«Te sientes muy mal, en cada cigarrillo sabes que eso que estás haciendo no es bueno para tu hija, pero no puedes evitarlo, no tienes la fuerza suficiente para dejarlo». Así se expresa Paqui, una murciana embarazada de 24 semanas que ayer acudía junto a otras gestantes a una consulta entre árboles, en plena naturaleza, en el Parque Regional El Valle.

Abandonar el tabaco resulta complicado para la gran mayoría de los fumadores, pero si además ese consumidor es una mujer embarazada, a esa necesidad de dejarlo se suma el malestar interno que sienten por el daño que saben que están haciendo a sus hijos, expuesto en cada calada a ese humo nocivo.

Para ayudarlas a dar ese paso y acompañarlas en el proceso, la Unidad de Salud Mediambiental Pediátrica del Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia ha iniciado esta semana un nuevo proyecto en el que ha sustituido la frialdad de las cuatro paredes blancas de una consulta médica por un ambiente natural, en medio de la naturaleza, utilizándola como un aliado en su lucha por la deshabituación tabáquica.

Tras varias experiencias puestas en marcha tras la pandemia de coronavirus por el equipo del doctor Juan Antonio Ortega, responsable de esta unidad de la Arrixaca, y en las que se han llevado a cabo consultas en la naturaleza con niños y sus familias, así como con embarazadas, ahora se da el paso de usar este entorno natural para ayudar a abandonar el tabaco.

«Hemos planteado el proyecto como una terapia grupal integrada en el medio ambiente para gestantes y sus parejas para así aprovechar las ventajas que nos ofrece la naturaleza, este baño de bosque, para que reducir el nivel de estrés que provoca decir ‘no’ al tabaco y que se sientan más relajadas», explica el enfermero Miguel Sánchez, uno de los responsables de la iniciativa y miembro de la Unidad de Salud Medioambiental Pediátrica del hospital de El Palmar.

En este caso, indica que abandonar este hábito tiene una parte muy emocional en quienes dan el paso y «hacerlo en medio de la naturaleza ayuda a relajar al usuario».

El programa se ha organizado con una sesión semanal durante cinco semanas y en ellas las embarazadas, solas o acompañadas de sus parejas, participan en una ruta caminando de cuatro kilómetros. Tras esa caminata realizan una parada en el camino con esterillas y aprovechan para hablar con los profesionales sanitarios que les acompañan sobre el tabaco, lo que les inquieta, y aprenden técnicas de relajación y consejos para reducir su consumo.

Contaminación

El humo del tabaco contamina el aire que respiran el 50 por ciento de los niños de España.


Más riesgo de enfermar

Los niños que viven con personas fumadoras enferman con mayor frecuencia, sufren infecciones de oído, bronquitis, crisis de asma y tos.


Muerte súbita

El humo del tabaco en el medio ambiente también está vinculado al Síndrome de Muerte Súbita del niño pequeño.


Inhala más que un adulto

Un niño respira más veces por minuto que un adulto y, por lo tanto, inhala más humo de tabaco. A esto se une que elimina peor los tóxicos.


Más expuesto

El niño suele estar en brazos, con la nariz pegada a la ropa contaminada con el tabaco.

«Las participantes se tienen que plantear metas, pero hay que ser realistas y deben ser objetivos que puedan cumplir», señala Miguel Sánchez, al tiempo que añade que «aunque no se pueda abandonar de golpe, se puede ir reduciendo el consumo en un primer momento, ya que dejar de consumir un sólo cigarrillo ya es darle salud a tu hijo, le estás regalando vida y eso también es un logro».

Junto a Paqui también acudía ayer a esta primera sesión del programa de deshabituación tabáquica Helena, mamá primeriza embarazada de 30 semanas y fumadora. 

Ella, al igual que sus compañeras, supo del programa a través de su matrona, que fue quien la puso en contacto con el equipo que lo ha impulsado desde la Arrixaca. «Reconozco que me encuentro mal y por ello lo hablé con mi matrona», explica.

Helena es fumadora desde hace muchos años, no sabe concretar cuantos, y aunque reconoce que «me está costando mucho», en estas semanas ha logrado reducir el consumo de tabaco y ha pasado de unos 15 cigarrillos diarios a entre 2 y 3 al día, lo que ya supone un logro.

El caso de Paqui es distinto. Este es su segundo embarazo, con el primero logró dejarlo, pero «esta vez no sé qué me pasa, pero me está costando mucho más», dice. Su pareja también fuma y aunque no lo hacen dentro de la vivienda, afirma convencida que «cuando nazca mi hija lo dejaremos los dos, ya lo hemos hablado».

El enfermero Miguel Sánchez recomienda que «siempre que sea posible, es importante que las embarazadas vengan en pareja si la otra persona también fuma, ya que así logran implicarse los dos. Es difícil dejar un hábito si tienes la tentación en casa».

Este especialista apunta también que la mayoría de los embarazos son deseados, pero no planificados, y esto hace que a muchas mujeres fumadoras no les dé tiempo a dejarlo antes de saber que lo están. De ahí la importancia de apoyarlas y acompañarlas en el proceso. 

Ellas mismas reconocen que sienten que las miran mal cuando las ven con un cigarro, de ahí esa doble pena que sufren.

Para que no se sientan solas, desde la Unidad de Salud Medioambiental Pediátrica de la Arrixaca también se les hace un seguimiento telefónico para saber cómo se encuentran y antes de iniciar el programa se les hace un test para conocer su grado de dependencia a la nicotina y el nivel de motivación para dejar este hábito nocivo.