Evita los alérgenos que más te afecten. Debes mantener tu entorno libre de las sustancias que pueden empeorar tu asma, como el polvo, los ácaros, hongos o el pelo de los animales.

Realiza ejercicios respiratorios habitualmente. Aprende y practica de manera regular ejercicios que te ayuden a controlar la respiración y la ansiedad cuando llegue una crisis.

No fumes y aléjate de los ambientes con humo. El tabaco es uno de los desencadenantes del asma, porque incrementa la inflamación bronquial.

Llévate el sentido común cuando viajes. Siempre que el asma esté bien controlado y sea estable, una persona asmática puede viajar como cualquier otra, pero ha de llevar consigo siempre sus medicamentos habituales.

Toma todos los días tu medicación, incluso aunque no sufras síntomas. Para lograr controlar tu asma y disfrutar de una buena calidad de vida, es muy importante que tomes la medicación que tu médico te haya prescrito en la dosis, frecuencia y duración indicadas.