Medio ambiente

El mal estado de las playas hunde la economía local de los pueblos del sur del Mar Menor

Vecinos de Los Urrutias o Los Nietos aseguran que son "los grandes olvidados": tienen arenales inservibles, llenos de lodo y fango

Dos socorristas vigilan la playa vacía de Los Urrutias, esta semana.

Dos socorristas vigilan la playa vacía de Los Urrutias, esta semana. / IVAN URQUIZAR

Alberto Sánchez

Alberto Sánchez

Un año más, y ya van varios, el arco sur del Mar Menor vuelve a padecer los males de la crisis ecológica que sufre la laguna. Playas inservibles, llenas de lodo y fango, con facilidad para que crezcan algas oportunistas que se alimentan de todo el brebaje de nutrientes que acumula esta parte de la laguna. La zona crítica es la misma que la de hace cinco años. Al sur de la rambla del Albujón y hasta la Lengua de Vaca, los problemas no mejoran. 

«De los cinco balnearios que hay en Los Urrutias, la gente sólo usa uno», explica Rosell García, presidenta de la asociación de vecinos de esta localidad cartagenera. Para ella, la playa está igual que el año pasado y, como peculiaridad, es que están completamente vacías. En el puesto de socorrismo, los vigilantes observan una franja de arena que se extiende a lo largo de la línea de costa, y en ella no hay nadie. «Los vecinos no vienen a bañarse, porque no hay forma de bañarse». Desde el paseo se huele al ya típico olor a huevo podrido, que no es más que ácido sulfhídrico que emana de la descomposición de las algas.

La limpieza corre a cargo de una brigada de seis personas que retiran día tras día la biomasa que se acumula en la orilla. García espera que lleguen más este verano porque, para ella, es una de las pocas medidas que se llevan a cabo en esta zona. Los Urrutias, junto a Punta Brava, Estrella de Mar o Los Nietos, tienen las playas malditas del Mar Menor. «Esto afecta a todos por igual. Y si no hay playa, no hay turismo, no hay bares ni restaurantes, no hay supermercados, no hay negocios, no hay nada...». 

La representante de los vecinos entiende perfectamente contra qué gigantes lucha su pueblo. «El aire de Levante propicia que lleguen hasta esta zona de la laguna nutrientes, algas, sedimentos arrastrados por el viento; pero el mayor problema están en los vertidos de la rambla del Albujón, cuya desembocadura tenemos aquí al lado». 

Pueblos vacíos

Como consecuencia de todo el problema ambiental, el pueblo «acaba vacío». Muchas casas se han puesto a la venta y han terminado por devaluarse con el paso del tiempo. «Somos los grandes olvidados del arco sur del Mar Menor», apunta Ana Pineda, portavoz de la Plataforma de Recuperación de las Playas de Los Urrutias, «somos conscientes de nuestra situación geográfica, pero esto no quita que haya una dejadez completa de todas las administraciones». 

Recuerda la visita de la ministra de Derechos Sociales y secretaria general de Unidas Podemos, Ione Belarra, la semana pasada a la una de la tarde y con 37 grados. «No había nadie en la playa, era desolador». Añade Pineda que los vecinos se han cansado de «manifestaciones y falsas promesas. Mientras no arreglemos los vertidos en origen, aquí no hacemos nada». 

Un problema de todos

Estos pueblos ribereños tratan de deshacerse de la imagen de localidades de veraneo donde no queda ni un alma en invierno. «No es verdad. En Los Nietos hay censadas 1.700 personas, tenemos un colegio de 120 alumnos, y no entendemos este estado de abandono. No hay ni polideportivo para esos niños», explica Nani Vergara, presidenta de la asociación de vecinos. 

Enumera ejemplos claros de cómo se puede degradar la economía de un pueblo: de tres supermercados que tenía hace años ahora solo queda uno; de tres fruterías ahora hay una que abre todo el año y otra solo julio y agosto, comercios como carnicerías o tiendas de alimentación han desaparecido. «No tenemos ni cajero automático, hay que ir hasta El Algar o Los Belones. Los servicios mínimos nos los quitan». 

"No tenemos ni cajero automático, hay que ir hasta El Algar o Los Belones"

Vergara insiste en el mal estado del paseo marítimo de Los Nietos, donde este verano ya han sufrido un accidente por caídas cinco personas. «Las playas no es que estén peor o mejor que otros años, es que, en general, la dejadez que sufrimos por parte de las administraciones acaba por empeorar el pueblo». 

Esta semana el Ayuntamiento de Cartagena había comenzado a instalar los pantalanes para favorecer el baño. A la par, el mismo viernes la presidenta de la asociación de vecinos denunciaba la presencia de aceite de motor o gasolina en uno de los espigones de Los Nietos. «El Mar Menor no solo lo están echando a perder las administraciones sino también nosotros»

"La retirada de las algas ha sido esencial para la transparencia del agua"

La proliferación de algas verdes, en concreto las especies ‘Cabello de ángel’ (Chaetomorpha linum) y la ‘lechuga de mar’ (Ulva intestinalis), fue muy superior durante el 2022 en el Mar Menor con respecto a otros años anteriores. A estas algas se unió la Caulerpa, que conforme avanzaba el verano entró en descomposición. Estas plantas son un elemento clave en los ecosistemas marinos ya que contribuyen a la protección de los suelos frente a la erosión y retienen partículas del agua facilitando su sedimentación. Sin embargo, la retirada de las algas durante el 2022 ha sido una actuación esencial para el mantenimiento de la transparencia de las aguas del Mar Menor, ya que al retirarlas se ha evitado su descomposición», según un artículo científico elaborado por los técnicos del Servicio de Pesca del Gobierno regional, dirigido por el portavoz del Comité Científico del Mar Menor, Emilio María Dolores. 

Este informe defiende la limpieza de la biomasa y la ova verde de las playas y zonas someras de la laguna, una técnica que se viene haciendo en la laguna desde hace ya varios años. Con esta actuación se evita la incorporación de los nutrientes derivados de la descomposición de la planta «al sedimento y posteriormente a la columna de agua, y también se ha evitado que se potenciara la generación de lodos por descomposición de esta materia orgánica».

Las conclusiones del Servicio de Pesca, publicadas en la Revista española de estudios agrosociales y pesqueros, señala que las más de 20.000 toneladas de biomasa retiradas del Mar Menor hubiera supuesto, si no se llegan a sacar, una «retroalimentación del sistema, aumentando la disponibilidad de nutrientes por descomposición» y, con mucha probabilidad, hubieran oscurecido el agua de la laguna, «incrementando la turbidez». Todo esto hubiera terminado en un estrés metabólico que podría haber derivado en procesos de anoxia y la muerte de la flora y fauna de la laguna como ya sucedió en el verano y otoño de 2016. 

 En consecuencia, «una actuación crítica sin la cual es del todo probable que la situación ecológica del Mar Menor durante el verano de 2022 hubiese sido bien distinta, considerando los niveles de nutrientes detectados en la columna de agua, la potencia de fangos del sedimento en muchas zonas de la laguna, y las elevadas temperaturas que hemos tenido este verano 2022, alcanzando máximos de 31,25 grados como media para toda la laguna, temperatura nunca registrada hasta este verano».