Transporte

Fomento tiene que negociar contra reloj los contratos de las líneas de Movibus

La Consejería dispone de poco más de un mes para volver a adjudicar las concesiones provisionales de los autobuses interurbanos que expiran el próximo 3 de diciembre porque no son prorrogables

Un autobús de Movibus de la línea de Alcantarilla, a su paso por Murcia.

Un autobús de Movibus de la línea de Alcantarilla, a su paso por Murcia. / Francisco Peñaranda

María José Gil

María José Gil

El consejero de Fomento, José Manuel Pancorbo, tiene que negociar contra reloj las nuevas concesiones de las líneas interurbanas de la Región integradas en la plataforma Movibus, que se quedarán sin contrato el próximo 3 de diciembre. Pancorbo, que sustituyó hace apenas un mes a José Ramón Díez de Revenga tras el acuerdo de investidura entre el PP y Vox, se ha encontrado con la patata caliente de que las adjudicaciones acordadas hace dos años por su antecesor no son prorrogables, sino que tenían carácter provisional, dado que estaba previsto sacar a licitación en 2023 el nuevo mapa del transporte de viajeros de la Región, que aún tardará al menos un año.

El titular de Fomento tiene solo seis semanas para cerrar acuerdos con las compañías del transporte que permitan mantener el servicios hasta que se resuelva la licitación de las nuevas rutas.

También la concesión de las líneas de pedanías del Ayuntamiento de Murcia expira el 3 de diciembre, aunque el Ayuntamiento confía en prorrogar el contrato provisional que adjudicó en 2021 a Monbus poniendo más dinero, de igual forma que hizo hace varios meses para aplacar el conflicto de los autobuses urbanos, los llamados ‘coloraos’, cuyo contrato también ha vencido.

La situación de la Consejería de Fomento es diferente, porque tiene que negociar el mantenimiento de líneas interurbanas en los municipios de las áreas metropolitanas de Murcia y de Cartagena con varias empresas en una situación muy diferente a la de 2021, debido a la subida de los precios de los combustibles que se ha producido en el último año y medio.

José Manuel Pancorbo ha asegurado a La Opinión que «buscará empresas» si hace falta para que «al día siguiente» del vencimiento de las concesiones «se mantengan todos los servicios en las mismas condiciones».

El consejero reconoce que las concesiones adjudicadas hace dos años por su antecesor no son prorrogables, por lo que es necesario «hacer nuevos contratos» en cada una de las rutas.

La desconexión entre las líneas de pedanías y las rutas interurbanas que se produjo hace dos años en cumplimiento de la normativa estatal resultó especialmente compleja en el caso de Murcia, dado que no fue posible negociar una fórmula de coordinación entre la Comunidad y el Ayuntamiento de la capital, gobernado entonces por el PSOE, debido a las discrepancias económicas. Con el cambio de gobierno en la Glorieta se ha producido un acercamiento, pero el acuerdo tampoco va a ser fácil. Por el contrario, no hubo ningún conflicto con el Ayuntamiento de Cartagena, que estaba gobernado por el PP.

Díez de Revenga, que esta semana ha sido elegido senador autonómico por la Asamblea Regional, también tuvo dificultades hace dos años para encontrar compañías dispuestas a hacerse cargo de las líneas de Movibus que se pusieron en marcha el 3 de diciembre de 2021, cuando la Comunidad Autónoma dejó de ser la titular de los autobuses de las pedanías de Murcia, Cartagena, Lorca y Águilas.

La compañía Latbus, que había gestionado hasta entonces las líneas de Molina, Alcantarilla, Santomera, San Pedro y San Javier y las pedanías de Murcia, no quiso mantener las rutas interurbanas tras perder el contrato de las pedanías de Murcia y se retiró. El anterior consejero optó entonces por cubrir las nuevas rutas creadas por la Comunidad mediante «invitaciones» a las principales empresas de transporte de la Región, entre las que repartió los nuevos servicios de las áreas metropolitanas de Murcia y de Cartagena.

Interbus asumió las rutas de Molina y de los municipios de Ceutí, Alguazas y Las Torres de Cotillas, mientras que Alsa se quedó la conexión con Alcantarilla y Globalia, la de Santomera.

En aquel momento la pandemia todavía seguía causando estragos en el transporte público, por lo que el principal problema era la escasa ocupación de algunas líneas.

Ahora la situación es completamente distinta, porque las ayudas establecidas por el Gobierno central para paliar el encarecimiento de los combustibles ha generado una demanda muy superior en algunas rutas, como la de Molina, mientras que otras siguen siendo deficitarias. Además, las obras de movilidad ejecutadas en Murcia y la pérdida de plazas de aparcamiento han generado dificultades a los vehículos que cada día entran en la capital, pero el transporte de las poblaciones de la periferia no ha tenido ningún refuerzo.