podemos hacer es recuperar la utopía y mantenerla.