Entrevista | Arqueólogo y divulgador científico

Ignacio Martín Lerma: guardián del pasado más remoto

Es uno de los principales artífices de haber logrado "el mayor descubrimiento geo-espeológico de las últimas décadas" tras el hallazgo de una gran cavidad de más de 1.500 metros de profundidad y con zarpazos de oso cavernario en la Cueva del Arco de Cieza, un hecho que ahora "abre toda una nueva dimensión de estudios"

Ignacio Martín Lerma, esta semana en Murcia.

Ignacio Martín Lerma, esta semana en Murcia. / Juan Carlos Caval

Adrián González

Adrián González

«Acabo de ver diez años de trabajo. ¡Vas a flipar!». Esas fueron las primeras palabras de emoción y de sorpresa del investigador y arqueólogo Ignacio Martín Lerma cuando logró introducir la cabeza tras años de excavación en la Cueva del Arco de Cieza. Este hecho supuso un antes y un después. Muy pocos se imaginaban hace unos años la importancia que tendría el yacimiento ciezano desde el punto de vista arqueológico y geológico no solo para la Región de Murcia, sino para el mundo del Patrimonio en su conjunto.

Pero ahí estaba él para que sus intuiciones y las de su equipo se hiciesen realidad: ahora presumen de haber logrado «el mayor descubrimiento geo-espeleológico de las últimas décadas» con la aparición de una nueva cavidad, con más de 1.500 metros de galerías y bóvedas que alcanzan los veinte metros de altura. «Fue durante una campaña en 2018 cuando el grupo comenzó a barajar la posibilidad de que se encontraban ante una cavidad colmatada por unos sedimentos que podían esconder el paso a una cueva de mayores dimensiones».

Dicho y hecho: el hallazgo ahora «abre toda una nueva dimensión de estudios, tanto por la cueva en sí como por el contenido, ya que todo lo que allí aparece, se encuentra totalmente intacto y con un grado de preservación único en el mundo». Algo que, asegura el arqueólogo, le sigue «emocionando y erizando la piel».

Además, en su interior se halló también uno de los datos que cambiaba absolutamente todo lo que estaba escrito hasta la fecha: zarpazos de oso cavernario, una especie animal extinta y de la que no es muy común encontrar rastros de su presencia en una zona tan al sur de Europa. Tradicionalmente siempre se ubicaba «en latitudes más meridionales o en el norte de la Península». El hallazgo rompe con mucho de lo establecido.

En total, unos ocho años de trabajos y distintas campañas de excavación han servido para conocer una importante parte de la riqueza histórica que contiene la Cueva del Arco, considerada un yacimiento clave para comprender la Prehistoria del sureste al poseer 50.000 años de ocupaciones.

La importancia del sitio es evidente desde que, en los años noventa, el Grupo Almadenes descubrió arte rupestre paleolítico en la cavidad. En 2015 fue cuando dio comienzo el proyecto que dirige el propio Martín Lerma junto a Dídac Román de la Universitat Jaume I (Castellón), y que ha confirmado que la cueva «sirvió de morada para los primeros humanos modernos e, incluso, para los neandertales».

Por ahora -como no podía ser de otra manera- las visitas a la zona recién descubierta están restringidas hasta que todos los estudios científicos estén finalizados: «Hay que tener en cuenta que tenemos entre las manos un tesoro natural intacto, y así es como debería seguir estando», explica.

«Tener la sensación de haber puesto un granito de arena en la Historia de la Región de Murcia es algo indescriptible», afirma. Han sido muchos años de trabajo y esfuerzo para llegar hasta aquí, pero echa la vista atrás y tras haber realizado este gran descubrimiento, le hace sentir que «todo ha merecido la pena». Defiende que «saber de Prehistoria es saber de nosotros en el presente e, incluso, en el futuro».

«Valorar y conocer el Patrimonio es necesario, ya que a diario vemos cómo la cultura siempre queda relegada a un segundo plano. Por eso, ver que esta noticia se ha hecho viral a nivel mundial me hace no perder la esperanza», añade.

Aunque nació en Logroño en el año 1981, estudió la carrera en la Universidad de Murcia y vive aquí desde hace muchos años. Su interés por la Arqueología no se puede entender sin esa «pasión» que le pone a todo lo que hace y lo más increíble, le viene desde niño.

De hecho, el primer regalo de Reyes que recuerda fue, precisamente, «una bolsa con un kit de arqueólogo». Además, señala que algo de esa «pasión» la debe llevar en los genes: su bisabuelo, Juan Cuadrado Ruiz, fue un pionero de la Arqueología del sureste.

Para él, el «truco» está en que «la pasión sea el motor que lo mueva todo». Además, parafraseando el nombre de su hija, asegura que se deja el ‘Alma’ en cada proyecto en el que está inmerso.

Profesor titular de Prehistoria en la Universidad de Murcia, vicedecano de Cultura y Comunicación de la Facultad de Letras, divulgador científico, director de cine, poeta... Ni él mismo sabe de dónde saca el tiempo para llevarlo todo en danza. «Los días deberían tener 72 horas en lugar de 24», afirma entre risas.

Aparte de todo esto, en su tiempo libre disfruta de otras actividades, aunque algunas de ellas «mucha gente no las conoce». Por ejemplo, le «apasiona» el Trial Bici.

«Pertenezco al Grupo TrialBici de Murcia y es un deporte que me encanta porque se basa en la superación personal, algo que tiene mucho en común con los retos a los que te enfrenta a diario la Arqueología».

Una estancia científica al otro lado del charco

Los proyectos de Ignacio Martín Lerma no se quedan solo en territorio nacional: en unos meses está previsto que viaje hasta el estado mexicano de Yucatán para llevar a cabo una estancia científica, con el objetivo de desempeñar trabajos etnoarqueológicos. «Siempre que cruzo el charco y tengo la oportunidad de estudiar de primera mano las culturas milenarias de México, hace que me encuentre ‘cara a cara’ con nuestro pasado más remoto. Es una experiencia muy enriquecedora a la hora de interpretar los vestigios que encontramos en las excavaciones arqueológicas», explica. Su labor divulgativa queda fuera de toda duda: el pasado año publicó La prehistoria en la mochila, un viaje contado en primera persona por un joven neandertal que sale de su cueva en busca de un nuevo lugar rico en recursos que garantice la continuidad de su grupo. Con este libro se explica cómo vivieron nuestros antepasados durante el Paleolítico a través de un recorrido por algunas de las cuevas más relevantes que, a día de hoy, han sido descubiertas.