Agricultura

COAG alerta de que la crisis climática dejará en el campo murciano 1.230 millones en pérdidas

La organización agraria estima que una de cada diez producciones de regadío en la Región desaparecerá en 2030 a causa del calentamiento global

El incremento de la temperatura en 1,5 grados provocaría más días de sequía al año en el Campo de Cartagena y el Guadalentín

Varios jornaleros trabajan en una finca de melones en Torre Pacheco, este verano.

Varios jornaleros trabajan en una finca de melones en Torre Pacheco, este verano. / Iván Urquízar

Alberto Sánchez

Alberto Sánchez

La agricultura en la Región de Murcia es una actividad altamente vulnerable al cambio climático. Año a año el sector primario se encuentra con un agravamiento de los fenómenos climáticos extremos, con lluvias torrenciales que barren producciones hortofrutícolas y sequías que dejan fuera de servicio a los cultivos de secano. El desorden climático ha dejado una merma general en la actividad agrícola del 6% en los últimos años, pero el futuro no termina por mejorar. La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) estima que, de cara al 2030, una subida de las temperaturas de un grado y medio en la Comunidad implicará unas pérdidas económicas en el sector de 1.230 millones de euros, con una pérdida en el regadío de una de cada diez producciones.

La organización agraria, que ha presentado este martes el informe ‘El impacto del cambio climático en la agricultura del arco mediterráneo español’ en la sede del Consejo Económico y Social de la Región, vaticina una reducción del rendimiento en los cultivos, con cambios en la fenología de las plantas y una alteración de los periodos vegetativos, escenarios que ya se están dando en cultivos como almendros, cítricos o frutales. «La reducción de las precipitaciones nos llevará a una situación bastante angustiosa», ha mencionado Miguel Padilla, secretario general de GOAG en España, quien se ha mostrado crítico con las nuevas normativas estatales que regulan la actividad en el campo y que, en su opinión, no están adaptadas a combatir el cambio climático.

El aumento de las temperaturas y la gravedad de los episodios climáticos llevan a los agricultores a un escenario de «falta de previsión» que termina «por aumentar los daños» en el campo, ha advertido, por su parte, Jorge Fraile, responsable técnico del área de Aguas y Riesgos Climáticos de COAG. El experto, quien ha detallado el estudio ante representantes del sector agrario regional, advierte además del «cóctel letal» que supone la pérdida de humedad en los suelos agrícolas y de unas necesidades hídricas en el campo que aumentarán en un 50% a medio plazo.

Entre los datos presentados en el informe, Fraile ponía el acento en el incremento de los días de sequía en el campo en territorios donde predomina la agricultura de regadío. Cartagena podría acumular hasta 109 días de presencia de lluvia sobre los campos, Torre Pacheco llegaría a los 102 días, Mazarrón a los 99 días o Lorca hasta los 75 días. «Está en juego la seguridad alimentaria», ha subrayado. Padilla, que recalcaba la preocupación del sector por lo ante las futuras reducciones en las cosechas, incidía en la repercusión que tendrá el cambio climático sobre «los precios de cara al consumidor».

Presentación del estudio de COAG en la sede del CES en Murcia.

Presentación del estudio de COAG en la sede del CES en Murcia. / Scrats

Menos aguas

La coordinadora agraria ha puesto el foco sobre la cuenca del Segura, donde se declara un uso aproximado de 1.600 hectómetros cúbicos de agua, de los cuales la agricultura consume el 82% cada año. Esta cifra pone de relieve para COAG la relevancia a la hora de buscar soluciones en un campo pendiente de perder aportes de los acuíferos ante la necesidad de preservarlos o los recortes de agua que padecerá el Trasvase Tajo-Segura. «En la zona de riego, el 30% del agua utilizada proviene de pozos subterráneos y el 16% del Trasvase», señala el informe. 

El estudio, que también ha analizado escenarios más graves como el aumento de la temperatura general en dos grados centígrados, estima que los agricultores del arco mediterráneo podrían ver desaparecer hasta un 15% del caudal de agua para regadío, mientras que con 1,5 grados la cifra se rebajaría hasta el 12%. En el caso de la Región, indicaba que este dato podría llegar hasta el 30%, un agravamiento de la situación que podría contenerse con una planificación hidrológica en España «más integral» y un mayor uso del agua desalada. Para el 2050, se prevé una reducción de más del 20 % en la recarga de los acuíferos y en la escorrentía que nutre al rio Segura respecto al periodo actual.

El presidente de COAG Murcia, José Miguel Marín, ha aprovechado su intervención para reclamar una mejor «puesta en valor» de las infraestructuras hídricas en la Región, con un mejor aprovechamiento de los embalses de avenidas. El secretario general Miguel Padilla cree que «el marco normativa» actual «empeora» el acceso al agua para riego en un momento en el que se demanda «una mayor disponibilidad».

¿Qué hacer?

El responsable de Aguas de COAG nacional hizo mención a la necesidad de abordar el problema del impacto de la crisis climática «de raíz». En primer lugar, puso de relieve la importancia de «alcazar un compromiso global para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero». En el campo, cree necesario apostar por « el uso eficiente del agua, como la modernización de sistemas de riego, el uso de tecnologías más eficientes y la promoción de prácticas agrícolas sostenibles».

COAG también advirtió de que una de las principales herramientas que deberían combatir los impactos del clima en la agricultura ha dejado de funcionar correctamente. Los seguros agrarios ya no pueden hacer frente a situaciones de lluvias torrenciales o sequías extremas, provocando unos daños que los agricultores no logran reparar con este escudo. Para ello, han reclamado a las administraciones públicas una nueva fórmula que abarque los efectos del cambio climático y un fondo europeo que resuelva las contingencias que pueda sufrir el campo.

«Entre los diversos tipos de agricultura, la de regadío es especialmente vulnerable debido a su gran consumo de agua y su importancia en las zonas áridas o semiáridas. Aunque el agua puede ser una herramienta valiosa de adaptación al cambio climático, su disponibilidad futura y la creciente demanda son preocupaciones críticas», detalla el estudio de la coordinadora agraria.

Rubira: «Hay que rechazar el sectarismo» en el tema del agua

La consejera de Agricultura, Sara Rubira, ha pedido en el cierre del acto organizado por COAG que se rechace «el sectarismo de quienes entienden el agua como una guerra partidista» y ha puesto en valor la transformación del campo hacia criterios «más sostenibles» como la implantación del riego por goteo o la medición de humedad con sondas de precisión.

En este sentido Rubira recordó que «urge poner en marcha un Pacto Nacional del Agua donde todas las comunidades, y también los regantes y organizaciones, nos sentemos en una misma mesa y trabajemos en un proyecto de Estado, que identifique las necesidades de todas las cuencas y que determine la mejor manera de afrontar las soluciones», añadiendo para ello «la interconexión de las mismas, la construcción de infraestructuras hídricas en vez de su destrucción, y aportando recursos complementarios allí donde sea necesario». 

«Sólo de esta forma», continuó Rubira, «podremos acabar con la actitud arrogante y de continuo castigo a quienes mejor tratan el agua, a nuestros regantes, los que mes a mes tienen que ver cómo, por decisión de la ministra Ribera, no reciben los recursos que deberían». «A ello se suma que estos últimos días hemos leído nuevas ocurrencias para seguir recortando el agua que recibimos, a pesar de que en numerosas ocasiones hemos demostrado que el incremento de caudales ecológicos en el Tajo carece de justificación, ni técnica ni científica, por lo que no procede modificar las reglas del mismo».