Cuando Carmen Doorá publicó Orgánica (2021), allá por el mes de septiembre del pasado año, ya se veía que la santomerana tenía algo especial entre manos, algo distinto. Y eso que ella insiste en que no está «transgrediendo ningún tipo de norma». De hecho, en un reino como es el del flamenco, dominado por la ortodoxia –aunque en el que cada vez aparecen más disidentes–, la murciana asegura que nunca ha tenido problemas ni ha recibido «comentarios negativos». Y en el fondo es normal, porque, para empezar, y tal y como apunta Doorá en palabras para La Opinión, todo lo que ella ha hecho en este mundillo lo ha hecho siempre «con mucho respeto», pero sobre todo porque, cuando uno escucha las canciones de su último disco, lo que se encuentra es un sonido «muy añejo, tanto en el tratamiento de la voz como en el de la guitarra, muy tradicional». Entonces, ¿qué es lo que ha hecho destacar a esta joven cantaora hasta el punto de estar nominada en la categoría a Mejor Álbum de Música Flamenca en los Grammy Latinos, los galardones de la Academia de Artes y Ciencias de la Grabación?

Para empezar, su propuesta, por sencilla que parezca, esconde una complejidad y valentía mayúsculas (en varios sentidos). Ella centra el foco, precisamente, en cómo estas canciones han sido registradas: «Yo creo que ha llamado la atención por ser un trabajo que ha sido grabado en estudio, pero en directo, en contra de la tendencia actual. Porque la música de hoy en día acostumbra a estar superproducida y ultrasaturada, con elementos de la electrónica y el género urbano. Entonces, creo que Orgánica ha llamado la atención porque va a la esencia misma, en este caso, del flamenco». Y es que los únicos mimbres que ha dispuesto Doorá en este álbum son la guitarra de Paco Heredia y su propia voz, sin tratamiento alguno: «No hay trucos. Soy yo, mostrándome sin tapujos. Y eso también es un riesgo».

«Yo lo único que he hecho es traer a ritmos y sonoridades flamencas estas canciones; no he transgredido ninguna norma»

Pero Orgánica no solo es un disco complejísimo en la parte interpretativa; también lo es en la compositiva, algo que podría sonar desmedido si el lector se entera de que, efectivamente, es un álbum de versiones. Pero, claro, no hablamos de canciones de fácil traslación a los códigos flamencos; hablamos de cinco tonadillas populares -incluida la árabe Ghanelly- y de otras tantas escritas por autores de renombre como Joan Manuel Serrat (Pare), Jacques Brel (Ne me quitte pas), Catalino Curet Alonso (Teatro), Gardel y Alfredo Le Pera (Volver) y la inigualable Nina Simone, a la que debe parte de su pequeño bum como responsable del tema que lanzó como single, Feeling good. Y es curioso, porque, pese a parecer la más ajena a su estilo, Doorá asegura que el cover le salió «solo»: «No hizo falta cambiar la melodía de la letra ni prácticamente la forma de cantarla, porque las maneras de Nina son ya muy flamencas (repletas de rajo y de emoción). Hasta el propio fraseo de la letra en inglés encajaba perfectamente con el ritmo de doce tiempos de la soleá por bulerías. La música de la guitarra de Paco Heredia hizo el resto...».

Por supuesto, Doorá es consciente de que el gancho de un tema universal como éste ha hecho mucho por la popularidad de Orgánica entre los académicos, igual que la variedad idiomática del tracklist (respeta las letras originales, con lo que canta en inglés, catalán, francés y árabe) y la pureza de su propuesta: «Yo lo único que hago es traer a ritmos y sonoridades flamencas estas canciones», señala, modesta. Y, aún así, lo suyo en los Grammy, como artista independiente, es toda una proeza. «Me presenté a la convocatoria, pero sabía que era muy difícil (no tengo ni discográfica ni el recorrido de otros artistas). Aunque quizá es precisamente eso por lo que le doy todavía más valor a esta nominación: porque quienes me han permitido estar ahí son mis compañeros músicos, de los que he conseguido su atención únicamente a través de mi trabajo».

«En ‘Orgánica’ No hay trucos. Soy yo, mostrándome sin tapujos. Y eso también es un riesgo»

De hecho, la santomerana se enteró de que pelearía por el gramófono dorado con Las Migas, Estrella Morente, Kiki Morente y María Toledo porque le llamó un amigo: «‘¡Que estás nominada, Carmen!’, ‘Pero qué dices...’. ¡Creía que se estaba quedando conmigo!», recuerda entre risas desde Conservatorio Superior Antonio Ruiz Soler de Sevilla, donde imparte clases de canto flamenco (y desde donde atiende a nuestra llamada telefónica). Por supuesto, Doorá se muestra eufórica, «supercontenta y agradecida», y también algo nerviosa porque se dispone a viajar a Madrid –la entrevista tuvo lugar el pasado miércoles– para asistir, precisamente, a un evento de los Grammy Latinos: «Dicen que para los músicos españoles es casi tan importante como la gala de Las Vegas...», apunta.

Desafortunadamente, la murciana no podrá estar en el Michelob Ultra Arena del Mandalay Bay el próximo 17 de noviembre, cuando se decidan los galardones. «Es complicado... Además, no tengo ningún tipo de ayuda económica para costearme el viaje», lamenta. No obstante, los seguirá desde casa, y aunque prefiere mostrarse «cautelosa», no descarta dar la campanada. «Al final, son los músicos los que votan, así que todo puede pasar... Yo estoy feliz solo con estar nominada, pero si me traigo el Grammy a Santomera me vuelvo loca», asegura, risueña.