Agua

Lucas Jiménez, a Teresa Ribera: "¡Ministra, vete ya! O si no, que te cesen"

El líder del Scrats le reclama reconsiderar "la decisión sectaria y radical" de recortar el Trasvase mientras que Fenacore tacha de "inmoral y de una irresponsabilidad absoluta" cambiar lo acordado en el Consejo Nacional del Agua y los regantes exigen que cese "en su lamentable y cutre ataque"

Pancartas en contra de los recortes al Trasvase. DAVID CASTRO

Pancartas en contra de los recortes al Trasvase. DAVID CASTRO / alberto sánchez. madrid

Alberto Sánchez

Alberto Sánchez

El grito sonó alto y claro. Tras años de batalla por el agua, era obvio que estando a las puertas del Ministerio para la Transición Ecológica, Lucas Jiménez, presidente del Sindicato Central de Regantes (Scrats) y quien hizo de portavoz este miércoles en Madrid del Círculo del Agua, tuviera una explosión dentro de sí. «¡Ministra, vete ya! O si no, que te cesen». El manifiesto de los regantes no había comenzado todavía, pero este era el aperitivo.

Minutos antes, el líder de los regantes hacía gala de la «amplia representación» del sector agroalimentario del Levante que se había trasladado a Madrid para defender el Trasvase Tajo-Segura de los recortes progresivos que el Ministerio plantea para esta infraestructura hasta 2026. «Agua, agricultura y ministra», los pilares de una manifestación «para sentirse orgullosos».

«Radical y déspota» son los dos calificativos que empleó para definir a la ministra en el manifiesto leído frente a 12.000 personas, según las cifras del Scrats. Un último intento del sector agroalimentario para frenar el texto del Real Decreto del Trasvase que, antes de ser cambiado por el Ministerio, guardaba la posibilidad de frenar la subida del caudal ecológico del Tajo en 2026 y con ello la disminución de aportes por el acueducto.

El documento es ahora una «caída libre», apunta el manifiesto, que rompe el pacto que firmaron el Ministerio, la Comunidad Valenciana y los socialistas murcianos. Y es que Lucas Jiménez aprovechó la presencia de los «correligionarios políticos» de la ministra para meter el dedo en la llaga del PSOE: «Es una política (Teresa Ribera) que nos ha engañado a unos y a otros», subrayaba en el manifiesto.

«Ella no entiende de vuestras angustias, no sabe de sacrificios, de apuros económicos, de sudor, de miedo y así campaña tras campaña». Una actitud «fría» y «politizada» que obliga a «mendigar el derecho del agua». El dirigente del Scrats le reclamó reconsiderar «su decisión sectaria y radical» de recortar innecesariamente el Trasvase.

Sobre el asfalto de Madrid, el discurso debía poner su foco en las aguas residuales mal tratadas que se vierten a los afluentes del río Tajo y que, con la subida del caudal entre Bolarque y Aranjuez, pretenden ‘limpiarse’. «Acciones reales para el río Tajo», pedía, «que mejoren la calidad de las aguas y la vida de los ciudadanos que viven en sus laderas, pero no se deje llevar por ideas preconcebidas, no aumente aún más la brecha del déficit hídrico en la Cuenca del Segura».

Un «pastel» para 2027

Ribera lega «un pastel importante» a quien gobierne en 2027 porque deja caudales fijados en la cuenca cedente. Y los anuncios sobre cambiar agua del Tajo por desalada con una financiación que se cuenta por miles de millones de euros no convencen. «Lo que nos ofrece el Ministerio ahora es un acuerdo modificado del que ya ofreció, lo que significa que es una promesa política. No podemos tener el agua a 1,40 euros el metro cúbico».

El Ministerio propuso subvencionar los recursos desalados en los convenios con los regantes a diez años con la producción de las plantas de Torrevieja, Valdelentisco y Águilas, sin embargo, la última propuesta habla de mantener la misma ayuda pero a cinco años, todo el periodo del plan hidrológico.

Los regantes del Levante contaban con el apoyo de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes de España, cuyo presidente, Andrés del Campo, ponía en evidencia los cambios «unilaterales» de planes del Ministerio con el agua del Trasvase: «Crea un mal precedente para el resto de regantes de España. Es inmoral y de una irresponsabilidad absoluta». Se desvirtúa, en su opinión, las decisiones del Consejo Nacional del Agua, que aprobó el proyecto para frenar la subida escalonada del caudal ecológico: «No se persigue el bien común. Existe la contaminación política del agua».

Con todo, agricultores y jornaleros gritaron este miércoles por la dimisión de la ministra. «Señora ministra, o gobierna para todos o nos tendrá enfrente a todos nosotros. O gobierna con equidad o váyase de una vez a su casa. O consigue usted, recapacitando, cesar en su lamentable y a todas luces cutre ataque a nuestro modo de vida, o deje en manos de sus técnicos la gestión del agua. Pedimos hoy de nuevo que alguien, su presidente, la cese y que la cese ya, antes de que lleve a cabo su plan», sentenció Lucas Jiménez.

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El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, está abierto a un acuerdo nacional del agua que garantice la sostenibilidad y el reparto de recursos hídricos, pero sin renunciar a la implantación de los caudales ecológicos progresivos del río Tajo, sin condicionantes, como se aprobó en el Consejo Nacional del Agua del 29 de noviembre, y como señalan las sentencias del Tribunal Supremo en ese sentido.

La portavoz del Gobierno de Castilla-La Mancha, Blanca Fernández, se refirió así a la manifestación en Madrid de los regantes para protestar por la decisión de aumentar los caudales ecológicos en Tajo, que conllevará una reducción del trasvase al Segura. Fernández, tras mostrar su absoluto respeto ante las protestas que se enmarcan en un ejercicio democrático, dejó claro que Page «no quiere guerra del agua» sino que está abierto a alcanzar un acuerdo nacional «sin partidismo, sectarismo ni egoísmo», con las premisas del sentido común y la sostenibilidad para que se pueda regar y disfrutar de la naturaleza también durante las siguientes generaciones.

La única pretensión de Page ante la cuestión del agua, según la portavoz, es el reparto de recursos, los derechos de la cuenca cedente y la sostenibilidad teniendo en cuenta los caudales ecológicos del río Tajo sin renunciar a ningún avance, como se indica en las sentencias judiciales. Con la implantación de los caudales ecológicos en el Tajo, dijo Fernández, se va a subsanar una anomalía, ya que se trata del único río de toda España que no contaba con la garantía de caudales ecológicos y, además, está afectado por «un trasvase franquista» que se construyó y puso en marcha con «una mentalidad centralista». Para un acuerdo del agua ha insistido en que «cuenten con Page», pero sin renunciar a los caudales ecológicos», aseguró.