Tos, sensación de ahogo, dolor en el pecho y sibilantes (pitidos en el pecho por la mañana, por la noche o al hacer ejercicio) son algunos de los síntomas del asma, una enfermedad provocada por la inflamación de los bronquios y que afecta a unos 180.000 murcianos.

De ellos, un 5% sufre asma grave, un total de 9.000 pacientes, que son atendidos en las Unidades de Asma Grave que hay en la Región de Murcia acreditadas por la Sociedad Española de Neumología. Estas están en el Hospital Virgen de la Arrixaca y Los Arcos del Mar Menor, a las que se ha sumado también recientemente el Hospital Lorenzo Guirao de Cieza.

En la mayoría de los casos la dolencia se puede controlar con los fármacos convencionales. Pero entre los pacientes que desarrollan asma grave son frecuentes los reingresos y hay un consumo de medicamentos elevado, lo que hace que los afectados tengan mala calidad de vida que llega a afectarles psicológicamente.

Hasta hace poco estos enfermos prácticamente sólo disponían de corticoides para poder sobrellevar el asma, con la gran cantidad de efectos secundarios que tienen, además de que no llegan a controlar del todo el asma en determinados pacientes.

Sin embargo, en los últimos años han aparecido los fármacos biológicos, elaborados a partir de organismos vivos como bacterias, levaduras o células de mamíferos y que están cambiando el manejo de esta enfermedad. «Con los fármacos biológicos se mejora el control de la enfermedad, se reducen los ingresos y mejora de forma importante la calidad de vida del paciente», explica a La Opinión Rubén Andújar, responsable de la Unidad de Asma Grave del Hospital Virgen de la Arrixaca.

El doctor Andújar indica que la sospecha de la enfermedad aparece cuando hay una respuesta variable de los bronquios y se estrechan ante el aire frío o con algún alérgeno, por lo que esa sospecha hay que confirmarla mediante pruebas complementarias.

"La llegada de estos medicamentos ha supuesto una revolución en el tratamiento del asma

Una vez diagnosticada la enfermedad se inicia el tratamiento farmacológico, dividido en distintos escalones según la gravedad o la respuesta a los fármacos. El tratamiento comienza con corticoides inhalados, a los que se suman broncodilatadores si la respuesta no es la adecuada.

En el caso de que el paciente no responda a ninguno de estos medicamentos se analiza su tipo de asma y se plantea el uso de fármacos biológicos, principalmente en pacientes con mala calidad de vida en los que la falta de aire les limita incluso el movimiento.

«Los primeros fármacos biológicos comenzaron a surgir en el año 2015 y supuso una auténtica revolución en el tratamiento del asma alérgico», señala Rubén Andújar.

Estos medicamentos son caros, pero la evolución del pacientes se percibe en muy poco tiempo. El responsable de la Unidad de Asma Grave de la Arrixaca recuerda el caso de una paciente que «llegó llorando a la consulta porque vio de lejos que llegaba el autobús que quería coger en la parada y pudo llegar a tiempo andando rápida sin ahogarse. Para ella fue una experiencia increíble y llegó emocionada a contárnoslo».

El tratamiento con fármacos biológicos es inyectable e intravenoso. Las tres primeras dosis se administran en el propio hospital y si el paciente es capaz de aprender a ponérselas se le facilitan a través de farmacia hospitalaria las subcutáneas para que se las administre él mismo en casa cada 15 días haciéndole un seguimiento. El doctor Andújar es optimista y aunque el asma es una enfermedad crónica, cree que «quizá con los fármacos biológicos, en un futuro, se pueda llegar a curar».