Animales

Las intensas lluvias de marzo y abril provocaron el abandono de nidos entre las aves rapaces

Las poblaciones de águila real y perdicera logran mejorar sus números en la Región pese a la muerte por los tendidos eléctricos, aunque hay un «alto índice» de parejas que no se reproducen

Ejemplar de águila perdicera fotografiada para el censo regional de esta población. | AA.MM.

Ejemplar de águila perdicera fotografiada para el censo regional de esta población. | AA.MM.

Alberto Sánchez

Alberto Sánchez

La temporada de reproducción de las aves rapaces ha comenzado en los territorios naturales de estas especies en la Región de Murcia con la esperanza de que sus poblaciones sigan en aumento. Los últimos censos del águila real y la perdicera son positivos pero estos animales llegan de una última época de cría muy condicionada por la meteorología. Las fuertes lluvias de marzo y abril del pasado año, en plena época de reproducción, causaron el abandono de al menos siete nidos de rapaces, cuatro de águila perdicera pero también de buitres. Pese a no registrarse precipitaciones torrenciales, la lluvia continua impedía cazar de manera efectiva para que la hembra se alimentase o mojaba los nidos a través de grietas o goteras en las paredes o cavidades donde se ubicaban.

«Todo esto causa un malestar general en el individuo que incuba, que acaba por abandonar el nido para sobrevivir», apunta Mario León, doctor en Ecología por la Universidad de Murcia y autor del informe de seguimiento de las poblaciones de águila real y perdicera en la Región durante los dos últimos años, encargado por la Dirección General de Medio Natural. Localidades como Moratalla o la sierra litoral han sido zonas donde este problema ha afectado al número de nacimientos de pollos en 2022.

Lucha por el territorio

Pese a ello, el también presidente de la asociación Ulula apunta que ambas especies censadas han logrado un aumento «importante» en este periodo, sobre todo el águila real, que llega a acumular 75 parejas residentes en la Región. Sin embargo, se ha detectado también un «alto índice» de parejas a las puertas de la edad adulta que no llegan a reproducirse, un 31,5% de la población murciana de águila real.

«Algunas parejas de perdiceras presentan molestias por el uso público cerca de las áreas de cría»

«El aumento poblacional se está produciendo principalmente por la zona centro y sur de la Región, donde ha ocupado algunos de los territorios clásicos del águila perdicera, además de la aparición de nuevas localizaciones de cría antes no conocidas», apunta el informe.

La competitividad entre estas dos especies, sumado a la muerte por electrocución de estas aves en tendidos eléctricos desprotegidos, son causas que pueden llegar a frenar cada año las tasas demográficas. La cara amable es el aumento de su presencia en zonas protegidas como la Sierra de la Almenara y Cabo Cope, donde cohabitan cinco parejas.

Respetar las épocas de cría

El águila perdicera, ave catalogada en peligro de extinción en la Región, «también se está recuperando, pero de forma más lenta»; su población se había estabilizado en los últimos años en torno a las 25 parejas. Aunque se puedan ver desplazadas por el águila real, las perdiceras terminan por asentarse en otros territorios: «Al final siempre terminan por encontrar su hueco, esa tensión entre las especies acaba por lograr un equilibrio». Cuando ocurren estos casos, apunta León, suele ser porque el animal está solo, no en pareja, y acaba desplazado.

Por otro lado, el biólogo apunta en su informe, donde han participado 58 agentes medioambientales para los rastreos, que «algunas parejas de perdiceras presentan molestias por el uso público cerca de las áreas de cría, por lo que es esencial respetar las indicaciones en senderos con accesos y recorridos regulados en época de reproducción».

La depredación de la tortuga mora, en el foco

La depredación de las águilas reales sobre la tortuga mora podría ocasionar extinciones locales de esta especie o influir en la diversidad y selección genética donde las águilas estén depredando. Estudios elaborados por expertos de la Universidad Miguel Hernández de Elche señalan que la reducción de la tasa de supervivencia de tortugas adultas por las capturas de las águilas reales puede comprometer el crecimiento de la población. Y es que, analizando los resultados obtenidos, la depredación se suele centrar en hembras adultas, lo que podría derivar a largo plazo en un peligro real para la viabilidad de esta especie. Por ello, los investigadores demandan continuar con los análisis para determinar el grado de impacto sobre la tortuga mora. 

Se da la circunstancia de que las sierras del suroeste de la Región presentan un ‘status’ de protección, entre otras, por estas especies: la Zona de Especial Protección de Aves de ‘Almenara-Moreras-Cabo Cope’ por el águila perdicera y los lugares de interés comunitario de Sierra de Almenara, Cabo Cope, Calnegre y Sierra de las Moreras por la tortuga mora. En estos territorios es donde se ha centrado el estudio. Los investigadores apuntan a que el mayor consumo de la tortuga podría estar influenciado por una menor disponibilidad de ejemplares de conejo, la principal presa de las águilas.